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Hasta tomar la decisión de hacer una escalera de hierro a medida para nuestro domo, hemos barajado opciones hasta poner el cerebro a punto de nieve.
Hacemos en este post un repaso de todas ellas y el porqué fueron rechazadas.
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Nuestras opciones desechadas, todas ellas de ahorro de espacio, son las siguientes:
De caracol. Además de que a Esther no le gustan mucho por que se marea, para salvar el problema de la curvatura, teníamos que ponerla prácticamente en el centro del domo y nos estropeaba la amabilidad de la circunferencia.
Adosada a la pared. Fue la primera opción, ir dejando escalones encallados en la construcción para poder subir siguiendo la curvatura del domo. No es viable porque tenemos las vigas. Llegamos a pensar en esta opción como escalera externa pero generar una puerta en la zona alta del domo es algo muy complicado.
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Vertical extensible (de trastero americano) que la escalera se esconde al cerrar la puerta, en la parte superior necesita unos mecanismos donde va insertada la escalera que nos comía mucho espacio de la habitación. Además de más caras siguen siendo una cutrez incómoda e insegura.
Ante todo este pampaneo hemos decidido hacer a medida la escalera que queremos.
En un primer tramo van unidas a la pared, hasta que la altura que vamos tomando llega al 1.80, para evitar darnos con las vigas en la cabeza, a partir de ahí tendremos un descansillo de dos peldaños que nos da la posibilidad de cambiar la dirección de subida y sigue en recto hasta el centro de la estancia superior.
Estos son los planos del diseño definitivo que llevará a cabo la mano experta del herrero de la familia.