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Las lecturas de Imanol Galfarsoro

Fotografía de Joseba Barrenetxea Altuna 
Imanol Galfarsoro realiza investigaciones sobre la política de la diáspora, el multiculturalismo y el nacionalismo, especialmente aplicado  al caso vasco. Ha enseñado en la Facultad de Humanidades, Artes y Lenguas de la Universidad Metropolitana de Londres y en el centro de estudios vascos en la Universidad de Nevada, Reno (Estados Unidos). Es autor del Epílogo al libro de Slavoj Zizek iBienvenidos a tiempos interesantes!: Todo lo que siempre quisiste saber sobre Slavoj Zizek y nunca te atreviste a preguntarle a Imanol Galfarsoro” (Txalaparta, 2012: 153-184); en 2005 publicó "Kultura eta identitate Erbesteratuak" (Iruñea-Pamplona: Pamiela, 2005), que fue finalista del Premio Nacional de Ensayo 2006, y en 2008 "Subordianzioren Kontra" (Pamiela). Imanol acaba de terminar su doctorado de la Universidad de Leeds.  


¿Crees que la Literatura juega un papel importante a la hora de remover conciencias?

Sí, por supuesto y Jean Paul Sartre ya escribió sobre ello en “¿Qué es la literatura?” Pero nunca se sabe de dónde pueden surgir los revulsivos que transforman la conciencia individual que uno tiene de ‘estar en el mundo’ en conciencia colectiva, en quehacer emancipador orientado a ‘cambiar el mundo’. Cuando me adentré en los llamados Estudios Culturales anglo-sajones, fueron muchos los autores que me influyeron a la hora de entender mejor lo que es la cultura, de la que la literatura forma parte. Ahora bien, la cultura no es tan sólo el apéndice ‘civilizatorio’ de las ‘bellas letras’ o las ‘bellas artes’ en el sentido elitista del clasicismo europeo; la cultura, por lo tanto, tampoco es algo garantizado por el estado, la religión o las buenas costumbres en –la- sociedad). La cultura, ciertamente, es educación, en los dos sentidos de la palabra (formación y modales) pero también está relacionada con los ‘modos de vida’ de grupos socio-culturales concretos como podría ser la comunidad fronteriza galesa de donde provenía el gran Raymond Williams, crítico cultural, político y social genial si los hay y de cuyos libros destacaría como introducción a sus obras la colección de artículos “Resources of Hope”; pero, además, la cultura también son ‘los modos de lucha’ como los que J.P. Thompson destacaba en su “Formación de la clase obrera en Inglaterra” o la de los emigrantes caribeños y las diásporas de lo cual Stuart Hall trata(ba) en muchos de sus escritos (que, por otra parte, de paso, fueron cruciales a la hora de recuperar y re-interpretar la obra de Antonio Gramsci así como su concepto clave de hegemonía o la idea de lo nacional-popular en los 1980s). En este sentido, entonces, cualquier estudio sobre la cultura, o la literatura, que merezca la pena debe fundamentarse en lo concreto y debe estar propiamente contextualizado e ‘historizado’ como lo diría Fredric Jameson (always hitoricize) en su clásico libro “El inconsciente político”. Aunque al mismo tiempo siempre es aconsejable volver sobre nuestros pasos puesto que al hablar de cultura y literatura nunca se puede olvidar esa dimensión dialéctica de la crítica y muchas veces hay también autores más bien conservadores de los cuales se pueden extraer muy buenas lecciones. Ahí están por ejemplo las del poeta y ensayista TS Eliot en sus “Notas hacia la definición de la cultura”, o con anterioridad las del también poeta y crítico cultural del siglo XIX Matthew Arnold quien en “Cultura y Anarquía” nos vino con frases increíblemente sugerentes como esta: “La cultura es lo mejor que se ha pensado y dicho en el mundo”. Si bien el espíritu de esta frase era indudablemente elitista en sus tiempos, pienso que la letra se puede volver a leer hoy en día como un slogan emancipador. Sí, ya lo sabemos, la cultura no se puede entender sin su definición amplia asociada a la dimensión antropológica o sociológica, pero también es necesario mimar esa visión más ‘estrecha’ de la cultura relacionada con la estética y el arte. Entonces, la literatura, sí, en la medida que forma parte del arte y, por si esto fuera poco, el arte es así mismo según Alain Badiou uno de los cuatro procedimientos de la verdad junto a la ciencia, la política y el amor, pues entonces sí que juega un papel central a la hora de remover y sacudir conciencias.

¿Por qué crees que hay que leer?

Oh, no hay ninguna razón particular por la que haya que leer. Me refiero a leer libros. Conozco a mucha gente que lee muchas cosas (en ordenadores, periódicos, revistas, comics etc. etc.) pero vive tranquilamente y muy feliz sin leer libros y además tiene perfecto derecho a quejarse de ti si empiezas, por poner un ejemplo, a enchufarle diatribas intelectuales o filosóficas en el poteo con la cuadrilla. Ahora bien, el problema surge a otros niveles tal vez más militantes y concienciados políticamente, y ahí siempre tiendo a ponerme un poco nervioso con actitudes anti-intelectualistas primarias o también cuando, por poner otro ejemplo clásico, oigo la cantinela de que esto o lo otro no se entiende porque ‘es muy teórico’. iPues léetelo tres veces chico! O haz un esfuerzo para averiguar sobre la genealogía que se esconde detrás de esa teoría. Lo que sea. Pero no me seas filisteo. No, si nuestro objetivo compartido es crear ciertas condiciones de posibilidad para sacar adelante proyectos políticos de liberación, no acepto actitudes anti-teóricas, anti- artísticas o anti-intelectuales. Actúa, sí por supuesto, pero también piensa, contempla y lee.

¿Cómo empezaste a leer libros con peso político?

Mi toma de conciencia política es gradual y viene desde casa pero a nivel público se da en Arrasate-Mondragón, donde además de las co-operativas también se encuentra el manicomio de Santa Agueda, el antiguo balneario donde el anarquista Michele Angiolillo atentó mortalmente contra Cánovas del Castillo. La adolescencia de mi generación coincide con ese momento efervescente tras la muerte de Franco que dura unos dos años, tres máximo. A nivel subjetivo recuerdo que ese es el momento en el que nos las ingeniábamos para desviar la atención de las miradas de los granos de la cara a nuestros pies porque nos poníamos esos botones de militar enormes, que además eran falsos Doctor Martin de segunda mano. En términos más políticos recuerdo perfectamente como se tomó el edificio del sindicato vertical, que desde entonces y todavía hoy en día es sede de sindicatos y movimientos sociales. Recuerdo un día que estábamos ahí dentro y también con nosotros un ‘loco’ de Santa Agueda que estaba fuera de permiso pero decía que no quería volver más. ‘No te preocupes’ le respondimos, ‘puedes quedarte aquí’ y me fui corriendo a casa a unos cuatro kilómetros y volví con un saco de dormir plumífero que tenía y ahí se quedó y no sé lo que pasó después ni con él ni con el saco pero lo que sí sé es que ese pequeño acto práctico ya estaba más o menos conscientemente encuadrado en una teoría, porque estaba claro que aunque no le entendiéramos mucho a Michel Foucault sí sabíamos ya que había que luchar no sólo a favor de la amnistía para los presos políticos pero también para los presos sociales y también sabíamos que palabras y libros como “vigilar y castigar”, panóptico o “historia de la locura” constituían así mismo llamamientos directos a la acción concreta, allí en las calles de Mondragón a favor de los presos, a favor de los ‘locos’, etc.

¿Tienes algún primer libro o autor que te conmoviera entonces especialmente?

Bueno en lo político Foucault, desde luego, y otros autores de la nueva izquierda de entonces, los Situacionistas etc. que no te pienses, tampoco era como que pilláramos mucho pero como he dejado a entender antes, muy pronto llegó el famoso ‘desencanto’ y luego había esas palabra feas, ‘pasota’, ‘porrero’ etc. que fueron el San Benito que colocaron a nuestra generación, esa que era demasiado joven en el 68 y en las luchas anti-franquistas y que luego en el País Vasco, en concreto, sería ya demasiado vieja para cuando llegó el rock radical. El recuerdo que tengo es de unas lecturas muy contradictorias, todo bastante mezclado y muy caótico. Para poder fardar un poco había que leer poesía casi por obligación, Baudelaire, Whitman, Verlaine; luego había que leer la prosa sin pausa de Marcel Proust y la filosofía de Cioran y sus teorías del suicidio totalmente deprimentes que, desde luego, no servían para ligar; la famosa trilogía de Herman Hesse, ‘Siddharta’, ‘Demian’ y ‘El lobo estepario’; Italo Calvino y su mundo de aristócratas alegóricos; con la generación beat disfruté muchísimo, las road novels de Jack Kerouac, la poesía místico-budista de Alain Ginsberg, y sobretodo con William Burroughs. Bueno, con Burroughs recuerdo perfectamente su libro “Yonqui", que me impresionó e impactó mucho porque no te daba ninguna opción a disfrutar con esa estética de la heroína que funcionaba un poco alrededor mío. Vaya mierda la heroína y vaya estragos que hizo… y luego tampoco es como que las borracheras decadentes y la inmensidad de polvos fallidos en los libros de Charles Bukowski te sirvieran de alternativa. Retrospectivamente entonces, todo un magma de lecturas muy contradictorias pero me imagino que iba unido a esa época de crecimiento y descubrimiento de uno mismo. Muy individualista pero a la vez con un contexto o un background, el vasco en particular, que a mi me sirvió como contrapeso político para acercarme a los movimientos sociales, al feminismo, al movimiento anti-nuclear etc. etc. Ah, me viene a la cabeza “Desobediencia Civil” de H. D. Thoreau que ya entonces me dejó un poco mosca. Me recordaba a esa amiga hippy que cada día controlaba con un péndulo las vibraciones de la comida en el frigorífico, hoy el queso tiene buena onda pero el yogurt no y, claro, tampoco vacunaba a sus hijos. Como Thoreau, por supuesto, después de todo, por qué iba a trabajar 8 horas como todos los demás para pagar una casa o un billete de tren si podía vivir en un chabola y además en 8 horas podía hacer ese mismo recorrido andando! iYa! Ya sé que el de-crecimiento es una opción de futuro pero sólo lo será como alternativa colectiva al desarrollismo no como solución individual. En ese respecto el libertarianismo me defraudó bastante y pronto, y también todo ese eco-misticismo orientalista de la cultura alternativa que vendrá más tarde a reconstituirse como suplemento benigno del individualismo liberal bajo la forma del new age y la medicina holística.

A los jóvenes que comienzan a despertar, ¿qué lecturas les recomendarías? ¿Por dónde empezar?

Nada, no les recomiendo nada. Que se busquen la vida. Pero sí recomiendo una cosa a maestros y profesores y es que los alumnos en las escuelas y los estudiantes en las universidades merecen que se les de la mejor educación posible, que se les enseñe lo mejor que se ha pensado, dicho y escrito en el mundo. También entiendo que haya discusiones y discrepancias sobre que es lo mejor en el mundo pero creo que además de Arnold algo parecido ya lo dijo también Max Weber instando a los profesores a que dejaran sus ‘fantasías’ revolucionarias a un lado a la hora de enseñar, y yo también soy participe de esa otra ‘fantasía’ del universitas entendido como espacio ‘sagrado’ reservado a la difusión del conocimiento. Ya sé que la cosa se queda abierta a muchos malentendidos pero ahí lo dejo y si hay todavía algún profesor ‘crítico’ por ahí que esté ‘avergonzado’ de su posición ‘privilegiada’ por enseñar en la universidad que lo deje, se pille una charrasca y se vaya a luchar con los naxalitas maoístas a India.

¿Podrías hacerme un breve recorrido por tu estantería de contenido político o filosófico?



Me pones en un aprieto porque me obligas a revelar mi dimensión fetichista. Pensándolo bien mi estantería está (des)organizada por décadas. De finales de los 70 que sería mi época callejera, por decirlo de alguna manera, todavía guardo todo un montón de revistas alternativas y ecologistas (ajoblancos, bicicletas, ozonos, askatasunas… ) y también una buena colección de libros de bolsillo de Anagrama (Marcuse, Baudrillard, Debord, Lefebvre…). Luego ya las décadas van ordenándose por estudios y momentos profesionales: en los 80 en Francia hice Hispánicas en la Universidad de Toulouse y Estudios Vascos en la universidad de Burdeos, por correspondencia, y ahora mismo todavía tengo guardada toda una pila de libros de historia, historia de la literatura y de la lengua, lingüística etc., y prácticamente todos los clásicos, de Garcilaso y Axular hasta Racine, y iqué fuerte!, acabo de encontrarme con ‘Las Cartas Marruecas’ de Cadalso el copycat español de ‘Les Lettres Persanes de Montesquieu, con un montón de apuntes. Curiosísimo. No me extraña que en los 90 me diera por adentrarme en todos esos debates sobre la modernidad y la posmodernidad. Viví en Londres bastantes años y he guardado muchos libros sobre los estudios culturales, post-coloniales, subalternos, sobre los feminismos de la segunda ola, estudios de la diáspora, mucha teoría cultural y teoría crítica, libros sobre la globalización, el nacionalismo, el multiculturalismo y la identidad o sobre el cuerpo que fue también tema clave, los cyborgs, la biopolítica... En fin. Y luego con eso del eterno retorno dialéctico que mencionaba antes, aunque ahora a la inversa, me estoy haciendo viejo pero parece que no conservador y la mayor parte de los últimos 10 años me los he pasado de regreso o ¿quién sabe? igual hasta de regresión ideológica en busca de la nueva idea o hipótesis comunista. Sea lo que sea, sigue siendo un placer leer no ya a gente como Zizek o Badiou pero también a clásicos de la autonomia como Toni Negri y demás después de 2/3 largas décadas más bien malas para el pensamiento radical y buenas para ex-izquierdistas diletantes. Y si no, no tienes más que ver cuanto antiguo trosko y mao y marxistas-leninista 68ero y anti-franquista de la misma generación ha acabado de asesor en el gobierno vasco con eso de que sí, por supuesto que yo sigo estando a favor de la democracia participativa e incluso radical pero iojo! siempre en contra de la violencia etc. etc. Me alegra mucho que el tiempo de los Bellas Almas angelicales e inocentes sin pecado concebidos se esté acabando. Pero para que veas que uno también es heterodoxo como Dios manda, faltaría más, en medio de tanto libro ordenado por disciplina y década, varias ‘categorías anómalas’, como diría la antropóloga estructuralista Mary Douglas, se han cruzado en mis lecturas. Recuerdo que, en Francia, por ejemplo, me devoré un montón de novelas sobre el detective superintendente San-Antonio y algunos trabajillos multiculturalistas avant la lettre de François Cavanna como ‘Les ritals’ o ‘Les russkoffs’, aunque de todos modos, ya entonces me parecía que toda esta peña alrededor de la revista Charli Hedbo, o incluso gente ‘bohemia’ como Serge Gainsbourg y compañia actuaban un poco como los bufones oficiales del rey. Luego en Londres me empezaron a dar arrebatos de perversión fetichista y por ahí me dí la regla de leerme las novelas escritas en EEUU por orden cronológico en mis horas de metro, y así lo hice desde el “Moby Dick” de Melville hasta John Dos Pasos, lo recuerdo, porque luego ahí me planté al descubrir a Tony Morrison y acabé leyéndome todas sus novelas, y luego también sus escritos críticos sobre el feminismo de las mujeres de color.

¿Qué libros tienes ahora mismo en tu mesilla de noche?

Ah, en el asunto de las lecturas de noche la norma que me he impuesto es: ‘crítica en euskera’. Ahora mismo llevo bastante tiempo con ‘Moroak gara behelaino artean?’ de Joseba Sarrionandia y ‘Azken egunak Gandiagarekin’ de Joxe Azurmendi pero voy lento porque además son unos libros bastante potolos.

¿Me recomendarías tres libros?

A ti no, que todavía eres joven. iBúscate la vida! A estos antiguos ex-rojos siempre-progres a los que me refería antes sí, tres que son como la santísima trinidad del (post)-Marxismo actual: La razón populista de Ernesto Laclau, Violencia de Slavoj Zizek y Elogio al Amor de Alain Badiou, que les recomendaría lo leyeran junto con su Etica, porque los dos son muy cortitos se complementan muy bien, y ¿quién sabe? igual hasta les hace reflexionar sobre lo dogmáticos e intransigentes que han sido, y siguen siendo, con los temas de la democracia y los derechos humanos, entre otros. Por cierto, con eso de que a los vascos nos gusta bastante gozar el síntoma de nuestra excepcionalidad cultural, ¿sabías que la Etica de Badiou se tradujo antes al euskera que al español o incluso al inglés? iPues eso pues!


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Las lecturas políticas de Pernando Barrena



¿Crees que la Literatura juega un papel importante a la hora de remover conciencias?

Por supuesto, la lectura nos acerca realidades que desconocemos y nos aporta nuevas visiones sobre los interrogantes que históricamente se ha hecho el ser humano a través del tiempo. El conocimiento humano se transmite antes o después a través de la literatura,
entendiendo literatura de un modo amplio que abarque ficción, no ficción, divulgación y por supuesto todo tipo de género.

¿Por qué crees que hay que leer?

Leer es fundamental para formar personas críticas, y yo soy de los que creen (o quieren creer) que se lee mucho más de lo que se admite, principalmente debido a que se identifica demasiado simplemente lectura con libro. El libro es sin duda el formato principal de lectura pero no podemos olvidar otros como periódicos, revistas, cómics... que hoy día tienen un gran peso debido a que los formatos más ligeros tienen mayor poder de divulgación, son más accesibles y "asustan" menos. En cualquier caso leer es fundamental para ser parte del mundo que nos toca vivir.

¿Cómo empezaste a leer libros con peso político?

Mis primeros libros con peso político fueron libros de temática vasca que se me hacían muy atractivos al inicio de mi conciencia política allá por los 15 años. Fueron libros de la editorial Hordago, ediciones sobre historia de Navarra y Euskal Herria, ejemplares de la revista Punto y Hora, etc. También empezaron a pasar por mis manos clásicos del marxismo editados en castellano en la URSS y que llegaban a través de la librería Rubiños de Madrid. Antes de todo esto fui un devorador de tebeos, cómics y libros de narrativa juvenil.

¿Tienes algún primer libro o autor que te conmoviera entonces especialmente? 


A comienzos de los 80 leí "Vasconia" de Federico Krutwig que inexplicablemente formaba parte del fondo de la Biblioteca General de Navarra y supuso el gran descubrimiento de la identidad vasca que a los navarros se nos estaba arrebatando. Además me descubrió que no se trataba de folklore, había un proyecto viable de país detrás de la identidad nacional vasca. Tendría 15 o 16 años y todavía estaba en el instituto.

A los jóvenes que comienzan a despertar, ¿qué lecturas les recomendarías? ¿Por dónde empezar?
Creo que es importante comenzar por la historia, tanto en formato ensayo como también por medio de biografías. Para apostar por un proyecto de futuro es necesario conocer el pasado y tener una referencia empírica, teniendo en cuenta que la historia puede dar más solidez a un planteamiento pero es la legitimidad democrática la que cuenta. Antes de abordar obras de teoría política aconsejaría leer literatura ubicada en realidades sociales y geográficas diferentes que pueden ser extremadamente formativas.

¿Qué autores y obras te parecen imprescindibles?

En lo referente a historia vasca recomendaría autores como Iñaki Egaña, Jose María Esparza, Tomás Urzainki, Pedro Esarte, Emilio Majuelo o Jose María Jimeno Jurío. En historia de los EEUU como no, Howard Zinn; Roberto Perdía, testigo de la lucha contra la dictadura en Argentina; Gerry Adams, Tim Pat Coogan y David Beresford sobre el conflicto irlandés; Nelson Mandela y Allister Sparks sobre Sudáfrica; Pramoedya Ananta-Toer de Indonesia; Ngugi Wa Thiong-o de Kenya; Almudena Grandes y Manuel Rivas del Estado español; Gilles Perrault, del Estado francés; John Irving, o por supuesto Noam Chomsky y James Petras. Además recomiendo autores vascos que también pueden encontrarse en castellano como Edorta Jimenez, Joseba Sarrionandia o Koldo Izagirre.

¿Podrías hacerme un breve recorrido por tu estantería de contenido político o filosófico? 

Em mi biblioteca priman libros de temática vasca e irlandesa además de otros de literatura de diferentes partes del mundo. Además tengo bastantes volúmenes de novela negra (Daniel Chavarría, Paco Ignacio Taibo II, John Connolly, Camilleri, Leon, Mankell, Assa Larsson, Lapidus). Disfruto con la Barcelona de Ruiz Zafón y me quedo con La sombra del Viento.

El contenido político es de origen vasco, irlandés y de otras naciones y movimientos de liberación nacional y social del mundo. El contenido filosófico y de teoría política está representado principalmente por Joxe Azurmendi (Demócratas y violentos, Los vascos y los españoles) y Joxe Arregi, Edward W. Said, Noam Chomsky, obras del Che Guevara, Malcolm X, Eduardo Galeano...

¿Qué libros tienes ahora mismo en tu mesilla de noche?

Ahora mismo estoy leyendo, Una vida de lujo, de Jens Lapidus (soy aficionado a la novela negra); Bienvenidos a tiempos interesantes, de Slavoj Zizek; El tiempo de las luces, de Arnaldo Otegi, y también una biografía de John Maclean por Nan Milton (John Maclean fue una figura del independentismo escocés de inspiración socialista, comparable al irlandés James Connolly).


¿Me recomendarías tres libros?

Te voy a recomendar cinco, elegir sólo tres ya es suficientemente difícil (más que cinco):

Una biografía de Yasser Arafat, escrita por Ammon Kapeliouk.

Hitzen ondoeza, Joseba Sarrionandia

Long walk to freedom, Nelson Mandela

Tomorrow is another country, Allister Sparks

Ten men dead, de David Beresford




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Las lecturas políticas de Katu Arkonada



Katu Arkonada (
Barakaldo, 1978) es diplomado en Políticas Públicas. Militante de la Izquierda Abertzale en Euskal Herria y del proceso de cambio en Bolivia, ha sido asesor del Viceministerio de Planificación Estratégica del Estado Plurinacional de Bolivia, encontrándose actualmente en La Paz trabajando con la Cancillería (Ministerio de Relaciones Exteriores). Colabora habitualmente en medios de comunicación como Gara, Le Monde Diplomatique o Rebelión, además de escribir el blog "Trinchera de Ideas" en Naiz.info 

¿Crees que la Literatura juega un papel importante a la hora de remover conciencias?

Sin ninguna duda. La cultura en general, y la literatura en particular, deben servir para remover conciencias, y diría que también corazones. Por otro lado no podemos olvidar que la cultura juega un papel fundamental en la construcción de ideología, y por lo tanto también tiene su rol clave a la hora de desmontar la ideología dominante del sistema capitalista.

¿Por qué crees que hay que leer?

En “Pasajes de la guerra revolucionara” escribe el Che Guevara: “Tendido, disparé un tiro hacia el monte siguiendo el mismo oscuro impulso del herido. Inmediatamente, me puse a pensar en la mejor manera de morir en ese minuto en que parecía todo perdido. Recordé un viejo cuento de Jack London, donde el protagonista, apoyado en un tronco de árbol, se dispone a acabar con dignidad su vida, al saberse condenado a muerte, por congelación, en las zonas heladas de Alaska”.
Yo creo que leer nos aporta una formación como personas, una forma de ver el mundo, y nos ayuda a construir una ética con la que enfrentarnos a la realidad. Esa debería ser la mayor cualidad de la literatura. Asimismo, tampoco hay que menospreciar las posibilidades de evasión, la oportunidad de desconectar que nos ofrece el sumergirnos en la lectura de un buen libro.



¿Cómo empezaste a leer libros con peso político? 
Supongo que comencé a leer libros con contenido político como una extensión natural del resto de mis lecturas. Mi adolescencia transcurre durante los convulsos años 90 en Euskal Herria, años retratados magníficamente por el bertsolari Xabier Silbeira en su libro “A las ocho en el Bule”, editado en 2007 por Txalaparta, editorial que en esos años 90 nos proveía de muchísimos libros que nos servían como material de formación política para los y las que comenzábamos a militar. Recuerdo con especial cariño “La red Galindo” o “El Jesuita”, del gran Pepe Rei y también “La orquesta roja” de Guilles Perrault y ya un poco después terminando la década “Argala” de Iker Casanova, amigo y compañero de militancia.

Pero si bien con los libros de Txalaparta fuimos moldeándonos como militantes, creo que fue “1984” de George Orwell el primer libro “político” que dejó una huella importante en mí. Pensar que la sociedad orwelliana de la neolengua y la policía del pensamiento descrita en un libro publicado en 1949 se asemeja tanto a la sociedad postmoderna capitalista actual me hace estremecer incluso hoy en día.

¿Tienes algún primer libro o autor que te conmoviera entonces especialmente? 
1984 fue el primer libro político pero si ha habido un libro de contenido político que realmente me conmoviera en esos años 90 de mi adolescencia fue “Operación Ogro”, el libro en el que la organización armada Euskadi Ta Askatasuna contaba, por medio de la brillante pluma de Eva Forest, cómo se planificó y realizó la ejecución del comandante Carrero Blanco. Todavía hoy en día conservo dos ediciones de ese libro, una primera impresa en Hendaia con el logo de ETA en la portada y firmada bajo el seudónimo de Julen Agirre, y una segunda edición de la editorial Hiru sacada en una colección de Egin en 1995 ya firmada por la propia Eva, prologado por Antxon Etxebeste y dedicado a Argala. El libro contiene el relato de los hechos en boca de los integrantes del Comando Txikia, los cuatro comunicados realizados por ETA después de la acción, mapas, transcripciones de conversaciones policiales y otros documentos políticos de análisis, siendo clave para entender la historia y trayectoria política de todo un movimiento de liberación nacional.

A los jóvenes que comienzan a despertar, ¿qué lecturas les recomendarías? ¿Por dónde empezar?
Es muy complicado recomendar un libro para comenzar con la lectura pues creo que lo más importante no es lo que lees sino comenzar a leer y por eso debe ser algo que te atraiga. En mi caso de pequeño devoraba los libros de Julio Verne, después me aficioné a Stephen King y un poco más tarde a las novelas históricas del estilo de “Los pilares de la Tierra”, pero cada persona, al igual que los libros, es un mundo.

Tengo una sobrina de 2 años y en la última feria del libro, estando en Barcelona por Sant Jordi, le compré una edición ilustrada de “El Principito”. Quizás otro libro para recomendar y reivindicar que leer nos ayuda a pensar y ser felices sea “Farenheit 451” de Ray Bradbury.

¿Qué autores y obras te parecen imprescindibles? 
En la literatura en general hay clásicos que deben ser leídos como “Los miserables” de Victor Hugo, “Crimen y castigo” de Dostoievski o "Anna Karenina" (Tolstoi). De la literatura de hoy en día me gustan mucho y voy leyendo lo que sale de Paul Auster, Michel Houllebecq, Haruki Murakami o Irvine Welsh. A un nivel más político y tratando de pensar en autores contemporáneos me quedo con Fidel Castro en el plano político, Slavoj Zizek en un plano más filosófico, y Samir Amin en el económico. Todos ellos autores con una sólida base marxista-leninista.

¿Podrías hacerme un breve recorrido por tu estantería de contenido político o filosófico?
Tengo libros desperdigados por Ecuador y Bolivia, pero en Euskal Herria, donde tengo agrupada la mayor parte de mi colección, tengo una gran sección sobre América Latina, ordenados por procesos políticos, con mayor número de textos sobre Cuba y también el conflicto en Colombia, especialmente referentes al ELN y las FARC. También algunos sobre los procesos en El Salvador y Nicaragua y también he podido ir reuniendo una bonita bibliografía sobre los debates que se están dando en el Estado Plurinacional de Bolivia en concreto y en la región andina en general, Estado Plurinacional, Buen Vivir, Descolonización, Despatriarcalización y también una de mis áreas de trabajo que ha sido el de desarrollo constitucional. Otra temática que se repite es Euskal Herria, el nacionalismo vasco y ETA, y finalmente otra gran sección es la de marxismo y filosofía política, con clásicos como Marx, Lenin o Gramsci, pasando por Louis Althusser o Nikos Poulantzas y terminando con autores más contemporáneos como Pierre Bourdieu, Jacques Ranciere, Fredric Jameson, Perry Anderson, Giovanni Arrighi, Immanuel Wallerstein, David Harvey o Alain Badiou, sin olvidarnos de algunos marxistas latinoamericanos como Bolívar Echeverría, Atilio Borón, o Néstor Kohan. No he leído todos ni mucho menos, muchas lecturas están ahí pendientes esperando el momento adecuado o sirven como consulta.

¿Qué libros tienes ahora mismo en tu mesilla de noche?

En unas horas viajo a Perú y después Bolivia por lo que en mi mesilla de noche ahora mismo se encuentra “Defensa del marxismo. Polémica revolucionaria” del primer marxista latinoamericano, el peruano José Carlos Mariátegui, y el atlas geopolítico que acaba de sacar Le Monde Diplomatique, que es un regalo para el Vicepresidente de Bolivia Álvaro García Linera (que espero no lea esta entrevista). También tengo dos libros que me estoy llevando conmigo, “La razón populista” de Ernesto Laclau y “44 cartas desde el mundo líquido” de Zygmunt Bauman, que tengo pendiente de leer.

¿Me recomendarías tres libros?
De literatura en general, “El amante lesbiano” de José Luis Sampedro, “Trilogía de Nueva York” de Auster, y “Plataforma” de Houllebecq. En un plano mas político, “Las venas abiertas de América Latina” de Galeano, imprescindible para conocer la historia de la conquista y colonización del Abya Yala, lo que conocemos por América Latina, y para comprender por extensión algo tan actual como la construcción de los estados del bienestar europeos, es en definitiva, la historia del colonialismo, imperialismo, y construcción del capitalismo. También el libro-entrevista que Ignacio Ramonet le hizo a Fidel Castro “Biografía a dos voces”, lo más lúcido y a la vez sencillo que alguien interesado en la política pueda leer, la combinación perfecta entre teoría y praxis revolucionaria. Por ultimo pero no menos importante “Otras inapropiables. Feminismos desde las fronteras”, una colección de ensayos de Bell Hooks y otras compañeras feministas, un dialogo entre el feminismo, marxismo o los movimientos de liberación negra, una serie de ensayos que trabajan las relaciones de género y de clase, el racismo, colonialismo, imperialismo y nacionalismo. Este último libro es un bonito ejemplo de lo que necesitamos hoy día, la construcción de conocimiento, saberes y conciencia revolucionaria desde abajo y a la izquierda, partiendo de las luchas y actores concretos, de la praxis cotidiana.



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Las lecturas políticas del periodista Pedro de Alzaga


Pedro de Alzaga es subdirector de cuartopoder.es. y fundador de iberoamerica.net. También puedes seguirle en su perfil de twitter: @palzaga

¿Crees que la literatura juega un papel importante a la hora de remover conciencias?

Sí, aunque cada vez menos. Además este papel de remover
conciencias está siendo ocupado -y a veces usurpado- por el ensayo político que está creciendo en Internet.

¿Por qué cree que hay que leer?

Porque leer nos sitúa en nuestro tiempo y, en cierto modo, nos
enfrenta a nosotros mismos, a lo que somos, de un modo muy
sutil y efectivo. Por si fuera poco, la lectura, es una gimnasia mental fabulosa, como proceso de interpretación constante de
esos símbolos llamados letras.

¿Cómo empezaste a leer libros con peso político? 

Empecé a leer ensayo, político y de otras temáticas, muy tarde, después de la universidad y cuando ya llevaba años trabajando. Me matriculé en Ciencias Políticas en la UNED y empecé a descubrir a los grandes de la política y la sociología. En cualquier caso, lamento comunicarte que me considero un completo ignorante en la materia.

A los jóvenes que comienzan a despertar, ¿qué lecturas les
recomendarías? ¿Por dónde empezar?

Creo que no les recomendaría autores, sino que les sugeriría el proceso contrario: que elijan un tema político de su interés y lean toda la bibliografía relacionada. Ese proceso, ese viaje para documentarse, es más importante que lo que se pueda aprender en él, y les ayudará a casarse con las ideas y no con los nombres. De entrada, creo que les propondría que empezaran con un tema que pareciera no relacionado con la política, como por ejemplo la guerra civil española o la segunda guerra mundial, pero que en el fondo mostrara muchos de los ideales y los conflictos sociales cuando mejor se ven, cuando se encuentran en los extremos de la política.

¿Qué autores y obras te parecen imprescindibles? 

No recomendaría ningún libro político. No recomendaría a Galeano ni a Chomsky ni a Klein ni a ninguno de los nombres que suenan actualmente como referentes supuestamente políticos. Si las personas a las que se los recomendara fueran como yo,
desconfiarían automáticamente de cualquier libro entregado con esa tarjeta de visita (a mí me recomendaban a Clausewitz y aGracián, y maldita la gracia). Tal vez, preferiría sugerir ensayos o novelas que muestren el modo de organizarse de las sociedades y la lucha de clases. A mí me interesa mucho la historia política de América Latina gracias a libros más periodísticos o sociales que políticos. Se me ocurre ahora mismo 'Muerte en el Pentagonito' de Ricardo Uceda, que trata sobre la guerra sucia entre Sendero Luminoso y el Estado peruano y que a través de un relato periodístico explica muy bien cómo unos ideales justos pueden retorcerse hasta el esperpento y cómo el poder llega a abusar del monopolio de la violencia para ejercer el terrorismo de Estado. Entre esos dos frentes hay un montón de personas e ideales legítimos que son triturados, y el relato es peligrosamente similar a lo que puede verse hoy en día en este mundo.

¿Qué libros tienes ahora mismo en tu mesilla de noche?

Ahora mismo estoy leyendo un libro de textos inéditos de Cortázar. Nadaque ver con la política (aunque con Cortázar esto es mucho asegurar).

¿Me recomendarías tres libros?

Te recomendaría lo que se adivina tras 'El manifiesto comunista', pese a tratarse de un texto un poco chapucero y apresurado. 'El político y el científico' de Max Weber. Y 'Elogio de la locura', de Erasmo de Rotterdam.

Las lecturas políticas de Miky Corregidor

¿Crees que la literatura juega un papel importante a la horade remover conciencias?

Sin lugar a dudas, creo que juega un papel crucial. Para entender el mundo en que vivimos y el por qué de lo que ocurre es imprescindible la lectura, porque hay información y conocimientos que no vas a encontrar en ningún otro sitio. Más aún cuando lo que nos llega filtrado y manipulado a través de los mass media no hace sino alienarnos y domesticarnos. Hay que buscar en otros lugares, y el mejor es la literatura.

¿Por qué crees que hay que leer?

Primero, porque es divertido y gratificante. Mal empezamos si leemos 'por obligación' partiendo de la base de que es un plomo pero 'hay que hacerlo'. Segundo, porque es el mejor entrenamiento para la mente. Lo que la TV duerme, un buen libro lo despierta. Y tercero, porque ni una persona ni una sociedad pueden avanzar ni ser críticas sin cultura y formación. El poder establecido se alimenta de la ignorancia. No se lo pongamos fácil. Como dijo Julio Anguita: Si no quieres luchar en la calle, al menos abre un libro. Es otra manera de luchar. Por ahí se empieza.

¿Cómo empezaste a leer libros con peso político?

Desde pequeño he sido un lector empedernido, y al llegar a la adolescencia empecé a ver claro que el mundo que me rodeada no me gustaba, así que supongo que fue pura inercia pasar de Julio Verne o Stephen King a las lecturas políticas. Mis primeros autores fueron anarquistas: Bakunin y Kropotkin, sobre todo. Después vinieron Marx, Engels, Lenin... a esas alturas ya empezaba a trabajar, tendría unos 14 años.

¿Tienes algún primer libro o autor que te conmoviera entonces especialmente? 

Me impactó “Dios y el Estado”, de Mijail Bakunin. Me cogió en plena efervescencia adolescente, a finales de los 80, y me marcó. Acabó de consolidar la conciencia de clase que ya había visto en mi familia, incluso la radicalizó en algunos aspectos. Aunque acabé más influenciado por las teorías marxistas, el pensamiento libertario es clave en mi formación política.
A los jóvenes que comienzan a despertar, ¿qué lecturas les recomendarías?

Creo que como en todo, hay que partir desde la base, ir a los clásicos. Pero dentro de los clásicos, iniciarse con lo más básico. No es lo mismo leer “El manifiesto comunista” que “El capital”. Para inculcar la lectura a un niño no puedes empezar por Günter Grass, o se aburrirá al primer capítulo. Empiezas por Harry Potter y lo otro ya llegará. Con la política pasa igual. Si empiezan por las lecturas básicas de Marx o Bakunin, podrán más tarde entender sus obras más complejas, así como la obra de pensadores posteriores. Además, aunque son textos con más de un siglo de antigüedad, la regresión que estamos sufriendo es tan salvaje que muchos parecen escritos ayer. Para nada han quedado obsoletos. A partir de ahí, tirando del hilo, llegarán a todo lo demás. Pero con una base sólida para asimilar todo lo que lean.

¿Qué autores y obras te parecen imprescindibles? 

De nuevo tengo que nombrar “Dios y el Estado” y “El manifiesto comunista”. Añadiría “El Estado y la revolución” de Lenin y “La revolución permanente” de Trotsky. También Kropotkin y Gramsci, entre otros. Me parece importante dar una oportunidad a todos para
tener una visión amplia de la izquierda, y no terminar dogmatizado por un pensamiento único y acrítico, sea el que sea. Más actuales, creo que Noam Chomsky siempre tiene algo interesante que aportar.

¿Podrías hacerme un breve recorrido por tu estantería de contenido político o filosófico? 
No tengo una librería tan extensa como quisiera, sobre todo por problemas de espacio. Además de los ya mencionados podrías ver a Luxemburgo, Mao, Hegel, Maquiavelo, Rousseau, Marcuse, Proudhon, Sartre... también he leído a teóricos liberales y capitalistas, claro. No se puede criticar lo que se desconoce. Pero prefiero leerlos en internet a tenerlos en mis estanterías, porque como he dicho me falta espacio. De filosofía clásica ando algo flojo. Es una asignatura pendiente.

¿Qué libros tienes ahora mismo en tu mesilla de noche?

Tengo tres: “Los nuevos intelectuales”, de Noam Chomsky; “Festín de cuervos”, de George R.R. Martin; y “Amor”, una antología de Lorca, Neruda y Salinas. Y tengo previsto comenzar “Los trapos sucios”, la autobiografía de Mötley Crüe. Un poco de todo, para tener dónde elegir dependiendo del estado de ánimo. No sólo de política vive el hombre.

¿Me recomendarías tres libros?

Como ya hemos hablado de clásicos, vamos con cosas actuales: “La doctrina del shock” de Naomi Klein, para entender cómo hemos llegado hasta aquí; y “Hay alternativas” de Alberto Garzón, Vincenç Navarro y Juan Torres, para entender cómo salir vivos de esta estafa capitalista. Y el tercero me lo recomiendo a mí mismo, porque aún no lo he leído pero debo hacerlo: “Desinformación”, de Pascual Serrano.

Miky Corregidor es bajista e ingeniero de sonido. Puedes seguirle en su perfil de twitter: @miky_co

Las lecturas de don Ricardo


¿Cree que la literatura juega un papel importante a la hora de remover conciencias?


Sí, claro, y a la hora de adormecerlas. Hay literatura para todos los fines. Incluso hay formas de leer, y existe quien le saca jugo a Agatha Christie, y quien es incapaz de leer con aprovechamiento el Manifiesto Comunista.

¿Por qué cree que hay que leer?


Me resulta difícil responder a esta pregunta sin caer en ningún tópico. Además, en los últimos años, por diversas razones, leo mucho menos de lo que leía antes, y desde luego mucho menos de lo que quisiera. Puede parecer burgués, pero yo siempre he leído por dos razones: Buscando entretenimiento o buscando saciar la curiosidad. Reivindico, sin lugar a dudas, la literatura como esparcimiento.

¿Cómo empezó a leer libros con peso político?

La verdad es que he leído pocos libros políticos. He leído mucha más historia. Los primeros libros de historia que leí fueron sobre la República y la guerra civil (Gabriel Jackson y Hugh Thomas), y después libros generales sobre la historia de España (el de Raymond Karr). Todo ello, en los últimos años del bachillerato. Luego, en la Universidad, me interesé por la historia del pensamiento político, pero a partir de manuales (Sabine, Giner).  Quizás deba avergonzarme por ello, pero salvo el Manifiesto Comunista y el 18 Brumario, no he leido a los autores directamente. Prefería la literatura.

¿Tiene algún primer libro o autor que le conmoviera entonces especialmente? 


Si pregunta va por la vertiente política, no. Si va por la vertiente literaria, el primer libro que leí fue Tom Sawyer. Me lo regalaron mis padres cuando era bastante pequeño, creo que en 1976. Era una edición resumida, tenía 9 años. Luego leí Tom Sawyer entero varias veces, y Las Aventuras de Huckleberry Finn, las novelas de Emilio Salgari y Julio Verne. Más adelante he leído también novelas policiacas, especialmente Maigret, que creo que lo he leído todo. No me avergüenza decir que también me he mordido las uñas con Agatha Christie, aunque me gustaba mucho más el inspector Maigret. Y un poco raro, pero las novelas de Ellery Queen, que era pseudónimo de dos autores, auténticos precursores del género policiaco científico, tan en voga en las series televisivas de hoy, me encantaban. Sherlock Holmes me resultaba un poco cargante.

A los jóvenes que comienzan a despertar, ¿qué lecturas les recomendaría? 

Sin duda alguna, que empiecen a leer para entretenerse. Antes esto era mas sencillo, ahora la lectura tiene mucha competencia, entre las series de TVE e internet. Creo que el entretenimiento es la mejor forma de que se aficionen a la lectura. Leer para saber vendrá después. Por eso, insisto en lo que a mí me gustó de joven: Mark Twain, Julio Verne, Emilio Salgari, Simenon, Jardiel...


¿Qué autores y obras le parecen imprescindibles? Autores de referencia.


Por alguna razón, me han interesado siempre el humor y la ironía, y he leído bastante de este ramo: las novelas y el teatro de Jardiel, Mihura ("Mis memorias", muy recomendables), P.G. Wodehouse y sus sagas..., la maravillosa "La conjura de los necios", cuyo protagonista, Ignatius Reilly quizás haya influido demasiado en Don Ricardo... Me han gustado mucho algunas novelas de Vargas Llosa, como "La Tia Julia y el escribidor", "La guerra del fin del Mundo", sus memorias... 

¿Qué libros tiene ahora mismo en su mesilla de noche?



Últimamente me ha dado por los rusos, y ahora mismo estoy con "Vida y destino" de Grossman. Una novela muy interesante sobre el estalinismo. Acabo de leer "Una Saga Moscovita", de Vassili Aksionov, que es la historia de varias generaciones de una familia moscovita durante los años de poder de Stalin. Últimamente me ha interesado mucho ese periodo de la historia soviética, supongo que porque trato de averiguar si el estalinismo es una isla en la historia soviética, o por el contrario la URSS postestalinista es el estalinismo suavizado. Hay dos libros que acabo de leer muy interesantes que abarcan esa época. El primero, Un Imperio Fallido, escrito por un profesor ruso, Vladislav Zubok, sobre la guerra fría, desde Stalin a Gorbachov, a partir de documentos soviéticos recientemente desclasificados, y el otro "El Stalin desconocido", de los hermanos Medvedev (nada que ver con el actual primer ministro, y ambos disidentes en la época soviética, no se trata de una hagiografía), una colección de artículos que nos acercan a la figura del dictador soviético desde diferentes puntos de vista.


¿Me recomendaría tres libros?

"La conjura de los necios", de John Kennedy Toole. Me asusta un poco pensar lo que ha podido influir en mí la figura de Ignatius J. Reilly.

"La Tía Julia y el escribidor", de Mario Vargas Llosa. La leí cuando empeza a trabajar de periodista en Valladolid, una época que recuerdo con mucho cariño.

"10 días que conmovieron al Mundo", de John Reed. Quizás desmerezca la lista, pero lo acabo de leer casi como si fuera una novela de intriga. Acabo de regresar de San Petersburgo, y leer sobre sus calles, canales, edificios y puentes como escenario de la gran Revolucion Soviética me ha hecho revivir la ciudad.


Puedes saber más sobre don Ricardo siguiéndole en su perfil de twitter: @asueldodemoscu

Las lecturas de Iñaki Soto, director del diario Gara


¿Crees que la literatura juega un papel importante a la hora de remover conciencias? 

La literatura, el cine, el teatro… la cultura en general te puede dar instrumentos para entender mejor el mundo y, en consecuencia, puede alimentar el deseo por cambiarlo. Cierta literatura te puede además dar pistas sobre cómo hacerlo –en mi opinión, conviene aceptar los dogmas justos, ni más ni menos–. Evidentemente, también te puede ayudar a sobrellevarlo o incluso a evadirte, algo que puede ser positivo si no te anula, si no te hace perder autonomía sino incrementarla.

¿Por qué crees que hay que leer? 

Para empezar porque la alternativa es no leer. Para seguir porque es la mejor manera de aprender a escribir. Y sobre todo porque te abre mundos a los que de otro modo no tendrías acceso, te enriquece como persona, te hace mejor. Además, es un placer. Todo lo dicho puede sonar tópico, pero no deja de ser cierto.
En clave más política, más allá de mi trabajo y sin ánimo corporativista, soy un gran defensor de la lectura de prensa. En nuestro caso concreto, el vasco, mi obsesión es hacer un periódico que alimente a aquellos que van a protagonizar el cambio político que se ha puesto en marcha en nuestro país, desde los líderes hasta las personas que con su trabajo diario o con su voto pueden hacer posible ese cambio. Por ejemplo, soy consciente de que los más jóvenes no dan el valor que dábamos nosotros a la prensa escrita, o como mínimo que la leen de manera distinta. Pero creo sinceramente que en este país –y esto sirve para el resto del mundo–, los líderes de dentro de diez, veinte o treinta años serán lectores habituales de prensa. Y si lees prensa acabas leyendo no solo literatura, sino hasta los prospectos de los champús.
Volviendo a tu pregunta, querría recordar también que, en las revoluciones del siglo XX, una de las obsesiones de los líderes de las mismas era la alfabetización. Por ejemplo, tengo compañeros que estuvieron en Nicaragua en esas campañas de alfabetización, y seguramente Cuba sea el mejor ejemplo de la riqueza que genera el valorar la cultura como un bien revolucionario.

¿Cómo empezaste a leer libros con peso político? ¿Con qué autores te estrenaste?

El instituto me marcó en varios aspectos, especialmente en el aspecto militante. Fue entonces cuando empecé a ser políticamente activo, a trabajar en diferentes organismos y a participar en luchas. Y también marcó mi futuro, dado que terminé estudiando Filosofía gracias al impulso de mi profesor de esa materia en el bachillerato. Ese fue mi auténtico bautismo. Recuerdo sobre todo a Sartre, a Nietzsche y a Russell. Y por supuesto a Marx.
En todo caso, mis primeros recuerdos de lectura están sobre todo asociados al periódico "Egin", la cabecera que compraban mis padres y con la que desayunábamos todos los días. Si tuviese que dar un momento clave en mi desarrollo como persona, probablemente sería la muerte de Josu Muguruza en Madrid. Yo tenía catorce años, era mi primer año en el instituto, y recuerdo muy claramente el impacto que eso tuvo en mis padres y cómo leímos aquella noticia antes de ir a clase. Si existe un momento concreto en el que la conciencia se despierta para mí fue ese; y está íntimamente asociado a la lectura del periódico.

¿Tienes algún primer libro o autor que te conmoviera entonces especialmente? 

Recuerdo especialmente "Madame Bovary" de Flaubert, "El idiota" de Dostoyevski, "Othelo" de Shakespeare y "Wilt" de Tom Sharpe. Como puede ver, no son precisamente ideólogos, pero en su literatura encontré cosas que me han marcado, ayudado, ilustrado… cosas importantes sobre temas relevantes tratados desde la literatura.
Ciñéndome al sentido que supongo contiene la pregunta, a esas edades tan difícil es entender a Marx como fácil es malentenderlo. Leí el "Manifiesto Comunista" repetidas veces y también "Las manos sucias", de Sartre. 
Con dieciocho años participé en una brigada internacionalista a Cuba, gracias al apoyo de mis padres. Antes y después de ir leí mucho sobre Fidel y el Che, y en general sobre la revolución cubana. También había estado en Nicaragua, y recomiendo "Canción de amor para los hombres", de Omar Cabezas.

A los jóvenes que comienzan a despertar, ¿qué lecturas les recomendarías? ¿Por dónde empezar? 

Creo que uno de los primeros libros que tiene que leer una persona adulta es "Sin noticias de Gurb", de Eduardo Mendoza. Es un libro inmejorable para todo aquel que quiera engancharse a la literatura, porque está muy bien escrito y es realmente divertido, además de ser muy fácil de leer. Cada persona es un mundo, pero creo que es más fácil que alguien que lee algo como ese libro acabe leyendo a Marx que al contrario, es decir, que partiendo de Marx se convierta en un gran lector. Como he dicho, esta norma no sirve para todo el mundo, pero creo que estadísticamente resulta pertinente.

¿Qué autores y obras te parecen imprescindibles? 

Para los euskaldunes el autor de referencia es Joxe Azurmendi, el escritor que más ha aportado al pensamiento en nuestro idioma. Su obra es inmensa en todos los sentidos y nunca le estaremos suficientemente agradecidos por su trabajo. Si tuviera que destacar un libro suyo sería "Demokratak eta biolentoak" (Demócratas y violentos), que no es quizá su mejor obra, pero captó un momento político clave de la últimas décadas en Euskal Herria y fue capaz de trascender más allá en su análisis a través de un pensamiento sólido.
En castellano destacaría a Eduardo Galeano, tanto por su prosa como por su mensaje anticolonialista, emancipador… También me fascina la manera de escribir que tienen los autores latinoamericanos en general y los argentinos en particular. Leerles es un auténtico placer.
En inglés me gusta especialmente Isaiah Berlin, autor con el que en general no comparto ideología, pero cuyo pensamiento filosófico me parece especialmente acertado. Su biografía de Marx, realizada tanto desde la discrepancia como desde el conocimiento profundo y la empatía, me parece un muy buen libro. Aunque, como he dicho, su obra más interesante me parece su pensamiento propio, especialmente sobre la pluralidad. Además escribe en un inglés asequible a mis limitaciones. Pese a esas limitaciones, intento leer en inglés, también literatura. Mis autores preferidos son Kureishi y Hornby, por citar tan solo a dos.

¿Podrías hacerme un breve recorrido por tu estantería de contenido político o filosófico? 

Tras terminar la carrera hice sobre todo Filosofía de la Ciencia y, más tarde, estudié la ética del nacionalismo. Por eso la mayoría de los libros de mi librería tienen esa temática y son sobre todo académicos. Una gran parte de mis libros contienen la palabra "nationalism" en el título. Es un tema apasionante, muy estudiado a nivel mundial, con grandes autores como David Miller, Eric Hobsbawm, Anthony D. Smith, Walker Connor… También están los clásicos de la filosofía, desde Aristóteles hasta Weber, pasando por Maquiavelo o Hume.

Por otro lado, tengo especial interés por los procesos políticos sudafricano e irlandés. Tengo algunos libros sobre los mismos. Y me atrae mucho el debate político e ideológico dentro del laborismo inglés, sobre todo para entender por qué perdieron la batalla quienes, como Ken Livingstone, defendían un proyecto realmente de izquierda y por qué la denominada tercera vía triunfó. En este último apartado, me fascina la manera en la que se zurran entre ellos a través de los libros, sin ningún tipo de compasión. Recientemente he leído "The New Machiavelli", de Jonathan Powell, un libro un tanto pretencioso pero muy interesante, especialmente para conocer cómo funciona el poder político en el mundo anglosajón. [Además el autor tiene un interés especial para nosotros, por tratarse de uno de los firmantes de la Declaración de Aiete].

¿Qué libros tienes ahora mismo en tu mesilla de noche?

Acabo de terminar de leer "El cielo es azul, la tierra blanca" de Hiromi Kawakami, una historia de amor que me ha gustado mucho. A raíz del caso del preso político Iosu Uribetxebarria estoy releyendo la biografía de Bobby Sands, de Denis O'Hearn, en inglés. Tengo pendiente "Nikolski", del autor quebequés Nicolas Dickner, que acaba de editar Txalaparta.

¿Me recomendarías tres libros?

Es difícil elegir, pero aun sabiendo que el ejercicio es un acto de parcialidad muy criticable, me voy a arriesgar: "Manifiesto nacionalista (o hasta separatista, si me apuran)", de Ulises Moulines; Entrevista con Isaiah Berlin de Jamin Rahanbegloo; "Qué hacer" de Lenin. Evidentemente, entre los citados anteriormente hay libros mejores y más referenciales, pero creo que estos forman una buena recomendación.

Iñaki Soto es director del diario Gara y puedes seguirle en su perfil de twitter: @gara_isoto

Las lecturas de Gaspar Llamazares

"Para un adolescente tímido como yo, los libros empezaron siendo un refugio y una aventura con desconocidos, para convertirse después en compañeros imprescindibles en sus distintas vertientes de novela y ensayo, pero en menor medida teatro o poesía."

"Mis primeras lecturas fueron los libros de aventuras como: La Isla del Tesoro o Moby Dick y más adelante mi libro preferido fue El Guardián entre el Centeno."

"Ya en mi juventud me deslumbró la literatura Latinoamericana y en concreto Bomarzo, Cien Años de Soledad, El Siglo de las Luces, La Consagración de la Primavera, La Ciudad y los Perros ..etc. Para encontrar luego a la novela del periodo republicano español con Max Aub, García Lorca... o la italiana con Sciacia. Calvino o Moravia de los que destaco El Barón Rampante, El Vizconde Demediado o El Mar color de Vino..."

"En relación al ensayo político fueron Marcuse y Gramsci mis orígenes con Escritos desde la cárcel y El hombre unidimensional y más tarde los clásicos empezando por El Manifiesto de Marx, El 18 Brumario, etc. Me incorporé más tarde a otros de ecología política y movimientos sociales como Villasante, Sacristán..etc." 

"Otra de mis pasiones es el ensayo histórico de Tuñón de Lara, Viñas, Fontana..."

"Hoy mis libros oscilan entre la literatura norteamericana de Auster o Roth en Némesis y los ensayos sobre la crisis de Vicens Navarro, Krugman y Torres ; o los más ideológicos de Bauman o Zizek."


"Acabo de leer los últimos de Almudena y García Montero: El Lector De Julio Verne y Una Forma de Resistencia y en mi mesita de verano esperan el último de Marta Sanz y El diario robado del Pte. Manuel."



Puedes seguir a Gaspar Llamazares en su perfil de Twitter: @GLlamazares

Las lecturas de Cayo Lara

Fuente de la foto
¿Cree que la Literatura juega un papel importante a la hora de remover conciencias?

Hay literatura que remueve conciencias y otra que las adormece.

¿Por qué cree que hay que leer?

Decían en África que cuando muere un mayor muere una enciclopedia. La escritura y su lectura nos han permitido que no mueran más enciclopedias.

¿Cómo empezó a leer libros con peso político? 

Estuvo íntimamente ligado a mi compromiso político y sindical, que empezó a mediados de los 70. Paulo Freire, Marta Harneker, Karl Marx, Gabriel García Márquez. Acababa de hacer el servicio militar y cultivaba la tierra.

¿Tiene algún primer libro o autor que le conmoviera entonces especialmente? ¿En qué época de su vida le cogió? 


Fue en la Transición. No fui a la Universidad. Poema Pedagógico de A. Makarenko, Puerca Tierra de John Berger y Vientos del Pueblo de Miguel Hernández.

A los jóvenes que comienzan a despertar, ¿qué lecturas les recomendaría? ¿Por dónde empezar?

Cien años de soledad de García Márquez, Los santos inocentes de Delibes, Hay alternativas de Vicenç Navarro, Juan Torres y Alberto Garzón, la biografía de Marcelino Camacho Confieso que he luchado, Decidme cómo es un árbol de Marcos Ana y Corazón helado de Almudena Grandes.

¿Qué autores y obras le parecen imprescindibles? 

Cien años de soledad de García Márquez, Las venas abiertas de America Latina de Eduardo Galeano, D. Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes y las obras completas de Miguel Hernández.

¿Podría hacerme un breve recorrido por su estantería de contenido político? 

No está ordenada, pero hay biografías y memorias de revolucionarios, políticos y sindicalistas. Poesía de autores latinoamericanos y españoles, tratados de economía, sobre sindicalismo y cooperativismo agrarios, relatos de nuestra memoria histórica, de las cárceles en la dictadura, de los batallones disciplinarios, de los maquis, del exilio, del trabajo del PCE en la clandestinidad, de la segunda República Española y de la sublevación franquista, El Capital de Carlos Marx, las obras completas de Lenin, Engels, novela política y social, del cristianismo y el socialismo, de la emancipación de la mujer, sobre la democracia participativa y representativa, el cooperativismo, sobre procesos de integración social, de la globalización capitalista…..

¿Qué libros tiene ahora mismo en su mesilla de noche? 


Destrucción masiva, geopolítica del hambre de Jean Ziegler, Indecentes de Ernesto Ekaizer y Economía: mentiras y trampas de Martín Seco.

¿Me recomendaría tres libros?

Hay alternativas de Alberto Garzón, Juan Torres y Vicent Navarro, Economía Canalla de Loretta Napoleoni y El odio a Occidente de Jean Ziegler.



Cayo Lara es coordinador federal de Izquierda Unida. Puedes seguirle en su perfil de Twitter: @Cayo_Lara