La sombra de la campaña

En esta campaña escuché todas las presentaciones hechas en persona pero no fui asiduo oyente de programas radiales donde participaran los candidatos. Sintonicé cada tanto alguna de las fm locales y, si bien nunca alcancé a cubrir un espacio completo, pude percibir cierta buena onda y optimismo aunque con algunas chicanas que, en el marco de una campaña electoral, me parecieron pasables.

Me topé con una novedad el jueves 9 cuando "enganché" por internet la FM Impacto y noté que el tono del programa era de velatorio, y el comunicado oficial de la radio leído al cierre no dejaba ninguna duda, algo sucedió, y se lo podrá llamar con cualquier eufemismo políticamente correcto, pero no es otra cosa que una amenaza, "un apriete", y los responsables de la radio parecen haber acusado recibo.

Ahora bien, para que un "apriete" resulte efectivo debe cumplir algunos requisitos básicos:
  1. el amenazado debe estar convencido de que es real y no una broma;
  2. el amenazador debe ser conocido, en forma directa o indirecta, por el amenazado;
  3. el amenazador debe tener suficiente poder político, económico o patoteril para cumplir con la amenaza;
  4. el daño emergente del cumplimiento de la amenaza debe ser muy alto.
La torpeza política del "operador" en cuestión enrareció el clima de la campaña y perjudicó a todos.

Lo que me molesta, y mucho, es cierta tendencia a instalar en la opinión pública que la culpa del hecho es de la víctima por la práctica consistente en leer al aire, en "crudo", los sms dirigidos a los candidatos, aún los que podían considerarse insultantes y fuera de lugar. La excusa es lamentable porque lleva a establecer como socialmente aceptable un procedimiento patotero. Más lamentable porque se hubiera evitado cualquier confusión pautando claramente las reglas de las entrevistas. Además, si alguien se sintió afectado podía manejar la situación de mil maneras civilizadas lejanas a una amenaza.

Este apriete no fué el único, aunque sí el más conocido y frente al cual queda como anecdótica la molestia que se tomó un arrebatado de ir hasta el lugar de trabajo del integrante de una lista, a reprocharle su participación.

Es hora de trabajar seriamente en un marco democrático.

Con todo, hasta hoy la campaña de este año tiene una innegable calidad en comparación con las dos últimas. Esperemos que no se desmadre en los días críticos que restan.