extranjera

Hoy me he despertado extranjera. Totalmente turista. Incluso tengo el cuerpo achicharrado de tanto sol y parezco un cerdito. Así que cojo mi cámara, mi camisa de palmeras, mi pasaporte, y me echo a la calle a hacer bulto. Fotografío aquí y allá, aunque estoy harta de ver estos edificios. Camino sonriendo, para que se sepa que vengo en son de paz, que disfruto con lo que veo. Saco un mapa y pregunto por mi calle, y me compro una camiseta de Raúl. Busco un McDonalds donde sentirme como en casa, y se me acerca una anciana extanjera diciéndome que salga a toda prisa, que me están esperando todos en el autobús.

hoy


Hoy me he despertado veinte años más vieja. La cama estaba fría, no había ni luz ni gas. La casa estaba cubierta por una capa de polvo y fuera el viento soplaba, el tráfico chillaba y me he vuelto a acostar.

kit de poderes mágicos

Hoy me he comprado un kit completo de poderes mágicos. Con sus guantes blancos, su sombrero de copa, su bola de cristal, su escoba voladora... Pero nada más entrar en casa el perro ha cogido la barita y ha empezado a dar toques por toda la casa. Todo ha ido cambiando a la velocidad del rayo según sus deseos. Ahora soy una enorme galleta PRO Plan con forma de hueso, mi casa es un prado lleno de perras en celo, hay trozos de carne en salsa por todos lados y yo no la puedo ni catar.

blanco y negro

Hoy me he despertado en blanco y negro. Además soy hombre. Estoy viejo y gordo. Y por lo visto gano poco. La inercia me ha llevado a una oficina del Inem. Por la actitud de los demás, creo que no mando nada.  Así que leo los papeles, los memebretes de las cartas y reviso los cajones de mi mesa. Aún no sé cómo me llamo, pero ya he localizado al jefe. No sé lo que se supone que tengo que hacer. Con lo que me acerco a su despacho y pido un aumento. No cuela. Me doy una vuelta por la oficina. El blanco y negro me decepciona. No hay crimen. No hay acción. Solo un oficinista gris con un hambre feroz.

la rana

Ayer mi perro y yo fuimos al campo. En un precioso estanque cuajadito de nenúfares, encontramos una rana. Mi perro se fue detrás de las palomas, pero yo me acerqué a saludar a la rana. Y no resultó muy amistosa. Me confundió con un insecto, y lanzó su lengua directa a la mía. Todavía no la he conseguido despegar. Llevo morreando con una rana 17 horas seguidas. Esto me pasa por querer saludar.

armada hasta los dientes

Voy armada hasta los dientes. Tengo cuerpo de violencia y me he vestido para ello: llevo un rifle de repetición recién comprado, varias granadas de mano, un revolver de tambor que siempre me pareció precioso. Solo me falta un trípode para obtener una mayor precisión con mi fusil ametrallador. Hoy voy a terminar con él. Lo tengo decidido. Me queda mucha munición. Le busco. Le acoso. Le encuentro. Le acorralo en un barranco antes de que llegue el atardecer. El sol empieza a ponerse. El cielo se cubre de color. El mar brilla y la luna ya asoma en el horizonte. No encuentro las granadas. Me pesan tanto las armas que me tengo que sentar. El cielo está precioso. Le propongo ver la puesta de sol. Ya veremos qué hacemos después con tanto arma y tanta munición.