"Picture yourself in a boat on a river".

...with tangerine trees and marmalade skies.
Somebody calls you, you answer quite slowly,
A girl with caleidoscope eyes."

John Lennon, Lucy in the sky with diamonds.

Se me ocurren dos maneras de prenderme en la propuesta que me dirige (a mí entre otros) Nicolás. Una, que confieso que ensayé y cuyo resultado preferí guardarme para otra vez, consiste en enumerar los libros o autores de los cuales uno extrajo alguno de los bloquecitos de lego con que viene edificando la trabajosa e imperfecta construcción de que dispone.

Pero tuve la sensación de que una enumeración así haría ver a esa edificación como algo mucho más estable de lo que es. Sin embargo, debo hacer justicia al hecho de que este blog es la evolución (pokemoniana) de otro que se llamaba Glosa, como la novela de Saer.

Pero para hoy, preferí, quizás, exponer una actitud. Escoger de entre esos libros o autores un par que merezcan mención. No son tal vez los más importantes, ni los más recurridos, ni los más viejos, ni los más recientes, ni los más importantes, ni los más definitorios.

Son, en mi caso, dos "básicos" entre los que quiero imaginar un vínculo hoy.

A McLuhan se lo vapulea mucho y seguramente se lo puede hacer con argumentos sólidos.

De un otro lado, a veces, he visto poner a Benjamin, tan noble, tan serio, a veces hasta tan oscuro y críptico.

Sin embargo, me encantaría presenciar, con Lucy in the Sky with Diamonds como música de fondo, una charla entre el Benjamin que en sus Historias y relatos escribió "Historia de un fumador de hachís" y McLuhan.

Y buscar que me conviden algo (algo, apenas) de lo que estén fumando.

"Picture yourself in a boat on a river".

Lucy in the sky with diamonds


(Post scriptum: me cacho en Bitácoras.com; ahora parece que los enlaces a mi viejo blog caen en un mensaje de error; apelo a vuestra comprensión)

Captcha

(a propósito de los dilemas
sobre los captchas que se
plantearon hace poco Monuz y Fodor)



Nocturno

A contraluz te miro (y para que esta frase tenga algún sentido, requiero de ustedes cierta colaboración: imaginen que están en una habitación cuadrada, grande; pueden ayudarse trazando en la pantalla de su mente cuatro líneas representándola; agreguen sobre el lado superior uno de esos rectángulos utilizados por los arquitectos para indicar una abertura; centrado respecto de los extremos, debe ocupar dos tercios del lado; ahora, enfrentada a esta ventana y apoyada en el lado inferior, imaginen lo más a la derecha posible una de esas porciones de pizza usadas para representar a las puertas; la cama está apoyada con la cabecera contra la pared de la izquierda; pueden pensarla como un rectángulo; imagínense en mi posición: estoy tendido en la cama, de espaldas a la puerta y viendo la luz difusa y amarillenta o cobriza brillar en la ventana; ella ha entrado al cuarto; piensa que estoy dormido y por eso se mueve sigilosamente; ha rodeado la cama y se ha parado frente a mí; incluso, mira hacia donde adivina mi cara, según el esquema mental que tiene del lugar, según lo que recuerda de mis costumbres, según lo que la penumbra le permite ver; no nota que yo la miro, acaso mis ojos no brillan; se desviste; silenciosamente, se saca la remera y su pelo largo, arrastrado un momento por la tela, sube y vuelve a caer sobre su espalda; deja la prenda en el suelo, donde dejará también el pantalón, que separa de su cuerpo con un empujón de los pies; en claroscuro se recorta su silueta de mujer; se lleva las manos a la espalda y puedo oir el minúsculo "click" del broche del corpiño; hace con los hombros ese movimiento consistente en volcarlos hacia adelante, ahuecando el pecho, para acompañar o producir el deslizarse de los breteles; no distingo el movimiento de las cintas, pero sé bien que rozan, indiferentes, sus hombros y sus brazos; por un segundo sostiene el corpiño en una mano, al lado del cuerpo; así es su imagen, oscura una mujer contra la ventana iluminada sosteniendo un corpiño; finalmente lo suelta y cae al suelo, junto con el resto de su ropa; si han sido tan amables de imaginar todo esto, les pido un último favor, piensen como en un murmullo: "a contraluz te miro").

Serious damage may result if karma falls...

"When using karma, basic safety precautions as below should allways be followed.

To reduce the risk of fire, electric shock or personal injury, read and understand all instructions.

2. Do not use this karma near the water, for example: near a bathtub, wash-pool and the like.

3. Do not cover slots and openings of this karma, for they are provided for ventilation an protection against overheating. Never place karma near radiators or employ when proper ventilation is not provided.

4. Install this karma securely on stable surface. Serious damage may result if karma falls.

5. To reduce the risk of electric shock, do not disassemble karma but take it to a qualified service man when some service or repair work is required. Openings or removing covers may expose you to dangerous voltage or other risks. Incorrect reassembly can cause electric shock when the appliance is subsequently used.

Save this instructions.

Warning!

To prevent fire or shock hazard, do not expose this karma to rain or any type of moisture.

Thank you for listening."
Important safety instructions (Mutation 2), de Vernon Reid, en Mistaken Identity, de 1996.

09-Vernon Reid-Imp...


Y yo me pregunto, una pregunta que ha de ser tan vieja como la música pero que el tío Francesco formuló en esta forma tan directa y simple: Does humor belong in music?

Buen fin de semana everybody.

Esta silla en realidad es un vacío

En teoría, dejando de lado sutilezas y sofisticaciones, es posible afirmar que toda escritura es un plagio, que nadie usa sino texto usado, creado por otros.

Con el mismo nivel de simplificación, puede decirse que, en teoría, dado que entre los electrones que conforman esta silla en que me siento no hay nada, la silla es mero espacio vacío.

Entonces, si usted toma mi silla, puede decir que no me ha robado nada. Y yo, le digo la verdad, como me gustan estas cosas así medio esotéricas, tendría genuina curiosidad por saber cómo pretende usar esa nada que no me ha robado, por comparar incluso la manera en que la usaría usted en relación con cómo la he usado yo. Podría yo hallar en esa comparación cosas interesantes, no se lo niego.

Sin embargo, vivimos en un mundo donde, a todos los fines prácticos, usted me habría robado la silla.

Ahora bien, si la necesita, puede pedírmela prestada. Puede incluso discutir mi derecho a usufructuarla, o afirmar el suyo a usarla en mi lugar. Hay maneras para todo eso, algunas por cierto antipáticas, no lo vamos a negar. Tendría que hacer valer sus argumentos.

Pero no me venga, por favor, con que, a los fines que nos interesan, es espacio vacío...

Charles Kinbote diseña un hipertexto

Para decirlo mal y pronto, Pale Fire (Pálido Fuego) de Vladimir Nabokov vendría a ser el comentario que un profesor de literatura, Charles Kinbote, escribe sobre el poema póstumo de un colega, John Shade, asesinado en su presencia. La novela pretende ser una edición comentada del poema de Shade y se inicia con un Prefacio, firmado por Kinbote, al cual sigue el poema, para terminar con una serie de comentarios a cargo de Kinbote, los que constituyen en definitiva el grueso de la novela y en los que se nos va pintando la historia y el carácter del comentador.

En el prefacio, mientras explica el cómo y el por qué de la edición comentada, Kinbote asegura que:
"...notes, arranged in a running commentary, will certainly satisfy the most voracious reader. Although those notes, in conformity with custom, come after the poem, the reader is advised to consult them first and then study the poem with their help, rereading them of course as he goes through its text, and perhaps, after having done with the poem, consulting them a third time so as to complete the picture. I find it wise in such cases as this to eliminate the bother of back-and-forth leafings by either cutting out and clipping together the pages with the text of the thing, or even more simply, purchasing two copies of the same work which can then be placed in adjacent positions on a comfortable table..."

(Una traducción a mi propio riesgo: "las notas, dispuestas en un comentario continuo, satisfarán sin dudas al lector más voraz. Aunque, de conformidad con la costumbre, están colocadas a continuación de la obra, se recomienda consultarlas primero y estudiar luego el poema con su ayuda, releerlas a medida que avanza por el texto y, probablemente, una vez terminada la lectura, consultarlas una tercera vez para completar la idea general. En casos como éste, me ha parecido sabio, a fin de eliminar las molestias del paginado, cortar las hojas y engramparlas juntas, o, aún más simple, adquirir dos ejemplares de la obra y disponerlos uno junto al otro en un escritorio cómodo..."

A Kinbote le molesta el paginado. Se imagina (entiendo que se imagina) una superficie continua donde todo el texto esté a la vista. Si eso no pudiera ser, ¿por qué no tener dos libros y listo? Y quien dice dos dice tres, cuatro, N libros.

O sea: texto fluido en una superficie (al menos teóricamente) infinita, a lo largo de la cual podamos hacer eso que nosotros nos hemos acostumbrado a llamar scroll y, además o en su defecto, N ventanas que nos permitan ver diferentes segmentos de una misma unidad. Kinbote quiere un browser, bah.

Lo del scroll suena a arcaísmo. Me imagino a un egipcio leyendo un viejo papiro o a esos pregoneros de las películas sobre el medioevo que desenrollan un bando a medida que lo leen (por cierto, "scroll" quiere decir, justamente, "rollo").

Pero lo que hace que Kinbote esté más cerca de nosotros que de los egipcios o los pregoneros es lo de las dos copias: para él es natural la reproductibilidad de la obra, es obvia, se da por descontada. Al contrario, tener dos o N ejemplares de un mismo libro era impensable para un egipcio o un erudito medieval, cada libro era único y copiarlo requería un despliegue de trabajo humano desmesurado en relación con el capricho de un estudioso de no tener que molestarse en pasar páginas.

Pero para Kinbote, como para nosotros, no es descabellado. Además, pretende que, a pesar de la costumbre (¡la costumbre!), el texto no se lea secuencialmente, sino que se vaya derecho a las notas, se vuelva al poema y se vuelva a las notas mientras tanto. Kinbote, que escribe un comentario donde cada nota refiere a un verso o grupo de versos de un poema, hubiera flasheado con la posibilidad de hacer hipervínculos.

Pero bueno: Kinbote, y disculpen el spoiler1, estaba completamente del moño.