Mi perra me ha comprado un nuevo collar que me va con todo. Además, es estrangulador. Así que, cuanto más tiro, más me aprieta la garganta. Y cuanto más me aprieta la garganta, más saco la lengua y más colorada me pongo. A veces, hasta me mareo, como si me emborrachara un poco. Por eso no nos vamos nunca de vacaciones. No hace falta. Porque, como dice mi perra, "para ver hoolligans, nos quedamos en casa".