Amaneceres confusos

Amaneceres, digo, en ese sentido de “amanecer” como despertarse o levantarse, pero también entrar de a poco en la conciencia. A solas, por suerte (es feliz despertarse solo, sin urgencias ajenas; hace unos días un amigo que escribe cuentos me lo hizo notar, no a mí personalmente, sino que me hizo reparar en eso a través de una observación de uno de sus personajes). Digamos: enfrentarse, a solas, con las propias ganas, las ganas ¿de qué? Estuve sentado un rato, sin hacer nada, sólo respirando. Estar estando, como decía Saer. Luego prendí la compu, leí blogs, varios blogs, derivé desde los conocidos (Vero, Carlos, Luc, Mara, Luis...) hacia los márgenes o los afueras de la barriada. Agregué un par de sitios nuevos a mis feeds, los leeré a ver que traen. Me hice un mate. La cocina es un asco. Ayer mis hijos comieron en mi casa. La beba jugó con su arroz. Metía las manos en su plato y hacía que los granos almidonosos se le pegotearan, y luego se los sacudía con el gesto de un migrante epiléptico que despide la costa. Hay arroz ahora en los más alejados intersticios. Me hice unas galletitas con manteca y me senté a escribir (no lavé todavía los platos). Me cebo el mate y pienso en lo bien que me sentaría un baño. Ganas de todo, a la vez. Pongo música (le permito un rato a Anne Calvi: compré la idea de que sería como la sucesora de PJ Harvey, en su música y en los afectos de Nick Cave; por ahora, me resulta demasiado parecida a su antecesora y mucho más pretenciosa).

Enfrentando las ganas.

Una de Belew

Porque sí, perche me piace...

Touché

...ahora entiendo por qué no querés trazar el paralelismo. Claro, no había leído la entrevista (y mucho menos el cuento) y no tenía idea de que Cohen venía de plantarse en disidencia con Cortázar, en un punto tan sustancial.

Y yo llevo ahí ese fragmento de Cortázar de puro simple, fijate.

Me gusta lo que dice Cohen (es curioso a veces como uno suspende el principio de no contradicción: también me sigue gustando lo que decía Cortázar). Y también sigo sintiendo que el fragmento de Cortázar que decora la contratapa del libro de Castillo no está en contradicción con lo que plantea Cohen respecto de la "sensación verdadera". La contradicción es, en todo caso, con aquél otro célebre pasaje.

Y aún así creo que Cohen no contradice, sino que expande, refina, matiza, aunque adopte el recurso retórico de plantarse en disidencia (si no estoy reduciendo la cosa, Cohen opone lo "técnico" a lo "sensual"; ¿acaso Corázar pensaría que lo que llevaba a un boxeador hacia el knock out era la mera y sola excelencia técnica? ¿no era acaso un admirador de lo que había de "danza" en ese lance?).

O será que se me antoja saltar de Cortázar a Cohen en continuidad y no en intervalo.

Como sea: dos puntos para Cohen, mi estimada.

De lo irreversible

(Yo vuelvo a tomar nota del día en que uno de mis hijos se larga a andar en bicicleta. Esta vez, mi niña. No sé por qué pongo este énfasis, pero el día en que acompaño a mis hijos en ese aprendizaje tiene para mí un carácter muy simbólico: es un ritual de paso. Es un día en que el niño en cuestión levanta los pies del suelo, descubre que no necesita que lo sostengas, y expande su universo a unos cuantos, unos cuantos, metros más allá del área de control parental. Y, en darles ese empujón, me siento especialmente "padre", siento que ese es mi trabajo como padre -si, son muchos años de diván y de lecturas psicoanalíticas y conozco bastante acerca de la teoría que dice que en algo como eso consiste la "función paterna", pero es algo más que eso, es la "realidad" de estar haciéndolo, es la conciencia y la sensación de que uno corre y transpira y se agita para que el niño sienta que puede y, cuando descubre que puede, uno acepta y escoge como pago la sonrisa triunfal y definitiva. Y además, pienso en que en aprender a andar en bicicleta está eso que expresa el dicho, aquello de que hay cosas que son, justamente, como andar en bicicleta: que no se pueden olvidar, que son "irreversibles").

El 8 de febrero de 2011, diríamos que cerca de la puerta de Tanhäuser, mi hija segunda aprendió a andar en bicicleta...

Ya nadie va a escuchar tu remera

Esto es efímero
Ahora efímero
Como corre el tiempo!
Tic... Tac efímero
Luces efímera...

Ya nadie va a escuchar tu remera, lo' Redó.

Hemos sabido vestir las remeras apropiadas, esas, con los estampados coloridos u oscuros, según. Nos hemos paseado por los lugares adecuados y hemos repetido los ademanes consagrados. Podemos enumerar los santos de la mejor hagiografía y hasta podemos permitirnos alguna herejía. En el mejor de los casos, hemos sabido, hemos probado (a los demás y a nosostros mismos) que podemos pasar por insiders, que hemos ayudado a cortar el bacalao y que conocemos la verdad de la milanesa. La expectativa a nuestro alrededor es enorme.

Pero llegado un punto, nos hemos parado frente a la pantalla incadescente y vimos el cursor marcar el tiempo cronométricamente, N pulsaciones por segundo, de acuerdo con la configuración (Control Panel\Keyboard properties\Cursor blink rate), devenido un reloj que, en lugar de medir el tiempo, "han pasado tantos minutos", como una voz contable, administrativa, nos recuerda más simplemente: "el tiempo pasa", memento mori, y ahí, solitos, con las adecuadas remeras, en dominio de los ademanes, queremos articular palabra, la palabra, y entonces nos asalta el vértigo, porque la palabra propia no existe. Será, en el mejor de los casos, un invento.

Ante el silencio del mundo que, de alguna manera, nos reclama nombres (porque el mundo no los tiene), muchas veces, enmudecemos. O, frenéticamente, repetimos los ademanes, la palabra de los santos...

Bicicletas y el fichín propio

La banda estrenó Hoy con un videojuego online.


Para lanzar el nuevo video de Hoy (cortado de Quema, 2009), Bicicletas presentó un videojuego online. Cruzando mundos (música real de un disco real con la interactividad de un juego), la intención de la banda es que la gente pueda jugar con la letra y la canción.

El diseño del juego corrió por cuenta de Hernán Saez, la dirección de arte es de Walter Cornás y la programación y los efectos visuales de Maximiliano Balestrini

El videoclip y el juego, cuentan con la estética que caracteriza a la banda. Se puede jugar en el sitio del grupo y también en Facebook.

Fuente: Clarín