Fertilización cruzada

Hace unos días, Kaco compartía su versión de una anécdota que involucraba a Picasso. En los comentarios, Luciana mencionó otra versión que ponía el énfasis en la prepotencia del tiempo que, por inercia, haría el lugar para lo que estaba ya en calidad embrionaria y que el artista manifestaba por adelantado, cual oráculo o profeta.

En el cruce entre ambas versiones, pensando si uno modela o no su propia fisonomía, yo recordé el monólogo de uno de los travestis de Todo sobre mi madre. En el diálogo con Kaco y Luciana, me pregunté si el retratista de la anécdota tenía menos la facultad de adivinar el futuro que la de ver el sueño, ese conglomerado de fuerzas que estaba operando y que haría que el retratado llegara a parecerse a lo que siempre soño de sí.

Estaba todavía en la reflexión sobre el lugar inaccesible entre el destino y el libre albedrío, entre lo que seremos porque no nos queda otra y lo que seremos capaces de construir con eso, en la inaprehensible grieta entre las estructuras estructuradas y las estructuras estructurantes, cuando llego a estos versos de Jorge Dipré: "...tomar la foto de lo que / seremos / escribir el poema / del advenimiento..."

Y encuentro (o me invento) un dibujo con todo esto ...

...el tiempo pasa como oruga sobre hoja

... eso, hoja, y se la va comiendo. El tiempo de la hoja es medido por la parsimonia de la oruga, que dibuja el pespunte de su apetito hasta que pasa a ser otra cosa, radical y mágica transformación por la cual algo que ya estaba, embrión en lo que estaba, enredepente: ¡puf! eclosiona, ve la luz, se da al mundo como una palmada, un aplauso, un rotundo remolino de rémoras y renacuajos y ya está, es mariposa. Si la hoja tiene suerte, el huésped cumplirá su tiempo antes de que el anfitrión haya dejado de ser, devorado. Aunque la hoja llevará hasta que caiga, agotado su propio tiempo embrión en lo que estaba, las marcas del tiempo de la oruga, conocerá, si tiene suerte, el comienzo del invierno, hasta donde ni en sueños piensa llegar la mariposa...

Tres golpes

A ver, hagamos la prueba. Digamos, digamos que el sexo es muerte. Digamos que el hastío, y que la mujer no existe, y que puto el que lee. Digamos, digamos todo eso y veamos qué ha cambiado. Si acaso tu boca fuera a acercarse más por eso, si acaso mi coraje fuera a ser más como para intentar el abrazo y el beso. Ahora que lo hecho hecho está y qué remedio, ahora que la otredad rotunda de esos otros de que somos causa y origen y circunstancia nos convoca a quehaceres nimios pero no por ello menos vitales, ahora que el termómetro marca 38 (y medio) y las vísceras se han dado vuelta como guante, como media, como bolsa de nylon, como explosión de bilis y moco y sobre todo eso, ¿no?, como si decir todo esto así o asá fuera a hacer que mi coraje y que tu boca, que la fiebre y que esos otros. Nah, no es así, o no necesariamente, no es cuestión de abundar en truculencias cuando a veces el pánico es tan minúsculo como esa gota, esa lágrima, esa cosita de nada, gracias, de nada, no hay de qué, no hay por dónde, no hay cómo, si no sabrías explicar el por qué del miedo y, si supieras, ¡qué remedio!, ¿quién puede sentir tu miedo en tu lugar?, porque el pánico no entra en la palabra, o entra, pero no se queda, o si, quién sabe. A ver, hagamos la prueba: digamos "cadáver" digamos "podredumbre" digamos alguna otra palabra grande, bruta, violenta, a ver, qué pasa, ¿se ha manifestado el fantasma?, ¿la señora gorda que nos hizo juntar las manos sobre la mesa ha comenzado a levitar? Escuchen, vean: ¡fueron tres golpes! ¡Yo los escuché! Con la diáfana claridad de los timbales. Tres golpes, o 400, ¿fantasma locuaz o apenas obse?, ¿conoce la diferencia la señora gorda? Ahora murmura. Quiere llevarnos a creer que tiene algo que decir o que algo le ha sido comunicado, que para eso es medium. Entremezcla palabras grandes, violentas, brutas. Si hasta ha logrado hacernos sentir su aliento fétido (¿habrá estado chupando una pija sucia?). A lo mejor sí, el fantasma ha venido a satisfacer el morbo de los oficiantes, que inclusive, hacen como que tienen miedo. Fueron tres golpes. Y los escuché claramente.

.::: fElIs nAvIdAd :::.

...feliz navidad a todos los kiero un kilo...

Hoy Es Cumple del Diego

Creo en Diego,
Futbolista Todopoderoso,
Creador de magia y de pasión.
Creo en Pelusa, Nuestro Rey, Nuestro Señor,
que fue concebido por obra y gracia de los Reyes del Fútbol,
nació en Villa Fiorito,
padeció bajo el poder de Havelange,
fue crucificado, muerto y sepultado,
suspendido de las canchas,
pero volvió y resucitó su hechizo,
estará dentro de nuestros corazones,
por siempre y en la eternidad.
Creo en el Espíritu Futbolero,
la santa Iglesia maradoniana,
el gol a los ingleses,
la zurda mágica,
la eterna gambeta endiablada
y en un Diego eterno.

DIEGO

...y kE sEAn mAs...

Three of a perfect pair

"El proceso de llegar a conocerse a sí mismo, enfrentándose a la propia contingencia, haciendo remontar a su origen las causas, se identifica [para Nietzsche] con el proceso de inventar un nuevo lenguaje, esto es, idear algunas metáforas nuevas. Porque toda descripción literal de la identidad de uno -esto es, todo empleo de un juego heredado de lenguaje con ese propósito- necesariamente fracasará. No se habrá hecho remontar esa idiosincrasia a su origen, sino que meramente se la habrá llegado a concebir como algo al fin y al cabo no idiosincrásico, como un espécimen en el que se reitera un tipo, una copia o una réplica de algo que ya ha sido identificado. Fracasar como poeta -y, por tanto, Para Nietzsche, como ser humano- es aceptar la descripción que otro ha hecho de sí mismo, ejecutar el programa previamente preparado, escribir, en el mejor de los casos, elegantes variaciones de poemas ya escritos."


Richard Rorty, en La contingencia del Yo,
Contingencia, Ironía y Solidaridad.


Bueno, estoy copypastero estos días, o transcribidor, que a los fines que me interesan vendría a ser lo mismo. Pasa cuando uno lee. ¿Y a qué viene esta larga cita de Rorty? Es mi reacción a la primera impresión que me causó este post de Carlos en su Añadiduras.

"Elegantes variaciones de poemas ya escritos". Y la pucha si el psicoanálisis es un gran poema que nos tienta a buscarle variaciones. Pero si algo hemos aprendido de él es que la elaboración de lo siniestro que preocupa a Carlos, que puede llegar a manifestarse desde un registro inefable, no es un esfuerzo por situarlo en la cuadrícula de las metáforas antiguas, literalizadas, creadas por otros, que siempre serán insatisfactorias o lo revelarán pueril. Para pensar eso me sirve Rorty, porque para él, repensando a Nietzsche (y a Freud, por cierto), el esfuerzo es más parecido al de crear un nuevo poema, "idear algunas metáforas nuevas".

Es cierto que para eso uno no tiene a su disposición sino las metáforas que le han sido dadas (el lenguajes es por definición ajeno), las que creó otro: la poética de Bolaño, la filosofía de Rorty, "lo siniestro" de Freud, si queremos. Esas viejas metáforas (¿acaso lo "heimliche"?) son la base a partir de la cual crear las nuevas.

Siempre me interpeló el isomorfismo (¿acaso superficial?) entre el triángulo edípico, la "herejía" lacaniana y la semiótica triádica de Peirce. Ni los niños ni el lenguaje nacen de un repollo. Los repollos nada saben de triángulos: son hermafroditas.

Y lo llamó "nota"

"Man's life as commentary to abstruse
Unfinished poem. Note for further use."

Don Juan Sombra, en Pale Fire, de Vladimir Nabokov, 1962.