El astronauta



Un astronauta embauca al mundo entero con sus clases de cocina vía satélite. A través de internet podemos verle las 24 horas. El punto de cruz no se le da tan bien, pero necesita ocupar su tiempo ya que la nave conoce su rumbo y no requiere su ayuda para navegar. Así que pasa las horas construyendo edificios con cerillas, tocando la guitarra, ideando nuevos platos y haciendo encaje de bolillos. Hasta que la aguja de tejer lana se le cae sobre el control de mandos, la nave pierde el rumbo, y la conexión se llena de ruido arruinando la comida de todos los espectadores. Ese día, 12 millones de personas en el mundo comerán demasiado salado.