Lo inefable

Usá una hoja de papel rectangular. Tomá una de las esquinas y doblá la hoja hasta que esa esquina toque un punto cualquiera del lado largo, opuesto, del papel, adoptando la forma de un triángulo al que le brotara por uno de sus lados una especie de pedestal retangular.

Ese pedestal rectangular deberá cortarse de modo tal que el triángulo quede liberado (no tirés el rectángulo, se usará luego).

Luego, desdoblá la hoja de modo tal que obtengas un cuadrado. Ese cuadrado tendrá un pliegue que sigue una de sus diagonales. Deberás unir ahora las otras dos esquinas, doblando la hoja otra vez en triángulo, pero de manera que, al desplegarla, la otra diagonal del cuadrado quede marcada.

Llegados a este punto, al desplegar la hoja, deberás tener un cuadrado más o menos perfecto cuyas dos diagonales son surcadas por sendas marcas. Recordá que el rectángulo sobrante (ese que era como una base o pedestal del primer triángulo) debe guardarse porque nos resultará útil luego.

Ahora, tenés que tomar la hoja por uno cualquiera de los dobleces realizados, como si fueras a formar nuevamente el triángulo, pero antes de que el triángulo llegue a concretarse, empujás hacia adentro los pliegues, de modo tal que la hoja se abra por el doblez libre, adoptando la forma esquemática del armazón de una pirámide, con una base en estrella. Debe quedarte algo como una punta de flecha o de arpón. Deberás aplastar la punta de flecha o armazón de pirámide hasta lograr un nuevo triángulo, de tipo isósceles y más pequeño que el primero, compuesto por dos triángulos siameses unidos desde el ápice por dos discretos pliegues interiores, cuya base es mayor que los lados y que constituyen una suerte de doble sobre.

Será más cómodo que apoyes esta nueva figura sobre la mesa, para poder tomar las puntas del triángulo siamés que mira hacia arriba y doblar esas puntas hasta que toquen el ápice común. Deberías lograr algo así como un triángulo que tuviera encima, hermano siamés, una suerte de rombo o de diamante.

Entonces, desplegás el diamante. Volvés a tener los isósceles siameses, pero el de arriba tiene dos surcos que dibujan la línea que une el centro de cada lado menor con el centro de la base. Tomás los lados menores del triángulo y los plegás hacia el centro, haciendo que queden paralelos entre sí y respecto de la línea imaginaria que une el ápice de los triángulos con la base, o sea, esa línea que en geometría se representa con el símbolo "h". Ahora nuestro isósceles que apoya en la mesa tiene por hemano siamés a un nuevo rombo, pero uno de los extremos del rombo sobresale del área del triángulo, dibujando una especie de aladelta que tuviera unos alerones en la parte de atrás, o podría ser una mantarraya que en lugar de cola, larga y finita, tuviera pegado un triángulo de papel que apuntara hacia el camino recorrido...

Sea lo que fuere que la figura parezca, debe volver a desplegarse hasta recomponer los tiángulos siameses. El de arriba, el que no apoya en la mesa, tiene marcadas cuatro líneas, las que ya dijimos, que unen los centros de cada uno de los lados menores con el centro de la base, y dos que, partiendo del ápice, llegan a la base, entre los extremos y el medio, partiéndola en cuartos. Estos pliegues se cruzan, más o menos en el centro del área de cada una de las mitades del triángulo.

Es el momento de realizar un doblez que una cada cuarto de la base con el centro da cada uno de los lados menores, forzando al papel a doblarse siguiendo las marcas ya realizadas, y aplastar ese pliegue contra el centro del triángulo que sigue sobre la mesa. La figura resultante es indescriptible: tenemos en la base el triángulo isósceles que apoya en la mesa, que no hemos tocado para nada. Sobre él, su hermano siamés, un rombo del cual surgen hacia el techo, o hacia nuestro rostro, o hacia la mirada de Dios, que cada quien elija el punto de referencia que más le conmueva, unos cuernos, o unas orejas de gato, o dos menhires como los de Tebas, Stonehenge, Pascua o algún lugar así.

Pero no dejaremos los menhires haciendo su alabanza al cielo o lo que sea que los menhires hagan. No, los volcaremos hacia el ápice del triangulo basal, allí donde se unen los lados menores. El triángulo basal tiene a su hermano siamés convertido en una figura que recuerda vagamente a una vulva, una vulva cubista, a juzgar por las líneas rectas que la trazan o por la ortogonalidad de su silueta. En todo caso, reconozco que el símil es susceptible de psicoanálisis de salón.

Y ha llegado el momento de recuperar aquel rectángulo que era la base, o pedestal, del tríangulo equilátero con el que comenzó esta metamorfosis. Dóblenlo a la mitad, longitudinalmente, para volver a desplegarlo. Escojan uno de los lados cortos y tomen los vértices, plegándolos hacia adentro, hasta que se toquen en la línea que ha quedado trazda en el centro, de modo tal que el extremo del rectángulo se convierta en una punta. Y también es momento de recordar que el triángulo basal que permaneció sobre la mesa mientras realizábamos todos los pliegues que transformaron a su hermano siamés en una vagamente vulva cubista conforma algo así como un sobre, dentro del cual deberá insertarse el extremo afilado de nuestro rectángulo, de manera que la punta calce por dentro en el ápice del triángulo.

Quedó una especie de paraguas o sombrilla, o un hongo o la silueta del humo de una explosión nuclear, todo, claro, con una mirada cubista o algo así. Pero no durará mucho. Doblá el ápice del triángulo hacia adentro, hacia el lado opuesto a aquel que parece una vulva. Los que por un momento parecían menhires u orejas de gato, quedarán apuntando, como tenazas de una tarántula, por ejemplo, hacia el ausente ápice del que ahora es un trapecio.

Nuestra figura completa recuerda ahora vagamente a una letra T con cuernitos. Doblaremos la T longitudinalmente, uniendo los extremos de los brazos por el lado liso, el contrario al de los pliegues esos que parecían una vulva y que se terminaron transformando en las tenazas de una tarántula. Si acostamos nuestra figura, tenemos algo que recuerda a un pájaro, con alas trapezoidales y un pico corto.

Pero a lo que constituye el tronco del pájaro, lo que era la pata de la T, le arrancaremos un pedazo de papel, un pedazo cuneiforme, suficiente como para lograr que ese rectángulo adquiera el perfil del fuselaje de un avión, con su timón de cola.

¿Te salió? ¿No? Claro, para saber cómo se hacen estos avioncitos de papel deberías haber estado ahí, en aquellas tardes del barrio de Flores, en silencio como yo, azorado, viendo a mi viejo operar para mí la mágica transformación de un papel en aeronave ("cuanto más exactos sean los pliegues, mejor volará tu avión"), una y otra vez, mil y un avioncitos, hasta que aprendí el truco, los pases.

"Picture yourself in a boat on a river".

...with tangerine trees and marmalade skies.
Somebody calls you, you answer quite slowly,
A girl with caleidoscope eyes."

John Lennon, Lucy in the sky with diamonds.

Se me ocurren dos maneras de prenderme en la propuesta que me dirige (a mí entre otros) Nicolás. Una, que confieso que ensayé y cuyo resultado preferí guardarme para otra vez, consiste en enumerar los libros o autores de los cuales uno extrajo alguno de los bloquecitos de lego con que viene edificando la trabajosa e imperfecta construcción de que dispone.

Pero tuve la sensación de que una enumeración así haría ver a esa edificación como algo mucho más estable de lo que es. Sin embargo, debo hacer justicia al hecho de que este blog es la evolución (pokemoniana) de otro que se llamaba Glosa, como la novela de Saer.

Pero para hoy, preferí, quizás, exponer una actitud. Escoger de entre esos libros o autores un par que merezcan mención. No son tal vez los más importantes, ni los más recurridos, ni los más viejos, ni los más recientes, ni los más importantes, ni los más definitorios.

Son, en mi caso, dos "básicos" entre los que quiero imaginar un vínculo hoy.

A McLuhan se lo vapulea mucho y seguramente se lo puede hacer con argumentos sólidos.

De un otro lado, a veces, he visto poner a Benjamin, tan noble, tan serio, a veces hasta tan oscuro y críptico.

Sin embargo, me encantaría presenciar, con Lucy in the Sky with Diamonds como música de fondo, una charla entre el Benjamin que en sus Historias y relatos escribió "Historia de un fumador de hachís" y McLuhan.

Y buscar que me conviden algo (algo, apenas) de lo que estén fumando.

"Picture yourself in a boat on a river".

Lucy in the sky with diamonds


(Post scriptum: me cacho en Bitácoras.com; ahora parece que los enlaces a mi viejo blog caen en un mensaje de error; apelo a vuestra comprensión)

Captcha

(a propósito de los dilemas
sobre los captchas que se
plantearon hace poco Monuz y Fodor)



Nocturno

A contraluz te miro (y para que esta frase tenga algún sentido, requiero de ustedes cierta colaboración: imaginen que están en una habitación cuadrada, grande; pueden ayudarse trazando en la pantalla de su mente cuatro líneas representándola; agreguen sobre el lado superior uno de esos rectángulos utilizados por los arquitectos para indicar una abertura; centrado respecto de los extremos, debe ocupar dos tercios del lado; ahora, enfrentada a esta ventana y apoyada en el lado inferior, imaginen lo más a la derecha posible una de esas porciones de pizza usadas para representar a las puertas; la cama está apoyada con la cabecera contra la pared de la izquierda; pueden pensarla como un rectángulo; imagínense en mi posición: estoy tendido en la cama, de espaldas a la puerta y viendo la luz difusa y amarillenta o cobriza brillar en la ventana; ella ha entrado al cuarto; piensa que estoy dormido y por eso se mueve sigilosamente; ha rodeado la cama y se ha parado frente a mí; incluso, mira hacia donde adivina mi cara, según el esquema mental que tiene del lugar, según lo que recuerda de mis costumbres, según lo que la penumbra le permite ver; no nota que yo la miro, acaso mis ojos no brillan; se desviste; silenciosamente, se saca la remera y su pelo largo, arrastrado un momento por la tela, sube y vuelve a caer sobre su espalda; deja la prenda en el suelo, donde dejará también el pantalón, que separa de su cuerpo con un empujón de los pies; en claroscuro se recorta su silueta de mujer; se lleva las manos a la espalda y puedo oir el minúsculo "click" del broche del corpiño; hace con los hombros ese movimiento consistente en volcarlos hacia adelante, ahuecando el pecho, para acompañar o producir el deslizarse de los breteles; no distingo el movimiento de las cintas, pero sé bien que rozan, indiferentes, sus hombros y sus brazos; por un segundo sostiene el corpiño en una mano, al lado del cuerpo; así es su imagen, oscura una mujer contra la ventana iluminada sosteniendo un corpiño; finalmente lo suelta y cae al suelo, junto con el resto de su ropa; si han sido tan amables de imaginar todo esto, les pido un último favor, piensen como en un murmullo: "a contraluz te miro").

Serious damage may result if karma falls...

"When using karma, basic safety precautions as below should allways be followed.

To reduce the risk of fire, electric shock or personal injury, read and understand all instructions.

2. Do not use this karma near the water, for example: near a bathtub, wash-pool and the like.

3. Do not cover slots and openings of this karma, for they are provided for ventilation an protection against overheating. Never place karma near radiators or employ when proper ventilation is not provided.

4. Install this karma securely on stable surface. Serious damage may result if karma falls.

5. To reduce the risk of electric shock, do not disassemble karma but take it to a qualified service man when some service or repair work is required. Openings or removing covers may expose you to dangerous voltage or other risks. Incorrect reassembly can cause electric shock when the appliance is subsequently used.

Save this instructions.

Warning!

To prevent fire or shock hazard, do not expose this karma to rain or any type of moisture.

Thank you for listening."
Important safety instructions (Mutation 2), de Vernon Reid, en Mistaken Identity, de 1996.

09-Vernon Reid-Imp...


Y yo me pregunto, una pregunta que ha de ser tan vieja como la música pero que el tío Francesco formuló en esta forma tan directa y simple: Does humor belong in music?

Buen fin de semana everybody.

Esta silla en realidad es un vacío

En teoría, dejando de lado sutilezas y sofisticaciones, es posible afirmar que toda escritura es un plagio, que nadie usa sino texto usado, creado por otros.

Con el mismo nivel de simplificación, puede decirse que, en teoría, dado que entre los electrones que conforman esta silla en que me siento no hay nada, la silla es mero espacio vacío.

Entonces, si usted toma mi silla, puede decir que no me ha robado nada. Y yo, le digo la verdad, como me gustan estas cosas así medio esotéricas, tendría genuina curiosidad por saber cómo pretende usar esa nada que no me ha robado, por comparar incluso la manera en que la usaría usted en relación con cómo la he usado yo. Podría yo hallar en esa comparación cosas interesantes, no se lo niego.

Sin embargo, vivimos en un mundo donde, a todos los fines prácticos, usted me habría robado la silla.

Ahora bien, si la necesita, puede pedírmela prestada. Puede incluso discutir mi derecho a usufructuarla, o afirmar el suyo a usarla en mi lugar. Hay maneras para todo eso, algunas por cierto antipáticas, no lo vamos a negar. Tendría que hacer valer sus argumentos.

Pero no me venga, por favor, con que, a los fines que nos interesan, es espacio vacío...