En estos días tuve una conversación con un productor rural que, comparado con lo que nos vamos acostumbrando en esta zona, resulta un tanto particular.
Vive en el campo, su casa está provista de electricidad por un pequeño generador. Se moviliza en una F100 bastante viejita.
Como a la mayoría de los productores rurales, en la década de los 90 le fué muy mal y recién ahora está "enderezando la chata".
Su explotación está donde hace varios años era considerada marginal, todavía tiene espacios (isletas) con monte natural. No cultiva soja, se dedica a la crianza de terneros y los vende apenas superan los 200 kgs. También tiene tambo.
El mismo trabaja en las pasturas, en la crianza y en el tambo. No concibe la tierra como un bien transable por pesos o dólares o algo para alquilar mientras se mira el ombligo. No ve en las vacas simplemente "unidades de producción" sino "compañeras de producción", que tienen cada una su propio nombre. Cuando me contó de cómo el romerillo le mató 40 novillos, el pesar que me trasmitió no fué por el valor en $$ que significaban, sino por los propios animales.
En esta charla de contenido inesperado, me dijo algunas cosas que yo clasifico así:
Su visión y misión:
Sus amigos que le piden que se dedique a la soja "porque las vacas no sirven", y él les contesta: "yo sigo produciendo leche y carne porque la gente toma leche y come carne, y quiero verte a vos criando un chico con leche trucha y asando un costillar de soja".
El ambiente:
"Con el glifosato matan los yuyos, pero también las plantas buenas, matan los bichos y todos los animalitos, matan la tierra, matan a sus vecinos y se matan ustedes"... y me contó de una maleza resistente que después de una aplicación se agacha, pero a los dos días está como antes, y cerró el comentario diciendo: "la vida siempre gana".
Lo político:
"El voto del Vice Presidente es pura politiquería. Entiendo a la Sociedad Rural y a CARBAP, pero no entiendo a Federación Agraria".
Lo social:
"Se pierde la costumbre del trabajo, si te descuidás los jóvenes te atropellan con sus 4x4, se pasan todo el día en el bar y explotan a los pobres changarines".
El hombre quiere a su tierra , sus animales y sus herramientas. Y se nota.
Cuando se fué, mientras lo veía alejarse me quedé pensando: "acá, en la Argentina, entre el Gobierno y la Mesa de Enlace a estos tipos los revientan, en Europa los cuidan".
Un placer la charla con Juan, de La Puerta, Córdoba, chacarero auténtico.
