Érase una vez, un anciano de casi 100 años llamado Nassan, que todas las mañanas se levantava muy temprano para contemplar el alba. Él decía que debía su larga vida a levantarse todas las mañanas antes que es sol para contemplar su salida. Vivía en una tienda de telas y pasaba la mayor parte del tiempo cuidando a los animales.
Un día salió a buscar a sus ovejas. No llevaba mucho tiempo cabalgando en su caballo cuando se encontró a un chico cabizbajo. Nassan se bajó del caballo y le pregunto que qué le pasaba y el muchacho dijo que por pasarle no le pasaba nada. El chico también dijo que se llamaba Bat, tenía 12 años y no tenía ninguna posesión.
Nassan insistió en que si tenia tesoros. Nassan le dijo a Bat que le cambiara varias cosas, como:
un ojo suyo por el rebaño de ovejas,
un brazo suyo por una bandada de caballos y camellos,
una pierna suya por todas las riquezas..
Pero Bat a todas cosas dijo que no.
Al final Bat entendió que todas las cosas que le quería cambiar Nassan eran sus tesoros y que no sabía apreciarlos.