Haciendo queso en El Trincheto.



El viernes tuvimos la oportunidad de aprender a hacer queso de oveja artesanal de la mano de Sara, quien lleva junto a sus padres una finca ganadera y una quesería en El Trincheto, una pedanía de Porzuna, Ciudad Real.





Sara llegó a nosotras a través de este blog y nos llamó para acercarse a conocer de primera mano cómo estábamos llevando a cabo nuestra construcción; su idea es hacer algo parecido en su finca en El Trincheto, a unos 30 kilometros de Ciudad Real capital.

Esa mañana con nosotr@s estuvo ayudando con la capa de regularización de nuestro cubillo de superadobe y acercándose a otras formas de construcción. Desde entonces se ha mantenido en contacto con los chicos de eCoop, nuestros arquitectos, para ver si ellos pueden ayudarles en su propósito de crear una bioconstrucción en su parcela que pueda servir de albergue para personas interesadas en acercarse al turismo rural activo.

Esa mañana nos invitó a pasarnos un día por su finca, para conocerla y para realizar uno de sus talleres de elaboración de queso artesanal.

Aquí os dejamos algunas fotos de la visita.









 Removiendo la leche para homogeneizarla con el cuajo.




Joaquín enamorado.
Todos los corderos de Sara van a clases extra-escolares de posado y fotogenia.



Una muestra de todos los tipos de quesos de oveja y cabra que elaboran en la quesería. Todos buenísimos.




Miga de queso ya cuajada y escurrida, preparada para ser metida en el molde.





Enfundando con gasa el molde para introducir la miga de queso en él.






Foto final de taller, cada uno con su queso.


Muchas gracias Sara por regalarnos los conocimientos y una agradable tarde de viernes. Lo pasamos genial, y tus quesos al calor de la chimenea y del vinito saben a gloria.

Tenemos cancela de entrada.



Ayer, por fin, dejamos puestas las portadas de hierro de la entrada a la finca.
Quedaron atrás los días de tirar de la maya metálica unida a un palo y amarrarla con un candado. Ahora salimos y entramos abriendo una puerta grande.





Gracias al buen hacer y la paciencia de Chicho el Herrero - artesano del hierro, cultivador de la tierra y las costumbres manchegas, cantaor flamenco de uñas negras y mi hermano el guapo - tenemos puesta la puerta donde parecía imposible que pudiera estar.... ¿Porque digo esto?....pues.....digamos que nos emocionamos al hacer los muretes de superadobe y se nos fueron las medidas como 10 cm, así que a la hora de la verdad las portadas de hierro, que llevaban compradas meses esperando su turno para salir a escena, no cabían en el hueco.
Menos mal que un hermano es un hermano y el mío vale un montón. 

Lleno de voluntariedad, sin apenas insultar por lo "paquetes" que somos y habiendo almorzado como un campeón, se lió con la faena. 
Prácticamente un día completo de cortar, soldar, remachar, modificar, desmontar y volver a montar, sin perder la sonrisa y cantando flamenquito molón, logró dejar la puerta en su sitio sin tener que tirar el muro.




















Ayyyy hermano!!! Como iba a estar bien hecho, si construir el muro era como un desahogo de currar en el domo. Ahora, cuando veas las fotografías del proceso, lo vas a entender todo...









Esta fotografía queda como homenaje a ese primer intento franco-castellano de dejarlas puestas el fin de semana que vinisteis a la fiesta del cierre de la cúpula.

Muchísimas gracias, guapo.

De la evangelización (estados de Facebook)


Explicar qué le gusta a uno e intentar convencer a los demás de por qué deberían también apreciarlo, es (IMHO) desplegar un teoría estética, una teoría de la cultura y una teoría de la significación.

Si usté cree que el valor de una obra equis es inmanente a la obra, intentará someter al destinatario de su esfuerzo a un proceso de "inmersión": agotará ejemplos, citas. Su estrategia será la ostensión.

Si usted cree que el valor de una obra está en su forma y su construcción, exhibirá retazos, fragmentos y explicaciones. Su estrategia será el análisis.

Si, en cambio, usted cree en el valor social del arte, se dedicará más bien a exponer las circunstancias de su manufactura. Su estrategía será la argumentación.

Si cree en el genio, abundará en biografías y psicologismos. Su estrategia será narrativa.

Si usted cree que el arte es la expresión del espíritu del tiempo, del cual su generación es el protagonista privilegiado, fatigará anécdotas, indagará memorias. Su estrategia será la crónica.

Si cree que el arte es la revelación de lo inconciente, de la ideología o de cualquier otra cosa "subyacente", saldrá a la pesca de lapsus, corregirá metáforas y metonimias (puesto que usté les asignará su significado *verdadero*), seguirá el rastro de los significantes. Su estrategia será la hermenéutica.

Si, en cambio, usted cree que el arte vale en la medida en que es la vanguardia de tal o cual sujeto histórico (el proletariado, la raza, los trabajadores, la nación, el género) referirá hechos, señalizará hitos, procurará batallas, plantará banderas. Sus estrategias serán la epopeya casi siempre, la hagiografía muchas veces y la vehemencia demasiado frecuentemente.

Tal vez crea que el arte es el registro de un proceso de evolución, de los vaivenes del despliegue de algo que está en el origen y se dirige a un destino. En ese caso, anotará tradiciones, identificará escuelas, establecerá filiaciones, compondrá taxonomías. Su estrategia será la genealogía.

Pero quizás crea que una obra vale por la ocasión de gozo que presenta, organizará una fiesta, abrirá su casa, prepará una comida, bailará. Su estrategia será la hospitalidad.

Y si cree que el arte es la manifestación irrepetible de una lejanía (por cercana que pueda estar), tal vez intente poetizar.

Es decir que al final, si usté cree que una obra vale por la posibilidad de decir que cada vez inaugura, hará muy probablemente un poco de todo lo que vengo diciendo, en diferentes mezclas y combinaciones, según su temperamento, pero sobre todo se preguntará ante cada signo para qué le sirve y copiará, combinará, transformará.

Curiosamente, su estrategia será ofrecer al destinatario de su esfuerzo, más obras.

cansada



A veces, sobre todo cuando estoy cansada, mi cabeza funciona a un ritmo desacompasado. Antes de escribir una palabra ya la he olvidado. O mientras la escribo creo que ya lo he hecho y luego me faltan sílabas. A veces olvido que las he puesto, las vuelvo a escribir y me sobran. Entonces, cuando releo, descubro nuevas palabras abreviadas, palabras prolongadas, o simplemente, no vuelvo a releer jamás cuadernos enteros llenos de frases cansadas.

público

Revista LIFE, 1952

Un polaco viene a España a buscarse la vida. A través de un conocido consigue su primer trabajo. Es fácil. Sólo tiene que montarse en un autobús, y a cambio de 10 euros, un bocadillo y una botella pequeña de agua, paseará de televisión en televisión, haciendo de público en unos cuatro programas al día. Una mujer musulmana se le sienta al lado. Él le da su bocadillo de queso, ya que a ella le ha tocado uno de fiambre de cerdo. Y al salir les dicen que no vuelvan. Como no conocen el idioma, no se han reído ni han aplaudido cuando se suponía que tenían que hacerlo.

cartas de suicidio

De pequeña, en cuanto me sentía infeliz, me encerraba en mi cuarto y escribía una carta de suicidio. En ella me despedía de todo lo que más quería. De mis padres, de mis tortugas, de mis amigas, de mis juguetes, de mis discos, de mis primos. La lista era tan larga, que si tuviera que hacerla ahora mismo, probablemente terminaría pensando seriamente en el suicidio.