Otra de espadas y dragones

"¿No ves qué blanco soy, no ves?"
Serú Girán, Eiti Leda.

William Francis Fyrbildere murió de furia. Con el último aliento, entregó su espada a un noble caballero, Sir Patrick McNee, que aceptó así un compromiso de venganza. Otros doce nobles caballeros se le unieron en la batida y salieron en busca del dragón. Partieron hacia el este, más allá del Canal, más allá del Rin, más allá.

En el camino, los nobles caballeros lucharon con osos, lobos, hombres y otros demonios. Fueron atacados, emboscados y despedazados. Murieron de a uno, de a dos, nunca de a tres.

Sir Patrick McNee fue el único en llegar a la tierra que todavía sueñan los druidas galeses. Sus leales perros identificaron el rastro del dragón. Lo siguieron, lo cercaron.

El combate fue colosal, como quieren las historias de espadas y dragones. Lacerado y quemado, Sir Patrick McNee logró arrancar los ojos de la bestia.

En un aullido de furia, el dragón descubrió el pecho. Sir Patrick McNee hundió su espada vengadora hasta el mismo corazón incandescente.

Con la muerte del dragón, hubo un flamear de palomas, un remover de arenas, terror de mangostas e hilos e hilos de zorros, blancos, pánicos, fugaces.

Sir Patrick McNee yace exánime en algún lugar de la tierra soñada por los druidas.

Lucas Pizarro y sus ataques de angustia

"Y acá voy, con mi certificado de loco bajo el brazo, o abrazado a él, contra el pecho un peto, algo. Me molesta su presencia armadura y sin embargo...
 
Me aferro, cómo no aferrarme a este escudo, esta tabla de salvación (paradoja, un escudo que flota: floating down), cómo no poner en él la esperanza de amortiguar un golpe que llegará irremediablemente, una chance.
 
Apuro el paso. Como en las novelas policiales, escucho el palpitar de mi sangre en el lado interno de los tímpanos. O mas bien escucho la dureza atronadora de mi diafragma tenso, el nudo del estómago, no otra cosa que miedo (contra el pecho un peto), dry like a funeral drum, membrana pronta a rasgarse, a dejar fluir hedores de miedo y mierda y médanos mortajas.
 
El futuro es un vacío. El vacío es el Tao."
 
 
 

 

Participación en la Campaña Mundial por la Educación


Dentro de la CME (Campaña Mundial por al Educación) se establece una semana de actuaciones, la SAME (Semana de Acción Mundial por la Educación). Desde EMIS y la Asociación el Caldero Mágico estuvimos haciendo talleres para concienciar a la población sobre la importancia de la educación.


Gran cantidad de ONGDs han dedicado sus esfuerzos en el Norte a hacer ver a sus habitantes la situación de miseria que se vive en el Sur, sensibilizándolos para captar fondos que sirvan para llevar a cabo sus proyectos solidarios.

Nosotr@s, tanto desde EMIS, como desde "El Caldero Mágico", entendemos que para generar un mundo más equilibrado, hay que esforzarnos por hacer entender al Norte, que cada uno de nosotros, sin ser conscientes de lo que implican nuestros hábitos de consumo, somos corresponsables de esa situación. Cuando compramos, estamos dando nuestra confianza en forma de dinero a esas grandes empresas que en el Sur desoyen los derechos humanos más elementales. Por eso creemos imprescindible llevar a cabo campañas de responsabilidad en el consumo, de manera que modificando algunos de nuestros hábitos, colaboremos para generar ese mundo mas justo y habitable para todos los seres humanos y la naturaleza que les rodea.



Por la mañana trabajamos con niños de primaria, las visitas estaban concertadas con sus centros educativos. Trabajamos con ellos el consumo y la responsabilidad con el video " De homo responsabilus a homo consumus"



Por las tardes talleres con adolescentes y adultos. Repartimos cientos de ejemplares de la guía "Paso a paso" (arriba), que confeccionamos para la ocasión y que después se ha utilizado en muchos otros eventos sobre consumo.

Talleres infantiles


Talleres con adolescentes

Línea de vida


Estás ahí, parada en la cornisa. No importa la gente a tu alrededor. Nadie. Y luego de un instante de duda instintiva das el primer paso y la sensación de vacío te invade. Y revives; sientes que absolutamente todo el camino recorrido se reduce a eso. A las anclas y el cordel puestos, tal vez por otro (al fin y al cabo, eres lo que eres también gracias a quienes te rodean) pero en última instancia depende de ti. De como des cuerda, de cuán rápido desees bajar. De la sensación que quieras experimentar.

Al principio buscas recordar la técnica adecuada, cuando te sientes a gusto la cosa se vuelve menos calculada, más natural, como andar en bicicleta. Y recuerdas que fue allá en tus épocas de cría de humano que aprendiste eso del rappel.

Fue mi hermano quien me enseñó a escalar; con el pasamos muchas horas encaramados a las piedras del rocódromo y cuando el vértigo o la simple pereza de encontrar un buen punto de apoyo para seguir escalando me ponían rebelde y yo quería desertar y que me dejara bajar nunca me permitió hacerlo. El único camino que puedes seguir es hacia adelante; solo me daba cuerda si era para seguir, jamás para regresar. Ese es camino vedado. Punto.

Y ahí, suspendida en el aire, viendo como la cornisa en la que hace instantes estaba parada se volvía más pequeña a medida que bajaba, dejé que lo aprendido hiciera su parte. Que la técnica fuera reflejo y me di tiempo para sonreír, para sentir las gotas de agua de la cascada salpicar mi rostro.
Para gritar a todo pulmón que quiero a la gente que quiero y que ese grito se mezcle con el sonido claro e imparable del agua al romper contra las rocas.
Y admiré cientos de tonos de verde, esos pequeños detalles que normalmente pasan desapercibidos frente a tus ojos.
Y ahí, a tan pocos kilómetros de donde para mi hermano terminó su cuerda, me di cuenta de que no me importa cuanta cuerda me quede aún por utilizar mientras lo haga para seguir adelante y para darme tiempo de no solo hacerlo con la técnica adecuada, sino también disfrutando del paisaje y las sensaciones que cada tramo brinda.

.::: vIEntOs ExtrAñOs :::.

Para variar mucho tiempo sin postear algo...
vientos extraños soplan...
ya nada es lo mismo...
espero que la fuerza me acompañe...

Todo fue, Friedrich

(Soy hombre de duelos lentos. Debo admitir que no publiqué esto cuando debí. Sentí pudor de mi dolor, sentí que las palabras eran vanas, que ya no tenían "sentido" porque no llegarían a quien estaban dirigidas: quería decirle a Hernán que estaba seguro de que, como Unamuno, él no dimitía de la vida y que me sentía halagado por la fortuna de habernos encontrado en el camino. Hoy me topo con este borrador entre otros y me asaltan la pena y la vergüenza. Siento que no podré seguir con este blog -ni con ningún otro- si no honro debidamente la memoria de un amigo, el que se nos adelantó, el stalker).
¿Cómo es esto? ¿Y entonces? ¿Y ahora? ¿Lo conocí, realmente? ¿Éramos amigos? Si, yo diría que sí, pero no conocí su casa, su familia, su historia. La complicidad de la pantalla, superficie amable, un diálogo como pocos, una posibilidad, una promesa.
Con el paso de los días, me sentí más triste. Esta realidad virtual que apenas conjuramos tres o cuatro veces, me deja, a mí que lo conocí en este ámbito, con una extraña sensación de duelo pendiente, de elaboración difícil: para nosotros que habitamos aquí, no hay cadáver. Lo hubo, seguramente, para otros (para su mujer, su familia, sus amigos esos de allí, de la historia y el pasado y los recuerdos y el barrio o la escuela o los bares).
Y ahí veo. "Puck" en la lista de contactos de chat. Y en lector de feeds la Zona Tomada, a donde volví tantas veces esperando encontrar el post que, aunque supiera que no correspondía al humor de Hernán, dijera que nos habíamos enganchado en el meme más siniestro de todos.
(Hace unos meses murió mi abuela. Todavía tengo su número de teléfono en la agenda de mi celular. ¿Cuándo llega el día en que uno -yo- borra un teléfono, baja un contacto?).
Y hubo un café y una Placita donde íbamos a charlar sobre la contingencia algún día, después.
Después de qué, carajo.