What Do You Do for a Living, Dad?

If any of my kids ever asked me that question, the answer would have to be: "What I do is composition." I just happen to use material other than notes for the pieces.

Composition is a process of organization, very much like architecture. As long as you can conceptualize what that organizational process is, you can be a 'composer' -- in any medium you want.

You can be a 'video composer,' a 'film composer,' a 'choreography composer,' a 'social engineering composer' -- whatever. Just give me some stuff, and I'll organize it for you. That's what I do.

Project/Object is a term I have used to describe the overall concept of my work in various mediums. Each project (in whatever realm), or interview connected to it, is part of a larger object, for which there is no 'technical name.'
 Frank Zappa, The real Frank Zappa book

PORTEÑA-MUNICIPALES 2011-EN EL AULA

Tengo que agradecer a los aconteceres del ser humano por brindarme material para aplicar los contenidos de la materia "Economía".

En 2008 fueron la revuelta de la Mesa de Enlace, la crisis "subprime" y la jubilación para amas de casa, que dan tela todavía hoy y para mucho tiempo más.

En 2009 la quiebra de grandes bancos, la caída de unas cuantas empresas internacionales enormes, los +5.000.000.000.000 de u$s puestos por EE.UU. y la Unión Europea para sostener a sus sistemas financieros con el desempleo en alza y la economía en baja, mientras que por estas pampas capeamos el temporal sin mayores problemas.

En 2010 la Asignación Universal por Hijo, la discusión sobre el 82% para los jubilados, el pago de deuda con reservas del Banco Central, los fondos de la ANSES y la inversión privada, etc. etc.

Se rompieron unos cuantos clichés puestos de moda por los que mutilaron la ciencia "economía política" y dejaron sólo la "economía" como si se tratara de una verdad revelada.

Pongo este ejemplo muy de estos días:

Las cenizas volcánicas están cubriendo buena parte del territorio patagónico, según los puristas del sistema de mercado el Estado no debería meterse, debería "dejar hacer y dejar pasar" y el que tiene que fundirse que se funda, y el que tiene que morirse que se muera porque, al final de todo, el mercado arreglará las cosas. Pero el Estado aplica la "teoría del bienestar" enviando subsidios para que los productores patagónicos se recuperen o salven algo y la gente no pase calamidades por un fenómeno de la naturaleza, y es que hay valores superiores que atender y, después de todo, el mismo mercado se beneficia de esos subsidios. Es sencillo de entender aunque se empeñen en complicarlo, en palabras de Raúl Scalarini Ortiz:

“Estos asuntos de economía y finanzas son tan simples que están al alcance de cualquier niño. Solo requieren saber sumar y restar. Cuando usted no entiende una cosa, pregunte hasta que la entienda. Si no la entiende es que están tratando de robarlo. Cuando usted entienda eso, ya habrá aprendido a defender la patria en el orden inmaterial de los conceptos económicos y financieros”

El contenido de la materia nos dice que si algo no es un problema o no se lo ve como problema entonces no se estudia, que para detectar un problema hay que hacer "observaciones empíricas", que de esas "observaciones empíricas" surgen datos que deben relacionarse hasta obtener un "principio (o ley)", que ese "principio (o ley)" será general y tanto o más válido según la cantidad de casos a los que resulte aplicable y, para cada caso en particular ajustarlo según los datos propios que se trate.

En 2011 tenemos la campaña para la elecciones municipales y en sus presentaciones los tres candidatos contemplan los siguientes puntos:

Trabajo
Vivienda
Salud
Educación
Adicciones
Adultos Mayores

¿Se copiaron?. No, simplemente caminaron el pueblo y hablaron con su gente, es decir, no hicieron otra cosa que "observaciones empíricas". Obtuvieron datos que señalan "problemas", elaboraron "principios generales" y líneas de acción para solucionarlos y son los que están en las plataformas. El que gane, para ponerlos en práctica tendrá que afinarlos.

Con dos cursos van dos clases sobre estos temas, surgieron clichés y algunos fueron rotos y otros llevarán más tiempo, pero aprendimos que Porteña no es el Paraíso Terrenal ni tampoco Fuerte Apache, que hay indicadores sólidos de que tenemos probreza y necesidades básicas insatisfechas, que es un pueblo rico pero si hay pobreza y nbi entonces tenemos un problema de distribución de ingreso y riqueza, que debe trabajarse en educación para atender la oligatoriedad de la enseñanza secundaria y las capacidades diferentes, que es una población de gente joven, etc.

Quiero destacar la predisposición y el interés de los chicos en los temas del pueblo y en la "aplicación local" de contenidos que a simple vista parecen complicados o de otro planeta.

Sería interesante que, una vez que asuma quien gane, los tengan en cuenta, en serio.


Análisis profano: un lego se pone al día y lee Madame Bovary

a) Madame Bovary no existe. El retruécano imprudentemente lacaniano es para dar fe de la primera constatación: Flaubert habla de un ¿tipo? de mujer que, si alguna vez existió, no existe más. (Si cedemos a la tendencia ahistórica que alienta en el psicoanálisis, Madame Bovary no existió jamás y todo es síntoma de Charles Bovary. O de León. O de Rodolfo. O, qué tanto joder, de Flaubert, que después de todo admitió con todas las letras: “Madame Bovary c’est moi”.)

iv) Toda la escena en que Rodolfo le hace el verso a Emma mientras a su alrededor tiene lugar una acto público (los “comicios”, en la traducción que leí) es fabulosa. Situémonos en el siglo XIX y reparemos en que el cine aún no existe. Si se dice que, con Madame Bovary, Flaubert participa de la creación de la novela moderna, sea eso lo que sea, ¿será también que con esta escena en particular inaugura la mentalidad que un siglo después será capaz de imaginar el montaje paralelo?

5) Qué embole las descripciones. Interrumpen la acción, se cuelan entre los acontecimientos, abruman con sustantivos que refieren a nada, que son abstractos a fuerza de nombrar cosas que ya no están en mi entorno y para las cuales no tengo, muchas veces, otra entidad que la que pueda proveer un diccionario. Sentí más de una vez que si se le sacara a esta novela todas las largas descripciones de ambientes y lugares y vestimentas no habría gran pérdida y el clima general sería el mismo y los hechos de la vida de Emma tendrían la misma valencia. De hecho, no pude evitar perderme y distraerme cuando Flaubert se ponía descriptivo, cada uno sujeto a su Zeitgeist.

7) Abracadabra: qué grande la escena del carruaje, después de que León arrastra a Emma fuera de la catedral. Quizás me exceda en mi especulación anacrónica, pero esa escena debió ser escandalosa en su tiempo. Y habrá causado escándalo sin nombrar en absoluto eso que estaba pasando dentro del carruaje (boas abiertas, boas cerradas: pensé en las cajas y los corderos de Saint-Exupery)...

i) Terminada de leer, siento que toda la novela está en la escena de los comicios, donde Flaubert contrapone el mundo romántico de Emma con la burda realidad de los premios a los criadores de chanchos. Todo lo que esta novela tiene para decir(me) está, en definitiva, magistral y sintéticamente plasmado ahí. (Dentro de unos años, cuando mi memoria haga estragos, como suele hacer, recordaré así a Madame Bovary: “¿esa es la novela en que una naifa juega a dejarse engatusar por uno que le hace el verso mientras afuera le dan un premio a una criadora de chanchos?”)...

Lamento de Exú

Yo tuve un bar. No, no fue nada cool. Lo puse en sociedad con mi mejor amigo y nuestras respectivas esposas de entonces. Mala fórmula.

Pero no iba a eso. Para esa época yo tenía otro amigo, de origen brasileño. Me acordé por los pochoclos. Ví gente comiendo pochoclo en un bar y me acordé: una de las características que habíamos elegido para el nuestro era un enorme macetón plástico que poníamos, lleno de pochoclo, junto a la puerta de entrada, para que cada quien se sirviera a su gusto. Eso, y los colores rojo y negro con que estaba pintado el interior y que habíamos decidido conservar.

La cuestión es que a los pocos días de inaugurar, este amigo brasileño que decía vino a tomar algo y conocer el bar. Cuando vió las paredes pintadas de rojo y negro, dijo “son los colores de Exú. ¿Ustedes sabían que el maíz y los colores rojo y negro son los atributos de Exú?”. Y se puso a contarnos.

Exú es uno de los espíritus del candomblé brasileño, mensajero de los Orixás. Es un demonio, o más bien un duende, para nada malvado, pero pícaro y travieso. Un jodón.

“Una de sus gracias es pintarse la cara mitad roja y mitad negra. Espera a ver pasar a dos amigos conversando, y los cruza interponiéndose entre los dos, de modo que cada uno vea una mitad de su rostro. Tal vez no sea lo que busca el duende, que sólo es un bromista, pero la maldad consiste en que esos amigos se pelearán por establecer si se cruzaron con alguien que llevaba la cara pintada de rojo, o de negro”.

“Bueno, brindemos por Exú, entonces”, hubiera sido bueno que alguien propusiera, pero no recuerdo si brindamos, si nos reímos, o si hicimos algún chiste. No me acuerdo. Tampoco sé si la versión de la leyenda de Exú de mi amigo es parte de la tradición o un cuento de su invención.

“Y fíjense también que una de las manifestaciones de Exú es la forma de un perro”, terminó mi amigo, señalando al cuzco que, teatralmente, se colaba en el bar e iba a ovillarse debajo de la mesa del macetón de pochoclos, como si supiera.

Palabra: supongamos que exagero un poco al decir que la observación de mi amigo y la entrada del perro fueron simultáneas. Pero convengamos que la exacta cronometrización de esos acontecimientos es irrelevante para referir esa noche en que, más o menos mientras un amigo contaba su versión de la leyenda de Exú, un perro entraba a un bar rojo y negro donde se convidaba maíz tostado a los parroquianos.

Los detalles no cuentan. El negocio fue horrible y el bar duró abierto no más de tres o cuatro meses. Mi amigo y yo terminamos peleados.

Yo creo que esa noche, Exú estuvo en nuestro bar. Y para mí, iba pintado de rojo.

"I turned to look but it was gone..."

En la versión de Londres de este año, en la que se reúnen Waters y Gilmour, podemos observar algo del orden escénico: Waters canta parado frente a la Pared. Gilmour toca desde allí arriba, del otro lado. La topología es casi freudiana: la voz cantante está aquí , de este lado de la pared, que lo separa de eso que puede que sea una voz pero que no significa nada, que simplemente es, aquello que no tiene letra (desdeño a mis fines el papel de Gilmour cantante, aunque, freudianamente, podríamos señalar que la parte que a Gilmour le toca cantar corresponde a los recuerdos infantiles: “when I was a child...”). Waters no nos deja dudas: golpea la pared hasta que una proyección crea la ilusión de que las piedras estallan descubriendo un sanguíneo cielo soleado. Los niveles de esta metáfora son muchísimos, más o menos obvios. Este viejo amigo que saluda a un adversario, en la reunión, pone un énfasis feliz y sobrecogedor, pero anecdótico. Algo que no debía estar separado por la pared se reunifica.

Pero decir más sería caer en zoncera o en pleonasmo. Creo que me entendieron. Ya lo dije: densa.

Paralingüísticas

Demoledora cristalización de recursos multimedia: letra, música, sonidos concretos, imagen. Pero vuelvo a cuestiones de “lenguaje musical”. La segunda parte del solo empieza en anacrusa. Dos notas de una sencilla escala menor se tocan antes de que la que en definitiva es la misma nota del primer solo caiga ahora como ojival quinta con todo su peso en el primer tiempo fuerte del compás. De este conjunto de tres notas, me interesa el siguiente detalle: en todas las versiones de este solo que he escuchado, Gilmour ataca la primer nota con una técnica que consiste en hacer que la parte externa del dedo que sostiene la púa toque la cuerda casi inmediatamente después de haberla pulsado. Esto produce un “armónico”, algo que usted puede quizás identificar como un “romperse” del sonido, algo como un atragantarse de la guitarra. Siempre, pero siempre siempre, Gilmour ataca esa nota de esa manera. Es, normalmente, la nota con la que a mí se me hace un nudo en el estómago (si, ya sé, usted puede hablar en mi caso de una suerte de fijación fetichista o morbosa; no veo por qué habría yo de discutirle; cada quien fija sus afectos donde puede).