Mostrando entradas con la etiqueta amqs. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta amqs. Mostrar todas las entradas

cuchicheos

He oído cuchichear a mis vecinas del cuarto. Decían que salgo con un macarra que me engaña con la camarera del bar de abajo. Decían que yo no me entero porque soy tonta o no quiero verlo. Que se acuesta con ella en mi casa mientras yo trabajo. Que hasta me roba las cremas y a veces se lleva mis discos. Que el otro día yo entré en el bar y ella salió disparada a cambiarse porque llevaba mi ropa puesta. Cuando terminaron de hablar me encontré con el del segundo. Llevaba una camisa de mi chico. Le dije que no me importaba si le robaba cremas, pero que, por favor, se llevara todos sus discos.

tráfico


Mientras el tráfico me persigue, al otro lado del mundo, una niña en un templo se sienta en las rodillas de buda y ríe sin parar. Las paredes, llenas de monos, juegan al frontón con el eco de su risa, impidiendo que el sonido escape más allá de donde su padre la puede vigilar.

ordenar


Ocultar. Cerrar. Detener. Deshacer. Eliminar. Pegar. Alinear. Copiar. Recibir. Reemplazar. Ordenar. Dividir. 

                    Justificar... Seleccionar.. Personalizar

Crear. Iniciar. Buscar. Salir. Reiniciar. Recuperar. Guardar. Centrar. Enviar. Autoajustar. Repetir. Configurar. Convertir.

palomas


He soñado que llegaba a mi casa de día. Que al abrir la puerta el sol me deslumbraba, y al escuchar una sacudida me asustaba. Al ordenar mi cabeza la escena, veía un grupo de palomas batiendo las alas buscando una salida.

Manual de posturas para escribir


Hay gente que, antes de escribir, aspira profundamente. O cierra los ojos y escucha. Hay gente que primero bebe. O sale a la calle y observa. O mira a través de una lupa. Hay gente que para escribir necesita fumar en pipa. O nadar en el mar, y reírse o llorar. Hay gente que escucha música. Gente que la escribe. Y otros, para escribir, simplemente meten tripa.

peonza


Soy una peonza que gira y gira. Y gira. Pero una peonza con tara. Que gira y gira, pero avanza.

enamoramiento


Me he enamorado de un hombre que ha salido en la tele. Yo estaba viendo las noticias, hablaban sobre incendios veraniegos, y de pronto un hombre parecido a Harvey Keitel pero más joven, ayudaba a los bomberos a apagar un fuego. Se veía que era fibroso. Moreno, casi agitanado. El gran follador de su pueblo o a lo mejor un simple colaborador secretamente tullido. Pero a mí se me ha movido algo por dentro, y he decidido buscarlo. He llamado a centralita de la emisora de televisión, he preguntado por una amiga que es secretaria de informativos, y le he pedido que me ayudara a localizar a ese hombre. Por supuesto, la he mentido. No puedo pedirle que pregunte por un hombre que me acaba de apetecer. Al cabo de unas horas descubro que es un joven granadino que vive en un pueblo de la sierra, que puedo encontrarle en un bar, que vive en tal calle, e inmediatamente, sin razón alguna, he perdido completamente el interés por él.

el cuerpo

De pronto, durante pocos segundos, una serpiente de aire frío te recorre la espalda. Tus brazos se convierten en toboganes por los que se deslizan gotas heladas y, como tu cuerpo no sabe reaccionar, decide que lo mejor es terminar todo esto con un buen estornudo.

coleccionar cosas


De pequeña me gustaba coleccionar cosas. En realidad lo que me gustaba era empezar colecciones. O coleccionar colecciones que acababa de empezar. Porque los objetos a coleccionar suelen ser fáciles de recopilar. Pero coleccionar colecciones incompletas es casi imposible. Son tantas las posibilidades que es casi imposible saber qué acabas de empezar a coleccionar.


...

Mi vergüenza me envuelve en un escalofrío. Sudo un vapor ácido que a la vez me protege, supongo que para no volver a caer en mi propia torpeza. Si una mano me ofreciera destaparme, la cubriría con lágrimas tan infantiles como despreciables. Mi mundo se cierra un poco más. Mis alas se humedecen y mis pestañas se pegan para que mis ojos, un día, se abran de otro color.

risa


Me he despertado llorando de risa. A carcajada limpia. Hasta que me he cruzado con la mirada penetrante de mi perro. No sé de qué me reía, pero sé que a mi perro no le gusta que banalice sobre ciertas cosas.

maniquíes

Me gustan los maniquíes. Son como los deseos de los muertos. O deseos muertos. O el eco de alguien que se arruinó. O como muertos intentando ser alguien. Pero que solo consigue llegar al disfraz. Un disfraz muerto. Un muerto vestido de alguien que jamás vivió.


mañanas


No sé, pero creo que esta mañana es una mañana como otra cualquiera, una de esas mañanas que puedes recordar.

calor


El calor me hace sentir como si tuviera la mente líquida. Si subo escaleras los pensamientos se me resbalan hacia atrás. Si se levanta viento, produce en mi cabeza un suave oleaje y todo lo que pienso se humedece, se refresca, mi memoria tiene escote y mi pudor se quita el traje de baño.

mi perro


Cuando miro a mi perro sé que me entiende. Pero cuando él me mira me pregunto si quiere algo que yo no comprendo.

desencuentros

Mi mano derecha se lleva mal con la izquierda. Pero bien con el pie derecho. Entonces le grita y le propone planes. Y la mano izquierda se cela, y se pega al culo poniendo el brazo en jarras como diciendo "¿de qué coño vais vosotras dos?".

tiempo

Algunos días tienen más minutos que otros. Algunas horas tienen menos que otras. Y hay años que pasan de cinco en cinco, o tienen 30 meses, o unas pocas semanas. Y hay gente que vive cada minuto. Otros los multiplican, algunos los ralentizan, y muchos los comparten, los suavizan o los maquillan exageradamente hasta convertirlos en siglos de muerte lenta.

rodaje

Me gustaría protagonizar un anuncio. Hacer de mariposa. O de oso hormiguero. Sentarme en una sala de espera y que me griten "¡adelante!", y entrar en un plató lleno de comida de mentira, pasar la lengua por todo, y revolotear entre los focos. Veinte segundos frenéticos, haciendo anuncios en directo.

vecindario


Me han entrado ganas de molestar a mi vecino. Así que de repente, he empezado a golpear la pared que nos separa, como muy molesta. A cada rato unos golpecitos. Hasta que ya me he puesto de los nervios. He ido a llamar a su puerta, me ha abierto, y ha salido corriendo a dar golpecitos en la pared que comparte con su otra vecina. Que está realmente histérica. Dando golpes insoportables contra el techo, que da al suelo de la azotea.

la vieja caja de zapatos


He encontrado una vieja caja de zapatos con los restos de mi infancia. Al abrirla, mis recuerdos de niña de coletas jugando a polis y cacos se han dado de bruces contra el suelo. Lo que quedaba eran juguetes robados a mis hermanos, ya destrozados. Muñecas decapitadas, sin ojos o con las trenzas cortadas, y papeles con diabólicos dibujos de pájaros muertos, personas deformes y basureros. También está el recordatorio de mi primera comunión, los dientes que el ratoncito Pérez no quiso, y un reloj con el cristal partido y las agujas clavadas en un trozo sucio de algodón. Cuando he cerrado la caja, con la cabeza apagada por el cambio de rumbo de mis recuerdos, se me ha acercado una niña pequeña queriendo quedársela. Se la he entregado y al abrirla ha puesto cara de sorpresa, de asco, de pudor. De niña mayor. Me la ha devuelto y ahora la que quiere volver a jugar soy yo.