La relación entre teléfonos móviles e infancia es un tema de debate recurrente, sobre todo, en cuanto al uso que hacen los pequeños de las nuevas tecnologías y el acceso a las redes sociales. Uno más de los problemas del mundo desarrollado. Pero hay un lado oscuro en esa relación entre los dispositivos y los niños: cuando son ellos los que trabajan 12 horas al día por uno o dos dólares, en el mejor de los casos, en condiciones infrahumanas para extraer el cobalto necesario para fabricar las baterías. Ocurre en la República Democrática del Congo (RCD) y lo han documentado Amnistía Internacional y Afrewatch en un amplio informe publicado este martes.