Programas de cocina
Anoche me desperté hacia las dos de la madrugada, con la cabeza demasiado revuelta como para leer lo que estoy leyendo, así que comencé a navegar por los canales de televisión, en busca de casi cualquier cosa que no fuera un programa basura de cotilleos, un reality o un casino. Y aterricé en un canal en el que dos monjas cocinaban. Daba muy mal rollo porque todo era muy feo: la cocina, los hábitos grises de las dos mujeres... y el diálogo que mantenían era soporífero. Pronunciaban palabras sin decir nada. En ocasiones hasta parecía una crítica, de raro que era todo. Entonces sacaron una bandeja del horno con un pescado. Y me sorprendió que hicieran una receta tan, tan básica, sin añadirle ninguna gracia. Apareció entonces un letrero muy feo a pantalla completa con los ingredientes que habían utilizado. La cosa trataba de imitar una especie de pergamino pegado a un mueble castellano. Y decía: 1 filete de pescado, una cucharadita de aceite de oliva, ajo y sal. Vamos, acababan de resolver un gran misterio gastronómico. A continuación dieron paso a una monja más mayor, Sor Nomeacuerdoqué, que se disponía a descubrirnos una ensalada que sería las delicias de cualquiera. Así que, empezó a mezclar en un cuenco lechuga, tomate y atún, utilizando las manos. En eso consistía la ensalada. Y a continuación el panel con los ingredientes: Ensalada Sor Nomeacuerdoqué. Ingredientes: Lechuga, tomate y atún. Y se despidieron hasta la próxima semana.