Ella tiene un cutis...

...macilento. No se me ocurre otra palabra, a pesar de que "macilento" me resulta casi un arcaísmo, una palabra cuyo sentido desconozco o ya no me pertenece. ¿Cómo es, cómo puede ser, un "cutis macilento"? ¿Qué otras cosas que un cutis pueden ser "macilentas"? No sé cómo se usa la palabra, desde qué cara, o con qué decisión o modestia podría ser dicha. Claro que puedo recurrir al diccionario. "Flaco y descolorido", dice. Entonces sí, podría usarla para darles la idea: ella tiene una piel descolorida. Aunque no sé si descolorida, porque bien mirada tiene un vago tinte diría que verdoso. Capaz que es un efecto de la luz que entra por la ventana, porque pareciera que su piel carece de luz, dicho en dos sentidos: a) tiene ese tono apagado que otorga el prolongado encierro, esa falta de exposición al sol hace que b) una piel no ilumine, no irradie, no emita, a su vez, luz.

Y su cuerpo. Un cuerpo enjuto. Ahí tienen. Parece que toda ella transmite antigüedad; a pesar de su ropa nueva y elegantemente combinada, no se me ocurre decir de su cuerpo otra cosa sino que es un cuerpo enjuto. ¿Y qué catzo es un cuerpo "enjuto"? ¿Quién usa todavía esa palabra? ¿Y de dónde la habré sacado? Nadie en mi familia, ni en mi barrio ni en mi lugar de trabajo la emplearía espontáneamente, creo, si no fuera para hacerse el gracioso, el rebuscado. Creo que yo la he sacado de libros (ya digo: rebuscado), especialmente traducciones. Novelas policiales, ponele. Nunca falta un personaje de "cuerpo enjuto". Pero bueno, el de ella podría describirse así. Será por su marcada delgadez o por los hombros angostos, que sin embargo no parecen caídos, coronando una espalda curvada. No, su espalda es recta. Si hubiera estado curvada y sus hombros caídos, lo hubiera dicho de esa manera: "ella tiene los hombros caídos y la espalda curvada" y quizás no me hubiera privado de apuntar una fórmula convencional del tipo "como abrumados por alguna de las formas del cansancio", o algo por el estilo. Pero no es el caso, su postura es erguida. Y tampoco es la delgadez, sino la sensación de que algo falta en ese cuerpo, o, sería mejor decir, algo le ha sido quitado, como hace unas líneas decía lo de la luz. Aunque parece algo quizás más inmaterial, como una falta de energía... o no, pensándolo bien, no es eso, es una falta de densidad, una ausencia de masa, en definitiva, algo bien físico: un cuerpo enjuto.

Energía no le falta. Sus modos son bruscos, violentos, como si estuviera enojada. "Estará enojada", podrán decirme ustedes. Y sí, claro, pueden tener razón. Quizás esté enojada, pero se trataría de una especie de enojo perdurable, uno que alienta la forma airada con que cierra la portezuela del compartimiento de equipajes exhibiendo su diestra huesuda y tensa, que inspira la violencia con que se deja caer en su butaca, pero sobre todo, que determina la expresión de su boca, incansablemente fruncida (aún cuando luego de un rato de trayecto se ha dormido), adoptando eso que no puede llamarse sino un rictus, es más, un rictus amargo, vean ustedes, eso: un rictus amargo, que no otra cosa puede decirse de esa expresión.

Algo ha sido quitado de ese cuerpo, de esas manos huesudas, de esas tetas chicas que no podría comparar sino con uvas pasas, o ciruelas, o hasta duraznos, para no dar la impresión de que son tan chicas, porque no es una cuestión de tamaño, pero en todo caso pasas, frutas de las que, por definición, ya lo digo, algo se ha quitado. Y cuando por fin se para y le miro el culo, descubro una aparente paradoja: un culo flaco y caído. ¿Puede haber algo más triste que un culo flaco y caído? Conozco culos gordos que, por acción de la gravedad, impiadosa con su exceso, lucen caídos, pero no transmiten tristeza. Es más, recuerdo un par de danzante alegría caribeña casi literalmente desbordante e incontenible. En cambio, un culo flaco y caído me resulta triste de toda tristeza, un culo que dibuja la curva propia, inequívoca, de la línea que determina el sentido del emoticón de la pena. La misma curva dibuja su boca, algo que tiene que ver, sin dudas, con la gravedad, y no sólo la que ejerce la Tierra.

Decía un personaje de Poe: "cuando quiero saber qué está pensando alguien, trato de imitar la expresión de su rostro", y si no era de Poe era de alguien más y no tiene la menor importancia. La cuestión es que me pregunto si ella será una persona triste. Podría, en el próximo viaje, intentar hablar con ella, ya se sabe: las apariencias engañan, lo esencial es invisible a los ojos y etécetera, etcétera, etcétera...