Ayer mi perro y yo fuimos al campo. En un precioso estanque cuajadito de nenúfares, encontramos una rana. Mi perro se fue detrás de las palomas, pero yo me acerqué a saludar a la rana. Y no resultó muy amistosa. Me confundió con un insecto, y lanzó su lengua directa a la mía. Todavía no la he conseguido despegar. Llevo morreando con una rana 17 horas seguidas. Esto me pasa por querer saludar.