"Pero lo realmente necesario", dijo el gran Dios, "es un piso donde apoyarlo". Para realizar su proyecto arquitectónico, el buen señor convocó al Celestial Cuerpo de Ingenieros y cantó una bonita canción en alemán, el idioma que usa cuando debe tratar asuntos importantes: "Gib zu mir etwas Fussbodenbelag / Unter diesen fetten fliessenden Sofa", que como todos sabemos significa: "Hágase el piso debajo de este enorme sillón flotante". Entonces, incontables tablas de roble cubrieron el vacío hasta donde la vista alcanza, extendiéndose de un extremo al otro del mundo.
El Señor dejó a un lado su enorme cigarro, se sentó en el encantador sillón y procedió a revelar el grueso de su mensaje tocando con un pequeño clarinete eléctrico una canción que decía más o menos así...
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