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Charlotte Despard



Charlotte Despard speaking at an anti-fascist rally in Trafalgar Square, London. June, 1933 

Represión policial contra el escrache feminista en Madrid

Ayer día 16 de mayo, varios centenares de personas se concentraron en la calle Génova de Madrid ante la sede del PP, para protestar por las medidas de corte fascista que quiere llevar a cabo el ministro de justicia Ruíz-Gallardón sobre el aborto. 


fotografía de @juancarlosmohr
Allí se vivieron, una vez más, escenas sangrantes de violencia desproporcionada por parte de las fuerzas de seguridad del Estado, y en el siguiente vídeo se puede ver cómo, además de agredir a los participantes del escrache feminista, le colocan una navaja a un detenido que no le pertenece. 



Vídeo de @juancarlosmohr

Cuando el escrache en Génova se da por terminado, los concentrados deciden dirigirse al domicilio de Gallardón, y allí la policía continúa reprimiendo. Entre otros, se llevan a esta persona detenida con la cara ensangrentada debido a esa injustificada actuación policial:


¿Y qué pasa con el trabajo de las mujeres de los grandes escritores rusos?

Sofía y Leon Tolstoi
Los grandes escritores rusos, desde Dostoievski, Tolstoi, Nabokov, Bulgakov, Solzhenitsyn, hasta Mandelstam, con frecuencia son descritos como genios solitarios. Pero muchas de sus obras maestras fueron fruto de la colaboración con sus parejas. Muy lejos de ser ellas meras pasivas taquígrafas, se convirtieron en sus correctoras, documentalistas, editoras, y más allá. 

"Lo que la gente sabe es que Sofía hizo copias de las grandes novelas de Tolstoi, pero en realidad fue mucho más lejos", afirma Alexandra Popoff, autora de este libro sobre el tema. "Juntos discutieron sobre su obra, ella fue la chispa sin la cual ese Guerra y Paz que el mundo entero admira, no habría  existido".  

La Literatura inglesa cuenta con escritoras fundamentales, pudiéndonos remontar al siglo XVII con la dramaturga Aphra Behn. También hubo otras mujeres de escritores occidentales como Zelda Fitzgerald y Martha Gellhorn (casada con Ernest Hemingway), que mostraron poco interés por convertirse en notas a pie de página de la vida de alguien. 
Anna Dostoievski

Pero hasta la mitad del siglo XX, la prosa rusa estuvo dominada casi completamente por hombres, que fueron leonizados y convertidos en héroes nacionales. De sus mujeres se esperaba que se dedicaran a cultivar el genio de sus maridos, un papel que muchas jugaron con gran empeño.

El modelo quedó establecido por los Dostoievski y los Tolstoi. Sofía Tolstoi hacía copias de los trabajos de su marido, de sus diarios y sus cartas, trabajando en ellos hasta bien entrada la noche después de haber pasado el día cuidando de la casa y de sus 12 hijos. Además le sirvió de musa, siendo ella la fuente de inspiración para la historia de amor entre Kitty y Levin en Anna Karenina

Dostoievski le dictó Crimen y castigo y Los hermanos Karamazov a su mujer Anna, dándole a muchos de sus personajes cualidades que venían de ella. "Fyodor Mikhailovich fue mi ídolo, mi dios", escribió Anna, eternamente entregada incluso tras haber hecho de enfermera durante su adicción al juego, que la terminó hundiendo en la miseria. 

Estos arquetipos fueron imitados, en ocasiones de manera consciente, por futuras parejas. Antes de su matrimonio, Tolstoi le dio por escrito a Sofía una relación de sus previas aventuras sexuales, incluyendo el relato que cuenta cómo se contagió de gonorrea tras acostarse con una prostituta, un episodio que recrearía después en Anna Karenina. Nabokov, que idoltraba a Tolstoi, hizo exactamente lo mismo con su mujer Vera. 

Vera y Vladimir Nabokov

Algunas de estas mujeres llegaron incluso a arriesgar sus vidas por el trabajo de sus maridos. 

Es el caso de Natalia Solzhenitsyn (en la foto, junto con Alexander). Ella conoció a su futuro marido a los 28 años, cuando preparaba su doctorado, y él ya era famoso por Un día en la vida de Ivan Denisovich. Además de realizar un extensivo trabajo de investigación para sus novelas históricas, de editar y recopilar sus obras, Natalia llevó y diseñó todo el contrabando de sus trabajos al Oeste, preservando The Gulag Archipelago y otros textos cruciales.

Muchas continuaron trabajando para sus maridos cuando ya fueron viudas. Yelena Bulgakov luchó incansablemente para asegurarse de que El maestro y Margarita fuese publicado tras la muerte de su marido. Además, el personaje de Margarita estaba inspirado en ella.   Por otro lado, tras la muerte del poeta Osip Mandelstam en un campo en Siberia, Nadezhda (en la imagen de la derecha) movió su archivo secreto a través de la toda la Unión Soviética. También escribió dos muy buenos libros de memorias: "Esperanza contra esperanza", y "Esperanza abandonada". 

Aquellas  relaciones llegaban a ser devoradoras. Tal y como lo puso Nabokov, él y Vera tenían "la misma sombra". Dostoievski, Mandelstam y Nabokov, todos afirmaron que no eran capaces de escribir si ellas no se encontraban cerca. 

Según cuenta la poeta Anna Akhmatova tras conocer a  Mandelstam y Nadezhda, "él no la permitía que se mantuviese fuera de su vista, era un celoso enfermizo, y le pedía consejo sobre cada palabra de sus poemas. Nunca había visto nada igual". 

Pero también algunas de estas mujeres encontraron que esta autoinmolación era llegar demasiado lejos. Sofía Tolstoi pintaba y escribía. Su marido tomó prestado de una de sus novelas de juventud el nombre para la heroína de Guerra y Paz: Natasha. Y en medio de la conversión religiosa de él, Sofía comenzó a lamentar su devoción. En su libro de memorias Mi vida, que no se publicó hasta 2010, escribió: "Todos me preguntan: ¿por qué una mujer sin valor como tú necesita una vida artística o intelectual? A esta pregunta solo puedo responder: No lo sé, pero suprimirlo eternamente para servir a un genio es una gran desgracia."


Yelena y Mikhail Bulgakov

Cuando Sofía cedió su papel como confidente al discípulo de Tolstoi, Vladimir Chertkov, se encontró con que la habían excluido completamente de su círculo. Sus acólitos incluso se negaron a permitirle que se acercara a su lecho de muerte. Por culpa de la influencia de Chertkov, ella sería retratada durante mucho tiempo como una "mujer pañuelo incapaz de apreciar el genio moral de Tolstoi", según afirma Andrew Kaufman, autor de Comprendiendo a Tolstoi.


Pero según Kaufman estas actitudes están cambiando. "Ahora los rusos empiezan a estar  listos para humanizar e incluso criticar a sus grandes figuras, descubriendo sus fallos e hipocresía moral. La antipatía general hacia el extremismo moral de Tolstoi y hacia cómo éste trataba a su mujer e hijos, forma parte de esta  tendencia". 

"Hoy día hay grandes escritoras rusas como Lyudmila Petrushevskaya y Tatyana Tolstaya, que están adquiriendo fama mundial, con lo que este tipo de relaciones parece que empiezan a formar ya parte del pasado", afirma Popoff en su libro The Wives: The Women Behind Russia's Literary Giants. 


Pero entonces, uno no sabía dónde empezaba y dónde terminaba esa colaboración. Y estas mujeres forman una parte fundamental de la Literatura rusa. 

Amanda Lear, la musa transexual de Dalí, en un anuncio de 1967


Amanda Lear aparece aquí fotografiada por David Bailey para el número de Vogue de diciembre de 1971 editado por Dalí.

Una anécdota curiosa es que en 2002 relató a la prensa un incidente vivido con Claudia Schiffer unos años antes. Un productor de Hollywood planeaba rodar una película sobre su libro Mi vida con Dalí (publicado en 1986), y la actriz elegida para encarnar su papel fue Schiffer. Ambas se citaron en un restaurante, y Claudia Schiffer le preguntó a Amanda: «Adoro tu libro, ¿quién te lo escribió?». A lo que la Lear, molesta, le respondió: «Lo hice yo, ¿y a ti quién te lo leyó?». El proyecto de la película, obviamente, no prosperó.

Vídeo: Anaïs Nin habla sobre sus heroínas y el LSD

Anaïs Nin fue una de las más notables escritoras de literatura erótica femenina y una de las primeras en explorar ese género, puesto que en el mundo occidental,  antes que ella, la literatura erótica escrita por mujeres era muy escasa, con algunas pocas notables excepciones.

Con su dulzura y serenidad habitual, en este vídeo habla sobre algunas de sus heroínas favoritas, mujeres rebeldes como la psicoanalista Lou Andreas-Salomé y Carresse Crosby, libertina, antibelicista y editora de Joyce, Kay Boyle, Hemingway, Hart Crane, D.H.Lawrence, René Crevel, T.S. Eliot y Ezra Pound. 

Además comenta su experiencia con el LSD, que define como un "mundo accesible al poeta, al artista", en el cual ella "se convirtió en oro".



Vía: dangerous minds