...de aromas y recuerdos...

Hay instantes que se quedan grabados en tu mente por un olor en particular. La nota de una esencia que se anuda a tus recuerdos y se queda ahí; dispuesta a traer a colación esa memoria escondida el momento menos pensado, cuando intempestivamente caminando por la calle notas de ese aroma repentinamente activan una cascada de imágenes, cual polaroids secuenciales de momentos que creías olvidados.

Cómo cruzar el charco e ingresar en una casa justo cuando están sacando un pastel del horno y de repente sientes que el mundo se comprimió y estás en la cocina de tu abuela esperando que te sirvan un pedazo de ese pastel que huele tan bien.

Cómo abrir la ventana del auto cuando viajas a tierras más bajas y sentir el aire más cálido y lleno de humedad, con un olor más dulce y recordar tus brazos cruzados sobre la ventana totalmente baja cuando eras una cría de humano con la cara estirada al máximo por la velocidad y los cabellos revoloteando sin ton ni son por todos lados, feliz de escapar por algunos días de UIO.

Cuando acercas a tu boca una fruta para morderla y al hacerlo recuerdas mañanas enteras corriendo en un huerto plagado de árboles frutales tan cargados que sus ramas bajaban cansadas hacia el suelo en busca de soporte para tanto peso.

O el olor a menta de ese brillo que te recuerda esos labios suaves que primero se acercaban despacio, exploradores y que luego se volvieron más atrevidos y juguetones y que al separarse de los tuyos se llevaban algo de ese aroma refrescante.

Cómo ese aroma tan sintético de los dulces importados que dicen ser de alguna fruta, y que sabes que no puede ser ni natural ni bueno bajo ninguna circunstancia, pero que sin embargo te recuerda a compartir esos caramelos sólo con tus mejores amigos.

O el extraño olor a aire descontaminado y súper filtrado que tienen las cajas de los equipos de computación, que te remontan a la ilusión de abrir la caja de la primera mac que alguna vez tuviste...o las medicinas que disparan momentos de angustia, incomodidad y dolor con solo llevar su aroma a tus fosas nasales.

Toparte repentinamente con un olor conocido simplemente te escinde por un segundo del aquí y el ahora y te remonta a tus memorias.