La creación según San Francisco

Érase una vez, hace muchísimo tiempo, cuando el Universo no consistía en nada más elaborado que un servidor tratando de convencer a todos y cada uno de los miembros de este maravilloso público de que era entonces nada más, pero nada menos, que un enorme sillón marrón suspendido en el medio del vacío enorme, que un rayo de luz bajó de las alturas, se manifestó el buen Señor, miró el sillón y dijo: "¡A la pelota, qué lindo sillón! Con un par de margaritas y la compañía adecuada, podría ser un éxito comercial."

"Pero lo realmente necesario", dijo el gran Dios, "es un piso donde apoyarlo". Para realizar su proyecto arquitectónico, el buen señor convocó al Celestial Cuerpo de Ingenieros y cantó una bonita canción en alemán, el idioma que usa cuando debe tratar asuntos importantes: "Gib zu mir etwas Fussbodenbelag / Unter diesen fetten fliessenden Sofa", que como todos sabemos significa: "Hágase el piso debajo de este enorme sillón flotante". Entonces, incontables tablas de roble cubrieron el vacío hasta donde la vista alcanza, extendiéndose de un extremo al otro del mundo.

El Señor dejó a un lado su enorme cigarro, se sentó en el encantador sillón y procedió a revelar el grueso de su mensaje tocando con un pequeño clarinete eléctrico una canción que decía más o menos así...

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