Podemos cerrar nuestros ojos para no ver,
cubrir nuestros oídos para no escuchar,
e incluso engañar a nuestra mente para no pensar.
Pero no podemos hacer que nuestro corazón
deje de latir por aquello que desea.
Personalmente, mi corazón es terco como una mula.
Y lo agradezco.
Con cariño, Erli.