Patente de corso: algunos derechos reservados

El negocio está instalado en una galería comercial. Tiene las paredes cubiertas con exhibidores repletos de CD's.

-Estoy buscando juegos para PC -el nene, a mi lado, mira expectante las cajas apiladas sobre el mostrador. Esas cajas revelan algo que no esperaba yo que fuera de otro modo: todas sus tapas están impresas con impresora de chorro de tinta.

-Tengo estos -me dice el que atiende mientras me pasa una carpeta. Contiene fotocopias o escaneos de las tapas de los juegos disponibles- ¿Tenés idea de qué máquina tenés?

-Un AMD Athlon 64 a 3200 Mhz con 512 de RAM y video NVidia integrado -le recito.

-Ah, es poca máquina. La mayoría no te va andar... algunos si detectan el video integrado directamente ni se instalan...

-Vemos qué tenés y elegimos alguno. Vos nos decís si puede andar... -y nos ponemos a mirar el catálogo.

-Este, pa, quiero este -exclama el interesado y señala con su dedito.

-¿Este andará en mi máquina? -le pregunto al vendedor.

-Puede ser, acá lo tengo -me informa, y me pasa una caja. La abre para mostrarme que el CD, plateado, sin marca y rotulado a mano con marcador indeleble, está bueno, sin rayaduras.

-Yo te digo porque no lo podés llevar y probar. Si no te anda no lo podés cambiar. Imaginate, vos lo grabás y después me decís que no te anduvo y te llevás otro...

Me río. Claro. En definitiva, el capitalismo es así: el sistema funciona sólo si algunos pueden ser piratas.