Una de chicas de armas llevar

Liu estaba sentada con la espalda contra la cabina, mirando para atrás. Al volante, yo miraba por el espejo al tipo parado al fondo de la caja de la chata, las manos atadas a la espalda, mudo de rabia. Liu lloraba y yo estaba muerta de miedo. En los ojos de Liu había más pena que odio. Le apuntaba al tipo con una pistola mientras yo le decía que no valía la pena, que no, algo le decía. No sé qué le decía. Nunca recuerdo el detalle de las conversaciones. Él solía decir (me lo había dicho antes, antes de estar ahí parado en la caja de una chata mientras una mujer le apuntaba con una pistola) que eso de no recordar las conversaciones era una de mis características menos femeninas. Creía que me quería, entonces. Pero ahora estaba parado ahí, forcejeando con los nudos que yo misma había ayudado a ceñir. Fue algo parecido al pánico: solté el embrague y dejé que la camioneta saliera como loca.

Todo fue tan simultáneo. Yo aceleraba, Liu disparaba, el tipo caía hacia atrás, al asfalto, no sé si por el tiro o la inercia. Liu se arrodilló y tiró, tiró, tiró. Vació el cargador, por suerte.

Me puteó en chino, en inglés y en castellano, apuntándome con la pistola vacía. Da igual: para qué recordar qué me dijo.

Una más y no jodemos más

(Variaciones sobre un mismo tema)

Despacio. También. Podés hallar la luna

Me hizo acordar Inx y viene a cuento. Vayan por allá y escuchen a Spinetta. La canción empieza con una sencilla introducción de guitarra, mientras cantante, bajo y batería tocan silencio. Cuando Spinetta exponga la parte cantabile, no se distraigan con las palabras. No nos importa ahora si las horas suben, bajan o si concluyen en algo. A lo sumo, usen las palabras como referencia. Escuchen: en el preciso momento en que el cantante dice "porque es entonces cuando las horas...", ahí, la guitarra hace un ínfimo silencio, quizás ni siquiera un silencio, tal vez sólo una interrupción del legato, una apnea, una nota picada que da paso al macizo unísono en que se apoya la frase "bajan, y el día es vidrio sin sol".

Cerati escuchó ese mismo ínfimo silencio y decidió, me gusta imaginar, que sería el centro de su versión. Dividió la canción en dos partes, bien contrastadas. La primera, despojada, casi vacía, es una cita todo lo textual posible donde cantante y guitarra comienzan la estrofa mientras el resto del ensamble toca silencio. Pero luego de dar fe de la misma minúscula apnea que imaginó Spinetta, el estribillo se atraviesa como una pared de sonido, pleno, cargado de guitarras que tocan larguísimas notas ligadas. Ese clima se sostiene incluso en la estrofa siguiente hasta que Cerati canta "cuando en tus ojos no importa si las horas..." y afirma "a Spinetta yo lo escucho así": un abrupto tijeretazo corta esa superficie pletórica, ese sonido denso y rico, para hacer surgir, fuerte y claro, diáfano, imponente y fugaz, un minúsculo silencio.


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Sin embargo...

....el silencio no es insignificante, un vacío, una pura negatividad, la ausencia del ser. No sé si ustedes lo saben, pero, en la notación musical, el silencio se escribe y, como todo signo, adquiere valor en su relación con los demás signos. Es decir: el silencio no es la falta de alguna cosa sino la ejecución deliberada y precisa de otra más; en la jerga musical, cuando un instrumento calla, toca silencio.

El silencio es palpable.

No puedo evitarlo: desconfío de los que reaccionan ruidosamente ante una invitación a bajar la voz. Y no logro pensar que alguien sea cabalmente dueño de sus palabras si no es, a la vez y en el mismo acto, amo de sus silencios.

De las muchas maneras de llamar a silencio

La crónica señala que el ámbito era el aula de una facultad de periodismo. La crónica dice que un titular de cátedra se había tomado muy a pecho su papel y había dado una clase magistral, magistral por su género más que por sus méritos. El tipo habló una hora y media mientras el alumnado bostezaba y buscaba forma de acomodarse en los bancos.

Al terminar su sesuda alocución, juzgó llegado el momento de acabar con la comunicación de una sola vía, se cruzó de brazos, ahí donde estaba, de pie frente a su auditorio y dijo: "Ahora, debatan".

Los recursos para mandar a callar son muchos y variados y no siempre son los que un convencionalismo reflejo nos acostumbra a identificar.

El silencio de la sala fue formidable.

.::: Al fIn :::.

casa nueva...
espero que todo resulte bien,
en realidad no tendria por que salir mal...