Hoy Jack Kerouac habría cumplido 90 años. Aquí un pequeño homenaje

Para celebrarlo, dejo un extracto de su diario, escrito a los 19 años. 




I returned to college in the Fall, but my mind wasn’t at rest. My family was not any too well fixed; I felt out of place, the coaches were insulting, I was lonely; I left and went down to the South to think things over. Since then, on my own, I have been learning fast, writing a lot, reading good men, and have been slowly making up my mind, seriously & quietly. Either I am loathsome to others, I have decided, or else I shall be a beacon of rich warm light, spreading good and plenty, making things prosper, being a cosmic architect, conquering the world and being respected, myself grinning surreptitiously. Either that, Sirs, or I shall be the most loathsome, useless, and parasitical (on myself) creature in the world. I shall be a denizen of the Underground, or a successful man of the world. There shall be no compromise!!! I mean it.
Y a continuación, un vídeo en el que aparece en el Show de Steve Allen, 1959, donde, tras contestar a una serie de preguntas, él mismo lee un extracto de su libro. 


Perrito piloto

Soy el perrito piloto de una feria de pueblo y cada vez que viene alguien con posibilidades de ser mi futuro dueño, saco mi escopeta de agua y disparo a bocajarro. Y es que no quiero irme de aquí. Soy el premio gordo de entre todos los peluches que me miran con envidia, y no quiero terminar en lo alto de una estantería de un cuarto infantil llena de polvo, olvidada y teniendo que soportar ver desde allí arriba la rutina de una familia media, cuando puedo seguir aquí sintiéndome objeto de deseo, entre música, algodón de azúcar, luces de colores, como si fuera top model o actriz o el plato fuerte de un menú degustación.

31 de marzo de 2003.

Anselmo

Me he levantado sola y con una de las peores resacas de mi vida. Toda la casa huele a cerveza y a tabaco. Y mi estómago vacío no para de crujir. Me han despertado los ruidos de las obras de la casa de enfrente. Y cuando me he asomado al balcón para ver qué tiempo hace, me han visto todos los obreros con las tetas al aire. He vuelto a entrar dentro y me he mirado en el espejo para hacerme una idea de la impresión que les habré causado. Un asco. Ya no tengo edad para levantar pasiones. Me he vestido sin lavarme y he bajado a comprar más tabaco. La portera me ha recordado que el casero vendrá esta tarde a cobrar lo que le debo. Mientras hablaba he notado cómo se apartaba de mí con cara de asco. De camino al estanco, he comprado en la farmacia una caja de valium y alguien ha hecho algún comentario despectivo sobre mi olor corporal. Que se jodan. A ver quién tiene huevos de ducharse sin agua caliente con este frío. Aprovecho para llamar a Anselmo desde una cabina. Alguien me ha contado que San Anselmo murió en la hoguera. Le invito a casa a seguir bebiendo. No puede. Su mujer se ha ido de casa y se ha llevado las llaves. Así que decido ir a verle, y evitar la visita del casero. Anselmo vive en una casa de protección oficial rodeada de jardines de árboles escuálidos. La paz que debería reinar se ve truncada por los gritos de los miles de niños que habitan ese barrio y el chirrido permanente de columpios oxidados. Anselmo está tumbado en la cama y seguro que huele peor que yo. Pero no tiene mala cara. Me tumbo a su lado y enciendo un cigarro. Suena el teléfono. Lo cojo. Es su amiga la del teléfono erótico. Un encanto. Hablo con ella durante horas hasta que me muerdo el labio y no tengo ganas de continuar. Estoy sangrando. Anselmo me regaña por manchar sus sábanas. Me largo a casa. Ha vuelto el agua caliente.

A propósito de las razones para no ver a Roger Waters


Creo que entiendo y comparto casi todos los argumentos por los cuales Roger Waters, el millonario que hace treinta años roba con lo mismo, el megalómano que llevó a Pink Floyd a la ruptura, el ególatra que, justamente a partir de The Wall, puso al servicio de sus delirios infantiles una equipo de instrumentistas de una sensibilidad excepcional, no merece que vayamos a verlo.

Por todas estas razones, yo dudé mucho de ir a este nuevo recital. De hecho, y por todas estas razones, por considerar que un Pink Floyd sin Gilmour no es Pink Floyd, que, incluso, un Pink Floyd sin Waters es bastante más Pink Floyd, no fui a ver a Waters las veces anteriores que estuvo en la Argentina.

De todas maneras, si la polémica 'ir/no ir' adquiere el carácter de una guerra de sensibilidades, se me hace una guerra muy infantil, una escaramuza de remeras estampadas.

No obstante, lo que me resulta grato de esa guerrita, que evidente e inevitablemente se da, es que es la señal de que 'la cosa Pink Floyd' nos con-mueve.

Mi primer vinilo de Floyd fue The Final Cut. Me lo regalaron unos amigos para mi cumpleaños 16 o 17, ni siquiera cuando era una novedad, sino unos años después del lanzamiento. Pero me lo regalaron porque sabían que me gustaba Pink Floyd. Para ese momento yo ya había visto la película y conocía The Dark Side of the Moon y Wish you were here, aunque no sé en que orden los habré escuchado.

Por muchísimos años, ese disco fue el único registro de Pink Floyd del que fui propietario. Pink Floyd fue, durante mi adolescencia, objeto, soporte y ocasión de conversaciones. Siempre lo escuché de prestado. Recién en los noventas largos me compré The Dark Side of the Moon y Wish you were here, en CD, obviamente. Y no hace mucho, el DVD de la película.

De alguna manera, yo soy conciente de ir a ver este show un poco porque peor es nada, porque hace siglos que esperamos a Gilmour y nadie logra traerlo. Sé que cuando llegue Ese Solo, voy a estar escuchando al pobre guitarrista al que le toca el envite con orejas de 'a ver cómo te sale, pibe'.

Pero eso es 'culto de la personalidad'.

La cuestión es, me parece, que hay otra manera de pensarlo. Se afirma que The Wall es el principio del fin de Pink Floyd, un movimiento signado por una monomanía de Waters que se cristalizará en The Final Cut. Se afirma que los fans de la primera hora se decepcionaron con The Wall. Se afirma que retiraron su afecto con The Final Cut. Se afirma que con The Wall, Waters empieza a parasitar y fagocitar a esa entidad idealizada que llamamos Pink Floyd. Se afirma, además, que incluso la relación entre Waters y Alan Parker durante el rodaje de la película no fue buena, que eran más las diferecias de criterio que las coincidencias, que la película que vemos es una suerte de solución de compromiso, que no es la película que ninguno de los dos imaginaba.

Lo que yo pienso es que The Wall es lo que es (la obra más grande de la sensibilidad rockera, su culminación y su resumen) a pesar de sus creadores, por obra y gracia de lo que sus escuchas hicieron con ella.

O lo que es lo mismo: aunque los millones se los lleve el perfectible individuo Waters, The Wall es nuestra.

Yo voy a ver este show con mi hijo de 12. Lo llevo, no tanto para informarlo de una 'pieza importante de cultura' como para que sepa algo de su padre (qué significa ese signo, será parte de los libros que a su manera escriba él).

Entonces, si algo pasa en la sensibilidad de mi hijo con este show (admito que mi apuesta es grande y la decepción puede ser mucha), si algo que tiene que ver con él y su padre queda inscripto en el registro de 'lo que nos decían los libros cuando éramos adolescentes', entonces, porque es nuestra, The Wall aún vive.

Los números de un día en Internet

Como la imagen embebida no se ve muy bien, les dejo el link para que puedan ingresar y verlo como se debe:

http://www.mbaonline.com/a-day-in-the-internet/

A Day in the Internet
Created by: MBA Online

Feliz día féminas de este planeta


Si tuviera una hija, le diría que ser mujer es doloroso.
Le diría que nos cantan canciones irreales y  que nos ilusionan con poemas hermosos.
Le diría que nos conocen las debilidades y que no se preocupe, la perfección no existe.
Le diría que tenemos muchas lágrimas, y que no está mal derramarlas cuando se sienten de verdad.
Le diría que a la vida le gusta vernos decidir cosas fuertes, y que tenemos que cumplir.
Le diría que está bien equivocarse, que de seguro no alcanza ni la mitad de mis errores.
Si tuviera una hija, le diría que es lo más lindo que me ha pasado, que es hermosa.
Le diría que grite, que corra, que rompa cosas, que se estrese, pero que no se deje vencer.
Le diría que no se sienta menos, nunca.
Le diría que todo eso es lo que nos toca, pero que estamos preparadas.
Le diría que confíe, que tenga fe.
Y le diría que ser mujer es lo más maravilloso del mundo.
Le diría que ser mujer sólo puede compararse con ser mujer.


 


Feliz día internacional para las mujeres de este planeta, hermosas y bellas todas.