-Adiós -dijo el zorro-. He aquí mi secreto. Es muy simple: no se ve bien sino con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos.
-Lo esencial es invisible a los ojos -repitió el principito, a fin de acordarse.
"Esta mañana he despertado temprano y tomado un bus. Sabía dónde me llevaría, pero no alcanzaba a imaginar todo lo que descubriría en el viaje... Una simple ventana me abrió los ojos a un paisaje más extenso de lo que el hombre puede apreciar sólo con lo vista; me abrió la mente.Me emocionaron los campos cubiertos de esa bendición que es la neblina que los unge y casi pude sentir la humedad del rocío bajo mis pies, sentir el frío de la verde inmensidad traspasar mis huesos, el olor de la tierra envolverme y engatuzar a mi mente con su pureza. Esa ventana abrió una visión de mis propios deseos, porque conozco que soy una persona un tanto insegura, pero sólo lo necesario para sopesar mis decisiones, y soy una persona un tanto cobarde, pero sólo lo necesario como para ser una mujer prudente, porque tengo un alma naturalmente soñadora y apasionada, persistente y terca.Hoy descubrí también que aunque quiero viajar, conocer y vivir para probarme, tengo un corazón comprometido que siempre querrá volver aquí, que será llamado por esta niebla y este verdor, este viento, este rocío, este aroma y estos árboles centenarios.Espero que Dios me conceda vida suficiente como para disfrutar de toda esta maravilla con aquellos que amo"