.::: rOmAntIkO bOhEmIO :::.

Amigos, camaradas

Creo que este es el post mas difícil de escribir en mi vida o lo que queda de ella..

Si lo que queda, por que a sus tiernos 80 años recién cumplidos ya no somos lo mismo que todos conocimos, la CORFUCH ya no existe como tal el día 25 de Mayo de 2007 se licito la gloriosa y ya es una vil empresa.

Nuestro amado club en unos meses se venderá en la bolsa .

Bastardos nos robaron la vida!!!

De aquí en mas es incierta mi participación con esta empresa, si por ya es una empresa,

si bien ya comprobé lo difícil que separase de esta maravillosa institución debido a que el sábado 26 de Mayo cuando jugo con unión española fue imposible no estar pendiente del resultado, es horrible pensar que no te veré mas que no serás parte de mi vida y serás solo el mejor de los recuerdos, que atesorare en mi corazón, por que la emocion que me provocabas cada vez que salían esos 11 leones ala cancha y se desataba toda la euforia , ese eterno carnaval, ya nunca mas será lo mismo.

No quiero ser parte de su negocio “SOY UN SOCIO NO UN CLIENTE”

Espero que en 30 años mas nos encontremos y poder demostrarle a mis hijos y nietos que no lo soñé, que eres real y una buena razón para vivir

De aquí en mas el fútbol ya murió para mi y recuerda:

“ NO ARREPIENTO DE ESTE AMOR “



.::: 30 AñOs dE stAr wArs :::.


Hace mucho tiempo, en una galaxia muy , muy lejana ...

Los seguidores de la Fuerza estámos de fiesta.
Por que ve la luz la primera aventura épica de la saga más importante de la historia del cine:
"La Guerra de las Galaxias".
Ese 25 de mayo de 1977 fue el estreno mundial de la primera película de la saga, que

logró trascender las barreras del celuloide y se convirtió no sólo en una marca registrada sino en una leyenda inigualable y qya tiene 6 producciones, una serie de dibujos animados y miles de fans alrededor de la "galaxia".

UnA repAsAdItA pOr lAs hItOrIAs...



el lado oscuro...



en Chile ....bueno que mas se espera de Chile...



... y ke lA fUErzA tE AkOmpAñE...




All that Jazz...

Dígase: cuando ando con ganas de descubrir música, uno de los lugares adonde voy a revolver es entre los posts de Julieta, en Vacío. Esta vez, me encuentro con este franchute que le da al pianito parece que desde que era así de chiquitito, meta jazz y música clásica, y, en la posición 5 de la lista de temas, noto una canción de título Black Dog. Me pregunto: "¿será?", y cuando le llega el turno ahí está, inconfundible, poderoso, a mero piano, ese riff, lo parió qué riff.

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Y un tratamiento armónico que descubre lo que de rotoso y cabrón tiene la guitarra de Page, lo cascado de la voz de Plant. Después viene el clásico delirio jazzero sobre una que sepamos todos. Pero ahí está ese esfuerzo...

Se me antoja fijarme en que ese tratamiento armonizado de la melodía, donde suenan varias voces, descubre algo que es de naturaleza yo diría tímbrica en la versión a una sola voz de Plant. Algo que Plant logra con una única fuente de sonido, con un instrumento monofónico, este tipo busca capturarlo con un instrumento polifónico de caracteres tímbricos completamente distintos.

Un esfuerzo, un experimento. Y pienso que en la idea musical de "versión" hay algo que me gusta y es que ante estos esfuerzos puede suspenderse toda pretensión de exégesis. En otro ámbitos, la tentación exegética suele parecerme mayor, suele ser más insoslayable la sospecha de que quien aborda de nuevo un tema tratado por otro, lo hace con la pretensión, explícita o no, de dar con el "verdadero" sentido, de dar con lo que tal o cual verdaderamente quiso decir.

En la música, especialmente en el jazz (y trato de retomar algún aspecto de lo que no acerté a tratar en este post), no hay lugar para preguntarse por la versión "verdadera". Podemos hablar de la que nos gusta más o de la que no nos gusta para nada, de la más conocida, de la fundante de tal o cual cosa, de la que marca un hito, incluso de la "original" o cronológicamente primera, pero preguntarse por la "verdadera" carece de sentido.

Cuando escucho a un músico versionar, me gusta pensar que se propone algo así como exponernos lo que él escucha en aquellos otros sonidos. Este franchute escuchó Zeppelin de chiquito y un día, cuando se sentó a un piano, dijo: "yo, a Zep, lo escucho así" (y escribo esto y me acuerdo de este post de Vero).

Nunca faltarán fundamentalistas y metafísicos que dirán que lo que ese tipo hace es un sacrilegio, que la Palabra ya fue pronunciada por Led Zeppelin y que cualquier otra cosa merece el fuego: "si esos libros hablan de Alá, repiten el Corán, por lo tanto, nada se pierde si los quemo; si no hablan de Alá, son heréticos y nada se pierde si los quemo", dicen que argumentó el sheik o califa o no me acuerdo qué que mandó quemar la biblioteca de Alejandría.

La Palabra o las palabras.

.::: lA rEngA En shIlE :::.

sI nO lO sIEntE nO lO En tIEndE




...y kE sEA rOck...

.::: sE bUscA AmIgO pErdIdO :::.

Amigos camaradas y parroquianos todos

Tenemos un amigo perdido

Su ultima señal de vida fue cuando llamo a VICTOR COLLIPAL para invitarlo a compartir unas birraz en un frecuentado bar del barrio estación

Específica mente en nuestro querido BEER HOUSE

los convido a compartir cualquier información sobre su paradero

Además les imploro que a partir del jueves 17 de Mayo de 2007 a las 20:00 se sumen a una cadena de “shelacion” para que aparezca y nueva mente nos alegre con singular forma de ser

Muchas gracias desde ya por su colaboración... tanto con antecedentes de su paradero cono por sumarse ala cadena de “shelacion” en su nombre

LOS AMIGOS.

.::: cAdA dIA fAltA mEnOs :::.



sE vIEnE la rEngA shEmImArEeEeEeEeE
...Un shOw dE lA rEngA nO hAy kE ExplIcArlO
hAy kE vIvIrlO!!...
...y kE sEA rOck...

Digamos:

"Toda luz es un claroscuro. Todo abrigo, un escalofrío..."

...un zonzo aforismo con el que conjurar las ilusiones ampulosas, las certezas insostenibles, las afirmaciones categóricas que crea el verbo "ser".

.::: lA rEngA :::.




Hey, hey, my, my

La Renga


Hey hey, my my
el rockanroll no morirá jamás,
hay más en el cuadro
de lo que puedes ver
Hey hey, my my

Fuera del azul y dentro de lo negro,
pagaste por esto, pero te dan aquello,
y una vez que te fuiste, no podrás regresar,
fuera del azul y dentro de lo negro.

El rey se ha muerto pero no se ha olvidado,
esa es la historia del pobre rocker,
es mejor consumirse que dormir oxidado,
el rey se ha muerto pero no se ha olvidado.

Hey hey, my my
el rockanroll no morirá jamás,
hay más en el cuadro
de lo que puedes ver.

Hey hey, my my
el rockanroll no morirá jamás,
Hey hey, my my
el rockanroll no morirá jamás.

...y ke sEA rOck...


P2P

Un amigo me pasa un link a un video you tube de Dennis Chambers y acota una cita extraída de la película 24 hour people, algo como que el jazz es una música donde los músicos disfrutan más que el público. Implícito: es una música que está hecha más para ser tocada que para ser escuchada.

Mi asociación: una idea que leí por ahí, en algún blog amigo, la de que la poesía debe mas bien escribirse que leerse.

Algo en común. El jazz, dicen algunos, es más un lenguaje que un género. Algo en común: ¿cómo se imagina el mundo un jazzero, cómo se lo imagina un poeta? Un mundo de pares, un mundo donde todos son jazzeros, un mundo donde todos son poetas: mas bien tocar, mas bien escribir.

Derecho a, y responsabilidad de, una vuelta de solo para cada quien: "he ahí el lenguaje, Sr o Sra, a ver qué hace usted con eso".

No me hago el misterioso: pienso en los blogs, también...

.:::pEdrO:::

DIME PERRA !!!


Autopista La Plata - Buenos Aires II

Zanfonía. Un caja de resonancia, un rueda que gira accionada mediante una manivela, y unas cuerdas. Frotadas. El principio es el mismo que hace que las patas del grillo y las alas de la cigarra vibren. Como en una viola, las notas nacen de la frotación. Así, el sonido que quiero describir, intuyo, adivino, porque lo escucho sin poder ver qué es lo que lo produce, surge de una frotación, aunque, a diferencia del que emite una viola, que implica el movimiento de una lanzadera, este tiene el largo aliento del sinfín de una rueda, como la de la zanfonía. Ahora dejo de pensar en grillos, cigarras y violas e imagino el canto de las ballenas. Se me figura un sonido casi de ultratumba, algo que proviene de una copiosa inmaterialidad. El sonido que describo tiene esa abisalidad, obtiene su cualidad mohosa de las capas y capas de agua que encubren a las ballenas. O de la arcaica antigüedad que desde el pasado sumerge a las zanfonías. Esta vibración tiene esa cualidad mohosa. Sin embargo, es de frecuencia humana, en el registro de una mezzosoprano o de un tenor. Por eso la viola y la rueda. Va y viene, de acuerdo con el vaivén del ambiente donde se produce, una ballena gigante, navegando la copiosa materialidad de la autopista, el micro. Apareciendo y desapareciendo sobre el ronroneo indiferenciado del motor y del viento, una serie de notas de ataque suave brotan de algún eje o de alguna rueda, frotación sostenida, y se combinan en acordes imprevisibles, dos notas, tres notas, una melodía automática y caprichosa. Este micro canta.
Me doy cuenta, visto el post anterior, de que me imagino de viejo o algo así releyendo blogs, incluso mi propio blog. ¿Me imagino un viejo nostálgico y decadente? ¿Cómo seremos, de viejos, los que hoy blogueamos? ¿Habrá memoria? ¿Tendremos pasado y ese pasado estará escrito en nuestros blogs?

¿Seremos blogarquéologos tratando de reconstruir una historia que creímos efímera, hurgando en las fantasmagóricas virtualidades del Internet Archive?

¿Cuál es el lugar de la memoria en un mundo de bitácoras en trance de desaparición?

El día que Hotmail cayó

Nada. Un amigo brasileño me encuentra en el GTalk y me pregunta: "¿Tampoco anda Hotmail allá?". Pruebo. A mí no me anda. Indago en Technorati y encuentro montones de post preguntando si cada uno es el único con problemas. También hay un artículo sumando votos en Menéame.

Síndrome de abstinencia o de repente estar solo, desconectado.

Nada. Un post para marcar un día que Hotmail estuvo down, una especie de mensaje para el hombre que seré en el futuro, el que encuentre este post y piense quién era aquel que se fijaba en estas cosas...

.:::nI pOr Un pUtO jAck:::.


Vuelve a casa
Te vestiste y te acompañé a tomar el ciento cuarenta y tres
Me miraste y yo te miré
me abrazaste y yo te besé
y te fuiste.
Yo me fui caminando por ahí
La ciudad se duerme y yo me desespero
Sí, no tiene sentido cuando vos no estás
Vuelve a casa
Yo te quiero a mi lado otra vez

y no sólo una hora o tres
ya no sé como hacerte entender

que te quiero mucho más que ayer

y no te quiero sólo para estar
una noche y nada más
¿Por qué cada vez que yo te necesito
da la casualidad que vos nunca estás?

Vuelve a casa.


sE vIEnE El cOnEjItO...
kUIdEnsE chIkIllAs...

Eras tan Lelouch

Era Ginebra y era gris y era resplandor la llovizna sobre la Rue Lausanne. Nos encontramos compartiendo el desayuno en una mesa de hotel. Su inglés era notablemente mejor que el mío, pero teníamos ganas de hablar.

Tardé en darme cuenta, en cierto momento de la conversación, de que ese sonido cerrado y rígido que ella emitía era el modo ruso de pronunciar "guevara". Me reí, sin sarcasmo, mas bien como una palmada en la frente. Repetí: "guevara", con mi dicción rioplatense. Ella también se rió y trató de imitar ese sonido. Fracasó.

Ella tomó té y noté que guardaba en los ojos la furia de guerra que se agita tras las ventanas, casa por casa. Yo preferí el café.

Quedamos en encontrarnos a la noche. Bailamos unos tangos inevitables (es decir, fatales).

Llego entonces a un punto de mi relato que no puedo sortear, aunque podría intentar escaparle diciendo aquello, banal, de que estaba, de pronto y sin saber cómo, besándola. Después de todo, ese instante desapercibido es parte de una serie imposible de segmentar, como la que incluye a la gota que hace rebalsar al vaso. Sin embargo, tengo una pista.

Fue un chiste tonto lo que puso su boca a tiro de mi boca. Yo había descubierto hacía un rato que podía hacerla reir (que ella estaba dispuesta a conceder ese premio a la vanidad de mi ingenio), y cuando un hombre (este hombre) descubre que puede hacer reir a una mujer, se siente temerario y audaz. Mientras ella reía, decidí "arriesgar la boca a beso o cachetada". Salió beso.

Y fuimos a su habitación. Ya no hablamos. La desvestí. Era Ginebra. Y era lento. Y era resplandor su piel blanca en ese hotel de la Rue Lausanne. Empezó a hablar otra vez, palabras sueltas en ruso. Entendí el juego y nos dedicamos a elaborar nuestro privado diccionario bilingüe de los pecados y los vicios.

Nunca más volveré a saber los nombres rusos de las partes del cuerpo que importan en estas circunstancias. "Boca", "рот", quizás. Los demás los he olvidado, al menos lo suficiente.

Pero, al final, capricho de mujer, eligió cambiar otra vez el juego, volver al inglés que al principio nos había ofrecido la esperanza de entendernos.

"I come", murmuró, y me sorpendió. Todavía sujeto por las reglas del otro juego, yo iba a decir: "me voy". Y supe que ese diverso rumbo, la contradictoria dirección, era un sino.

Dormimos juntos. Por la mañana, cada uno salió para cumplir sus propios compromisos sin acordar nada para después. La crucé por la tarde caminando por la Rue du Rhône. Me saludó con una sonrisa indiferente, como dedicada a un extraño que cubriera con su capa un charco a fin de franquearle el paso, en una galantería que ella se vería obligada a agradecer pero cuyas consecuencias se impondría conjurar.

Después de eso, como dice el tango, no la ví mas.



19-Juan Pablo Bochatón, Tomo lo que encuentro

"La técnica, Daniel, la técnica"

La frase es de un director de teatro de nuestra ciudadela, AKA La Plata, AKA la ciudad de las diagonales, acá, quiero decir.

Se la escuché dirigida a un pintor, muy amigo suyo, lo que otorga a la admonición un carácter tierno, que estaba haciendo una defensa de cierto espontaneísmo en la creación artística.

Como otras veces, me encuentro que el derrotero de Luciana (que por cierto estrena blog) y el de Carlos se cruzan como hacen cualesquiera paralelas y me sirven para algo, para seguir bifurcando los senderos: mientras Luciana se dispara hacia la cuestión de las damas irresolutas y Carlos hacia la de la fecundidad y la fecundación, yo me pongo a pensar en la cuestión de la técnica y su lugar en el hecho artístico.

Para algunos, posición legítima, la técnica lo es todo (o mucho), el arte es el oficio de dominar una técnica.

Para otros, posición legítima, la técnica es un estorbo que domestica la pulsión creadora o la potencia expresiva.

Unos y otros hacen alarde de la técnica: sea haciendo su exhibición o haciendo gala de su ausencia.

En el medio, como cabe, hay una tercera posición: los que la hacen invisible.

Entre Paganini y Sid Vicious, ahí lo tienen a Masliah, que pone cara de boludo, canta como si no tuviera voz y toca maravillas imposibles, hace magia, domina una técnica impecable, como si no la tuviera.

Vean si no el clip que colgó Luciana.

Yo, argentino.


Lucas Pizarro y su costumbre de regalar libros

"Técnicamente, yo nunca fui infiel", me dijo Lucas. "Dejémonos de tecnicismos, Lucas", propuse.

-Fue para la época del primer recital de Living Colours en Obras, el '93, me acuerdo. Yo vendía café por las facultades y estaba conviviendo con Lu, ¿te acordás? Se dió en esa situación. Conocí una mina que laburaba en Bellas Artes. Se llamaba Claudia y solía comprarme un café y una medialuna casi todos los días. Desayunaba así. No sé cómo fue que se recortó de entre todos los demás que me compraban un desayuno. Tenía un hermoso par de ojos. En serio, sin doble sentido, que tenía unas tetas bárbaras también, no me voy a andar con remilgos para decir eso. Pero creo que en su caso me fijé en los ojos. Tampoco sé cómo fue que empezamos a encontrarnos por todas partes. Una vez me la crucé en Arquitectura y nos quedamos charlando. Otra vez fue un recital de Víctimas del Baile. "Qué hacés acá", le pregunté. "Que hacés vos acá", me dijo, marcando el vos. Y así. Nos encontrábamos sin buscarnos.

-Cortazarianamente- dije.

-Podés decirlo así, si te gusta. Teníamos muy buena onda y ese carácter detaché de la relación daba para charlas francas, mutuo psicoanálisis de banco de plaza y esas cosas. Ella pintaba cuadros, pero conmigo hablaba de libros. Era una lectora curiosa. Ahora que digo relación, no sé si se puede llamar relación a una relación así. Llegaron las vacaciones, ella se fue a su pueblo y empezó para mí la temporada baja. Nos fuimos con Lu a la costa, creo que a San Bernardo, si mal no recuerdo, en esa época era o San Bernardo o Santa Teresita, todo muy pío, a vender uvas frías en la playa. No nos fue ni bien ni mal, pero para finales de febrero estábamos de vuelta. La lluvia de febrero, supongo. Y empecé a encontrarme con Claudia por todas partes otra vez, casi todos los días. Enseguida supe que por esa fecha había sido su cumpleaños. "Feliz cumpleaños", le dije.

-Una chica de piscis.

-Si, una chica de piscis. ¿Vos contaste una vez que tenías un rollo con las chicas de piscis, no?

-Un rollo no. Un par de historias que no fueron que involucran a chicas de piscis.

-Un rollo -dijo mirando el lugar donde está la respuesta a la pregunta sobre por qué es más bien el ente y no la nada-. A mí se me metió en la cabeza hacerle un regalo por su cumpleaños pasado, pero no se me ocurría qué. Al otro día, a la tarde, me la volví a encontrar caminando sola por el bosque. Le dimos no sé cuantas vueltas al lago, conversando. Me dijo que estaba leyendo a Laiseca, La hija de Keops. "¿Te gusta?", le pregunté. "Me divierte", dijo. "¿Leíste La Mujer en la muralla?". "No", me contestó, "esto es lo primero que leo del tipo". Le pregunté si lo quería, que se lo podía prestar. "Dale", aceptó. Había encontrado un regalo para hacerle. Pero no me quería mostrar, cómo decirlo, ¿ansioso?, no me imaginaba apareciendo con un libro nuevo, comprado para ella, me parecía desmesurado, después de todo, no se podía decir ni que fuéramos amigos, ni que estuviéramos flirteando, nada. Entrar en plan "préstamo" y después regalárselo me parecía adecuado. Además, no sé, regalar un libro leído por uno tiene algo más amable, como una oferta de confianza.

-Ibas vos en ese libro -dije. Lucas ignoró el comentario. Yo me dí cuenta de que lo que había querido ser ingenioso había sido pueril.

-Decidí regalarle mi ejemplar, que no estaba ni mucho menos deteriorado pero ya no tenía la disposición hostil, altanera, de un libro nuevo. El único problema era que La mujer en la muralla me lo había regalado Lu. Era la edición de Tusquets, la colección esa que tiene en las tapas un marco como un damero o como las banderas que se agitan al finalizar una carrera de autos. No tenía dedicatoria ni ninguna marca que lo distinguiera, pero Lu y yo sabíamos que era su regalo, no podía desaparecer así como así de nuestra biblioteca. Vamos, que yo participo además de esa ética que dicta que uno no debería regalar lo que le ha sido regalado. O sea: sentía culpa. ¿Sabés qué hice? ¡Mirá vos lo que hice! Compré otro ejemplar, tomé el viejo de mi biblioteca y en su lugar puse el nuevo. Fue la única vez que salí con la intención de encontrar a Claudia. La encontré, claro. "Te traje el libro de Laiseca, ¿todavía lo querés leer?" "Sí", me dijo. "Tenelo, tomalo como un regalo de cumpleaños". Después de eso, pasé, fijate qué locura, varios meses sacando cada dos por tres de su estante el ejemplar que quedó en mi casa para hojearlo, ajarlo, darle un aspecto domesticado, amoldado a las manos, para imponerle el porte que tiene un libro que finalmente ha admitido permanecer de piernas abiertas. De hecho, lo volví a leer. Eso pasó. Técnicamente, eso no es una infidelidad. No es nada, es menos que nada. Una mentira tonta, una expresión de debilidad...

Yo no sé si Lucas finalmente se cogió a Claudia. No me lo dijo y no se lo pregunté. Según él, "técnicamente", nunca fue infiel, así que infiero que no pasó nada mientras duró su relación con Lu, por lo menos dos años más. Me pregunto si habrá logrado que el libro se pareciera al otro, el mismo.

De la trozabilidad del alma

Por las calles del centro porteño pueden verse los carteles de un fulano que anuncia la presentación de un disco llamado "Trozos de mi alma 2".

Sin ánimo de faltarle el respeto al fulano, debo advertir que no lo conozco a él ni a su obra. Lo cual no debe entristecernos a ninguno de los dos, puesto que estadísticamente siempre es más la gente que no lo conoce a uno que la que sí, por muy famoso o significativo que se sea. Eso puede decirse hasta de los Beatles, más famosos que Cristo, pero, con mucho, ignotos para una importante masa de humanidad. Y la recíproca también es verdadera: hasta entre los muy famosos habrá gente de la que uno no tenga ni noticias.

Pero, salvando esta digresión, lo que me ha sentado frente al teclado es el nombre del disco de marras, "Trozos de mi alma 2". ¡¡¡¡Dos!!!!

Hemos de suponer que el alma de este señor es tan grande como para desagregarse en tantos trozos que le quedaron algunos como para hacer un segundo disco.

Si concedemos a la creencia acerca de la naturaleza inmaterial del alma, podemos suponer que su facultad de trozarse es infinita, lo cual nos expone a una serie de "Trozos de mi alma" aún más larga que la saga Rocky (ya consolidada como unidad de medida de toda serie larga, en perjuicio de recursos matemáticos más rigurosos).

Pero al mismo tiempo, esta concesión nos coloca en posición de cuestionar la trozabilidad del alma, puesto que sería legítimo preguntarnos si puede desagregarse en trozos algo inmaterial. Podemos preguntarnos si puede trozarse a Dios, o a la bondad o a cualquier otra entelequia del gusto del condescendiente lector.

De lo que se sigue que la hipótesis subyacente en el título de la obra es la de que el alma en realidad es algo material. En ese caso, su capacidad de trozarse es limitada, por esas pueriles restricciones que afectan a la materia y que no estoy en condiciones de enumerar ahora, pero que para qué carajo exite la Wikipedia.

¡Hosana! Entonces la serie "Trozos de mi alma" es una serie finita. Qué alivio.

Luego, admitida la materialidad del alma (hipótesis que agradaría a Althusser), cabe preguntarse por sus condiciones de desagregación. ¿Los trozos corresponden a "partes", "componentes" o "elementos"? ¿O se trata sin más de "trozos", es decir, porciones arrancadas sin orden ni concierto y que de alguna manera desfiguran y corrompen el alma en cuestión?

En ese caso, ¿se nos propone como espectadores asistir a la desfiguración de un alma?

En todo caso, aceptada la hipótisis, nos retrotraemos a antiguas cuestiones acerca de la localización del alma en el cuerpo. La imagen es, vale decir, dantesca: nuestro artista aparecería en el escenario mutilado de su alma, ni siquiera completamente, porque sólo se trata de trozos, aunque como es la segunda tanda de tales trozos, hemos de imaginar que la mutilación es significativa.

Aunque quizás el alma participe de alguna manera de la naturaleza del pelo o de las uñas. Quiero decir: vuelve a crecer. Puede usted arrancarse a gusto trozos, ma' qué digo trozos, brutos pedazos de alma, en la confianza de que le volverá a crecer.

Ahora bien, si el alma participa de la naturaleza de las uñas, entregar sus trozos tiene un carácter, digamos, escatológico. Usted no anda por ahí regalando sus cachos de uñas recortadas, salvo que sea santo o semidiós de calaña análoga y sus pedazos busquen destino en dorados relicarios.

En cambio, el pelo tiene un carácter más romántico. Al menos, medievales doncellas han poblado romances y baladas de escalas hechas con sus trenzas y destinadas a facilitarle un buen polvo a su enamorado. O a simplificarle el escape de la muerte, preséntese ésta en forma de mujer con guadaña o de padre embravecido.

Pero, ¿se aloja el alma en algún lugar donde su ausencia sea apreciable? Analizando la morfología exterior de esos sujetos que se califica habitualmente de "desalmados", resulta palmario que no. La falta de alma no es algo que pueda observarse a simple vista. Aunque a decir verdad, gusta señalarse en tales sujetos un ensombrecimiento de la mirada, un rictus de la boca, alguna clase de arruga en la frente que los delataría. Vaya a saber.

Quizás el alma sea una especie de glándula, cuya falta priva al cuerpo de cierta hormona o secreción y que, aunque no resulte visible la ausencia de la glándula, puede adivinarse la extirpación mediante la somera observación clínica de cierta sintomatología.

Dicho to lo cual, no me imagino qué puede estar en juego en la presentación de un disco que se llama "Trozos de mi alma" (dos).

Parece algo así como que viene a ofrecer su corazón. Pero el corazón, no está de más recordarlo, ya te lo han dado.

.::: kE sAbEn dE tEkIlAsOs :::.

kE sAbEn dE tEkIlAsOs

.::: ExElEntE :::.

kasi ....pero kasi krei en dios por un instante...

...y kE sEA rOk...

Para una refutación de la gravedad

Para mi amigo Darío,
un hombre que vuela.

Hay un arte que envidio sinceramente: véanlos, con cada brazo golpean un plato distinto, descargando, cada tantos, un golpe seco al redoblante y los pies, en un vértigo danzante, se liberan del suelo por interpósitos pedales. El cuerpo mantiene apenas un contacto suave ya no con la materia sino con el tiempo, apenas apoyado en la banqueta (una ilusión óptica o la inercia de esperar que haya un asiento): ¡mentira!, véanlos, esos hombres, los bateristas, flotan.

Ex coelis (la lluvia, el color que cayó del cielo)

"Las viejas metáforas están desvaneciéndose constantemente en la literalidad
para pasar a servir entonces de base y contraste de metáforas nuevas"
Richard Rorty, La contingencia del lenguaje,
en Contingencia, ironía y solidaridad.

(una transcripción electrónica aquí)

"DEBUTE (O DE BUTE) (adj) : Excelente, óptimo, de lo mejor,
al parecer deriva del sustantivo “debut” o estreno de una obra,
momento en que se expone la mayor gala, voluntad y energía."
Diccionario del lunfardo de ElOrtiba.org
(la itálica es, como se estila decir, mía)


"'Excelente' es atroz, porque 'excelente' es una metáfora,
quiere decir 'celeste', quiere decir 'en el cielo'".
Fogwill según Gustavo Nielsen, en Mandarinas.

Para seguir pensando esto de las metáforas, de su funcionamiento, de su paulatina conversión en lugares comunes y patatín y patatán, recurro a Rorty y a la Historia de la Eternidad del viejo Jorge Luis. Mirando con ojos de Rorty, me aproximo al ensayo borgiano sobre las kenningar (curiosamente, en el aleph que habitamos, no fui capaz de encontrar una transcripción electrónica hacia la cual ofrecer un vínculo). Y se me ocurre una idea quizás un poco tosca u obvia, una perogrullada: ¿no es todo nuestro lunfardo, por ejemplo, un afiebrado ejercicio de creación y uso de kenningar?

Y, por extensión, ¿no son las hablas populares, las hablas del lumpenaje, el hampa, los drogones, arduos sistemas de kenningar? Nuestras hablas populares, ¿no son, de alguna manera, "literaturas instintivas", como el viejo llama a la de Islandia? ¿Y las hablas técnicas, o nuestro argot bloguero? Buena parte de los nombres que hoy usamos para cosas como esta que tengo de a ratos en mi mano, que sirven para ingresar datos y que llamamos "ratones" o esas otras que sirven para almacenar información y que llamamos "llaves" o "lapiceras" USB, ¿no serían como kenningar cuyo origen metafórico hemos olvidado o, amablemente, pasamos por alto?

Llevando el razonamiento al extremo: ¿qué diferencia hay entre la agotadora lista de kenningar que ocupa nueve páginas del ensayo borgiano -en la edición de EMECE, la que tengo- y cualesquiera otras nueve páginas del DRAE o un diccionario de sinónimos? Si construyéramos un diccionario de sinónimos agrupando todos los sinónimos y alineándolos a un "significado" básico, como hace Borges con su selección de kenningar, ¿no lograríamos el mismo efecto desilusionante? ¿No aparecería nuestro lenguaje igual de mal retratado, pobre y mecánico?

Pero, a pesar del tono condenatorio que afecta para referirse a su objeto, elijo usar la reflexión de Jorge Luis con una intención de apariencia distinta, una que entra en consonancia con la idea de Rorty que sirve de epígrafe: una descripción (sincrónica, valdría decir) de un lenguaje no lograría sino la fotografía de un sistema de kenningar más o menos consolidado que en un momento dado se ha vuelto obvio y, aún así, puede usarse para expresar lo que no es obvio para quien usa ese sistema, para nombrar eso "espeso real", como acertó a llamarlo Freidenberg.

(Pienso: una sospecha que siempre tuve, la de que cierta manera de leer poesía que se estimula en la escuela es una suerte de aberración: "A ver, alumnos, 'al andar se hace camino/y al volver la vista atrás/se vé la senda que nunca/se ha de volver a pisar'". "¡La vida!", nunca habrá de faltar el que lo diga, como si Machado hubiera escrito una adivinanza. "Reducir cada kenning a una palabra no es despejar una incógnita, es anular el poema", advierte Borges.)

Mañosamente, en uno de sus abracadabras, Jorge Luis confiesa que no puede imaginarse cómo eran aquellas kenningar cuando eran dichas, desde qué caras eran dichas, con qué "decisión o modestia", porque a él ya sólo pueden darle a conocer un "placer casi filatélico". Es decir, ya no puede imaginarlas cuando eran una lengua viva y capaz de hacer sentido. Cual viejas estampillas, ya no puede usarlas, debe recurrir a otras.

Y aquí estamos nosotros, sintiendo, puesto que hoy, otra vez, es un diagris, algo que me gustaría llamar una honda sensación de queganasdellorar, impostando decisión, afectando modestia.

"Ahora que fuimos expulsados,
gracias a Dios, del Paraíso,
se largó a llover"
Daniel Freidenberg, Lo espeso real

Y, para paladear, En esta tarde gris, de Mariano Mores y José María Contursi, acaso en su versión canónica, la de Julio Sosa, la que al menos a mí se me grabó ya de púber en el recuerdo para proveerme el nombre inevitable de la sensación que me asalta en los diagrises.

Julio Sosa - En es...

Del funcionamiento de las metáforas

Pienso. Me pasa a veces y en general no resulta algo mejor ni más eficaz que las oportunidades en que no pienso. Pero en este caso, pienso. Pienso, a raíz de las paparruchadas meteorológicas de los posts anteriores, en cómo funcionan la metáforas, en cómo es el tránsito desde eso que es un hallazgo, a veces ligado al genio individual, otras ligado al genio del pueblo o entelequia afín, hacia el lugar común. Digo, algo o alguien, Sujeto X, a él los honores del caso, da con un modo creativo de nombrar algo que está ahí en el mundo y que reclama un nombre, lo pone en relación con otros nombres y lo recorta del sinsentido. El Sujeto X crea una metáfora, que inicia, si resulta una metáfora exitosa, su camino para convertirse en un lugar común.

Nuestro idioma no suele ser muy feliz a la hora de crear vocablos por aglutinación, sus mecanismos preferidos son otros, pero podríamos decir que hay cierta clase de días que son, a secas, un diagris. Los diagrises son días tristes o melancólicos. Se contraponen con los maldicionvaaserundiahermosos, días pletóricos de sol en los cuales uno lamenta no ser un animal salvaje que brinque (puesto que en esta clave los animales brincan, no saltan) bucólico en una verde y soleada pradera.

Pero en todo caso, veo ahí cómo la metáfora abandona su condición de novedad, ya no es un chispazo de genio que da con un nombre para algo que está en el mundo para pasar a ser el nombre de eso que está así en el mundo, de esa peculiar manera y en esa particular disposición. Se convierte primero en lugar común, y luego, si tiene suerte, en un sustantivo.

Un sustantivo común.

¡Maldición!

No me digan que no lo pensaron, en algún momento, estos días, después de la insistente lluvia, y hablando de lugares comunes, si se encontraron afirmando que el de hoy era un día hermoso...

.::: dIA rEngO :::.





feliz dia a todos los mismos de siempre !
se viene ...se viene 19 de mayo

El revelde

Soy el que nunca aprendió
desde que nació

cómo debe vivir el humano
llegué tarde, el sistema ya estaba enchufado
así funcionando.

Siempre que haya reunión
será mi opinión
la que en familia desate algún bardo
no puedo acotar, está siempre mal
la vida que amo.

Caminito al costado del mundo
por ahí he de andar
buscándome un rumbo
ser socio de esta sociedad me puede matar.

Y me gusta el rock, el maldito rock
siempre me lleva el diablo, no tengo religión
quizá éste no era mi lugar
pero tuve que nacer igual.

No me convence ningún tipo de política
ni el demócrata, ni el fascista
porque me tocó ser así
ni siquiera anarquista.

Yo veo todo al revés, no veo como usted
yo no veo justicia, sólo miseria y hambre
o será que soy yo que llevo la contra
como estandarte.

Perdonenme pero soy así soy, yo no sé por qué
se que hay otros también
es que alguien debía de serlo, que prefiera la rebelión
a vivir padeciendo




En esta tarde gris...


Música melancólica. Es que no hay vuelta de hoja: la idea de "tarde gris", de "día gris", me resulta una barrera infranqueable. Quiero decir: un tópico insuperable, un lugar común. Y a su vez esta noción de "lugar común" supone cierta carga peyorativa. "Era un texto plagado de lugares comunes" es un sentencia que pretende defenestrar el texto en cuestión. Sin embargo... Busco un mapa meteorológico1 y lo compruebo: toda la cuenca del Plata está bajo las nubes. Es decir, varios millones de rioplatenses habitamos hoy un lugar que cabe en la expresión "día gris". Y yo, entre esos millones, los días grises, lugar común, me pongo casi automáticamente melancólico. No sé, me imagino que en algún lugar de mi cuerpo se aloja una especie de glándula secretora de clorofila cuyo funcionamiento se resiente ante la falta de sol. Como con la reducción de las endorfinas, la ausencia de esa secreción me libra a un estado de abulia, pierdo la fe en la acción y quisiera, no sé si unos meses, como decía Girondo, pero al menos sí por todo el tiempo que dure el meteoro, vivir adentro de una piedra.

Lunes otra vez, como dice la canción

Mi hijo empezó segundo grado. ¡Está tan grande! Anoche la mamá se puso a prepararle la ropa y descubrimos que todos los pantalones le quedan como cinco centímetros cortos. ¡Creció cinco centímetros durante el verano! A mí me impresiona comprobar en algo tan nimio qué tan ciego puede ser uno. Aunque hablar de ceguera es injusto, porque yo hace varios días que vengo notando en mi hijo un cambio en su porte, en su prestancia física, en sus modos, algo que es cada vez menos niño y que no podría precisar, un modo de poner el cuerpo, de usar los brazos, algo en la nariz que ya no hace a la nariz de un niño. En todo caso, lo de los pantalones pone una marca, ofrece un indicador, es como las muescas que los antiguos, dicen, hacían en un hueso para marcar el ciclo de la luna. O, desde mi punto de vista, como la marca que hace en la pared un condenado a muerte...

1984

No es que me haya dispuesto a ver qué cosas pasaban para el año aciago que anticipó Orwell (aunque el ejercicio pueda tener algún encanto), sino que me gustan estas cosas que son como el encimarse de las capas tectónicas: me gusta Bill Frisell, me gusta Vernon Reid, cada uno en su mambo, y, con un "cierto" atraso, me entero de que en 1984, cuando yo pretendía no querer seguir soñando mil veces las mismas cosas ni contemplarlas sabiamente, estos dos tipos estaban grabando Smash and Scatteration.

Nunca es tarde, me digo.



04-Bill Frisell an...

Ondas

"Un éxodo en cada lóbulo puerta..."
Kaco, Valijas de forma rara


Allí está mi voz. La conozco. Como que es mía, ¿no?. Y, sin embargo, por estos días se me ha perdido, o algo así. Curiosa forma de enmudecimiento esta en la cual la voz puede ser todavía el movimiento del aire o la organización de minúsculos puntos en una pantalla, pero no ser la propia voz, sino una especie de resonador de otros sonidos, como los vidrios que vibran con las bocinas y los taladros neumáticos.

¿Qué hacer cuando la propia voz se pierde? Algo como cerrar los oídos, se me ocurre, porque, en la extraordinaria capacidad de entrar por ahí que tienen las otras voces, arrastran, cual onda portadora que la física ha descrito y la radiofonía explotado, la voz que en ese lugar, en ese caprichoso recortarse del cosmos que llamamos interioridad o incluso Yo, tiene la vocación, frágil, de ser una voz.

"Al modular una señal desplazamos su contenido espectral..."
de la definición de "onda portadora"
en donde ustedes ya se imaginan.

Allí está mi voz, y sin embargo, no la escucho. Se adelgaza, enflaquece y ahora parece una lámina, una superficie. Ahí está: eso que tiene la vocación de ser una voz, se convierte en un tímpano...

"...un ejercicio de la apertura, de la disponibilidad.
Hacer callar al hablador de adentro."
Daniel Freidemberg, en Kapput

Lo inefable

Usá una hoja de papel rectangular. Tomá una de las esquinas y doblá la hoja hasta que esa esquina toque un punto cualquiera del lado largo, opuesto, del papel, adoptando la forma de un triángulo al que le brotara por uno de sus lados una especie de pedestal retangular.

Ese pedestal rectangular deberá cortarse de modo tal que el triángulo quede liberado (no tirés el rectángulo, se usará luego).

Luego, desdoblá la hoja de modo tal que obtengas un cuadrado. Ese cuadrado tendrá un pliegue que sigue una de sus diagonales. Deberás unir ahora las otras dos esquinas, doblando la hoja otra vez en triángulo, pero de manera que, al desplegarla, la otra diagonal del cuadrado quede marcada.

Llegados a este punto, al desplegar la hoja, deberás tener un cuadrado más o menos perfecto cuyas dos diagonales son surcadas por sendas marcas. Recordá que el rectángulo sobrante (ese que era como una base o pedestal del primer triángulo) debe guardarse porque nos resultará útil luego.

Ahora, tenés que tomar la hoja por uno cualquiera de los dobleces realizados, como si fueras a formar nuevamente el triángulo, pero antes de que el triángulo llegue a concretarse, empujás hacia adentro los pliegues, de modo tal que la hoja se abra por el doblez libre, adoptando la forma esquemática del armazón de una pirámide, con una base en estrella. Debe quedarte algo como una punta de flecha o de arpón. Deberás aplastar la punta de flecha o armazón de pirámide hasta lograr un nuevo triángulo, de tipo isósceles y más pequeño que el primero, compuesto por dos triángulos siameses unidos desde el ápice por dos discretos pliegues interiores, cuya base es mayor que los lados y que constituyen una suerte de doble sobre.

Será más cómodo que apoyes esta nueva figura sobre la mesa, para poder tomar las puntas del triángulo siamés que mira hacia arriba y doblar esas puntas hasta que toquen el ápice común. Deberías lograr algo así como un triángulo que tuviera encima, hermano siamés, una suerte de rombo o de diamante.

Entonces, desplegás el diamante. Volvés a tener los isósceles siameses, pero el de arriba tiene dos surcos que dibujan la línea que une el centro de cada lado menor con el centro de la base. Tomás los lados menores del triángulo y los plegás hacia el centro, haciendo que queden paralelos entre sí y respecto de la línea imaginaria que une el ápice de los triángulos con la base, o sea, esa línea que en geometría se representa con el símbolo "h". Ahora nuestro isósceles que apoya en la mesa tiene por hemano siamés a un nuevo rombo, pero uno de los extremos del rombo sobresale del área del triángulo, dibujando una especie de aladelta que tuviera unos alerones en la parte de atrás, o podría ser una mantarraya que en lugar de cola, larga y finita, tuviera pegado un triángulo de papel que apuntara hacia el camino recorrido...

Sea lo que fuere que la figura parezca, debe volver a desplegarse hasta recomponer los tiángulos siameses. El de arriba, el que no apoya en la mesa, tiene marcadas cuatro líneas, las que ya dijimos, que unen los centros de cada uno de los lados menores con el centro de la base, y dos que, partiendo del ápice, llegan a la base, entre los extremos y el medio, partiéndola en cuartos. Estos pliegues se cruzan, más o menos en el centro del área de cada una de las mitades del triángulo.

Es el momento de realizar un doblez que una cada cuarto de la base con el centro da cada uno de los lados menores, forzando al papel a doblarse siguiendo las marcas ya realizadas, y aplastar ese pliegue contra el centro del triángulo que sigue sobre la mesa. La figura resultante es indescriptible: tenemos en la base el triángulo isósceles que apoya en la mesa, que no hemos tocado para nada. Sobre él, su hermano siamés, un rombo del cual surgen hacia el techo, o hacia nuestro rostro, o hacia la mirada de Dios, que cada quien elija el punto de referencia que más le conmueva, unos cuernos, o unas orejas de gato, o dos menhires como los de Tebas, Stonehenge, Pascua o algún lugar así.

Pero no dejaremos los menhires haciendo su alabanza al cielo o lo que sea que los menhires hagan. No, los volcaremos hacia el ápice del triangulo basal, allí donde se unen los lados menores. El triángulo basal tiene a su hermano siamés convertido en una figura que recuerda vagamente a una vulva, una vulva cubista, a juzgar por las líneas rectas que la trazan o por la ortogonalidad de su silueta. En todo caso, reconozco que el símil es susceptible de psicoanálisis de salón.

Y ha llegado el momento de recuperar aquel rectángulo que era la base, o pedestal, del tríangulo equilátero con el que comenzó esta metamorfosis. Dóblenlo a la mitad, longitudinalmente, para volver a desplegarlo. Escojan uno de los lados cortos y tomen los vértices, plegándolos hacia adentro, hasta que se toquen en la línea que ha quedado trazda en el centro, de modo tal que el extremo del rectángulo se convierta en una punta. Y también es momento de recordar que el triángulo basal que permaneció sobre la mesa mientras realizábamos todos los pliegues que transformaron a su hermano siamés en una vagamente vulva cubista conforma algo así como un sobre, dentro del cual deberá insertarse el extremo afilado de nuestro rectángulo, de manera que la punta calce por dentro en el ápice del triángulo.

Quedó una especie de paraguas o sombrilla, o un hongo o la silueta del humo de una explosión nuclear, todo, claro, con una mirada cubista o algo así. Pero no durará mucho. Doblá el ápice del triángulo hacia adentro, hacia el lado opuesto a aquel que parece una vulva. Los que por un momento parecían menhires u orejas de gato, quedarán apuntando, como tenazas de una tarántula, por ejemplo, hacia el ausente ápice del que ahora es un trapecio.

Nuestra figura completa recuerda ahora vagamente a una letra T con cuernitos. Doblaremos la T longitudinalmente, uniendo los extremos de los brazos por el lado liso, el contrario al de los pliegues esos que parecían una vulva y que se terminaron transformando en las tenazas de una tarántula. Si acostamos nuestra figura, tenemos algo que recuerda a un pájaro, con alas trapezoidales y un pico corto.

Pero a lo que constituye el tronco del pájaro, lo que era la pata de la T, le arrancaremos un pedazo de papel, un pedazo cuneiforme, suficiente como para lograr que ese rectángulo adquiera el perfil del fuselaje de un avión, con su timón de cola.

¿Te salió? ¿No? Claro, para saber cómo se hacen estos avioncitos de papel deberías haber estado ahí, en aquellas tardes del barrio de Flores, en silencio como yo, azorado, viendo a mi viejo operar para mí la mágica transformación de un papel en aeronave ("cuanto más exactos sean los pliegues, mejor volará tu avión"), una y otra vez, mil y un avioncitos, hasta que aprendí el truco, los pases.

"Picture yourself in a boat on a river".

...with tangerine trees and marmalade skies.
Somebody calls you, you answer quite slowly,
A girl with caleidoscope eyes."

John Lennon, Lucy in the sky with diamonds.

Se me ocurren dos maneras de prenderme en la propuesta que me dirige (a mí entre otros) Nicolás. Una, que confieso que ensayé y cuyo resultado preferí guardarme para otra vez, consiste en enumerar los libros o autores de los cuales uno extrajo alguno de los bloquecitos de lego con que viene edificando la trabajosa e imperfecta construcción de que dispone.

Pero tuve la sensación de que una enumeración así haría ver a esa edificación como algo mucho más estable de lo que es. Sin embargo, debo hacer justicia al hecho de que este blog es la evolución (pokemoniana) de otro que se llamaba Glosa, como la novela de Saer.

Pero para hoy, preferí, quizás, exponer una actitud. Escoger de entre esos libros o autores un par que merezcan mención. No son tal vez los más importantes, ni los más recurridos, ni los más viejos, ni los más recientes, ni los más importantes, ni los más definitorios.

Son, en mi caso, dos "básicos" entre los que quiero imaginar un vínculo hoy.

A McLuhan se lo vapulea mucho y seguramente se lo puede hacer con argumentos sólidos.

De un otro lado, a veces, he visto poner a Benjamin, tan noble, tan serio, a veces hasta tan oscuro y críptico.

Sin embargo, me encantaría presenciar, con Lucy in the Sky with Diamonds como música de fondo, una charla entre el Benjamin que en sus Historias y relatos escribió "Historia de un fumador de hachís" y McLuhan.

Y buscar que me conviden algo (algo, apenas) de lo que estén fumando.

"Picture yourself in a boat on a river".

Lucy in the sky with diamonds


(Post scriptum: me cacho en Bitácoras.com; ahora parece que los enlaces a mi viejo blog caen en un mensaje de error; apelo a vuestra comprensión)

Captcha

(a propósito de los dilemas
sobre los captchas que se
plantearon hace poco Monuz y Fodor)



Nocturno

A contraluz te miro (y para que esta frase tenga algún sentido, requiero de ustedes cierta colaboración: imaginen que están en una habitación cuadrada, grande; pueden ayudarse trazando en la pantalla de su mente cuatro líneas representándola; agreguen sobre el lado superior uno de esos rectángulos utilizados por los arquitectos para indicar una abertura; centrado respecto de los extremos, debe ocupar dos tercios del lado; ahora, enfrentada a esta ventana y apoyada en el lado inferior, imaginen lo más a la derecha posible una de esas porciones de pizza usadas para representar a las puertas; la cama está apoyada con la cabecera contra la pared de la izquierda; pueden pensarla como un rectángulo; imagínense en mi posición: estoy tendido en la cama, de espaldas a la puerta y viendo la luz difusa y amarillenta o cobriza brillar en la ventana; ella ha entrado al cuarto; piensa que estoy dormido y por eso se mueve sigilosamente; ha rodeado la cama y se ha parado frente a mí; incluso, mira hacia donde adivina mi cara, según el esquema mental que tiene del lugar, según lo que recuerda de mis costumbres, según lo que la penumbra le permite ver; no nota que yo la miro, acaso mis ojos no brillan; se desviste; silenciosamente, se saca la remera y su pelo largo, arrastrado un momento por la tela, sube y vuelve a caer sobre su espalda; deja la prenda en el suelo, donde dejará también el pantalón, que separa de su cuerpo con un empujón de los pies; en claroscuro se recorta su silueta de mujer; se lleva las manos a la espalda y puedo oir el minúsculo "click" del broche del corpiño; hace con los hombros ese movimiento consistente en volcarlos hacia adelante, ahuecando el pecho, para acompañar o producir el deslizarse de los breteles; no distingo el movimiento de las cintas, pero sé bien que rozan, indiferentes, sus hombros y sus brazos; por un segundo sostiene el corpiño en una mano, al lado del cuerpo; así es su imagen, oscura una mujer contra la ventana iluminada sosteniendo un corpiño; finalmente lo suelta y cae al suelo, junto con el resto de su ropa; si han sido tan amables de imaginar todo esto, les pido un último favor, piensen como en un murmullo: "a contraluz te miro").

Serious damage may result if karma falls...

"When using karma, basic safety precautions as below should allways be followed.

To reduce the risk of fire, electric shock or personal injury, read and understand all instructions.

2. Do not use this karma near the water, for example: near a bathtub, wash-pool and the like.

3. Do not cover slots and openings of this karma, for they are provided for ventilation an protection against overheating. Never place karma near radiators or employ when proper ventilation is not provided.

4. Install this karma securely on stable surface. Serious damage may result if karma falls.

5. To reduce the risk of electric shock, do not disassemble karma but take it to a qualified service man when some service or repair work is required. Openings or removing covers may expose you to dangerous voltage or other risks. Incorrect reassembly can cause electric shock when the appliance is subsequently used.

Save this instructions.

Warning!

To prevent fire or shock hazard, do not expose this karma to rain or any type of moisture.

Thank you for listening."
Important safety instructions (Mutation 2), de Vernon Reid, en Mistaken Identity, de 1996.

09-Vernon Reid-Imp...


Y yo me pregunto, una pregunta que ha de ser tan vieja como la música pero que el tío Francesco formuló en esta forma tan directa y simple: Does humor belong in music?

Buen fin de semana everybody.

Esta silla en realidad es un vacío

En teoría, dejando de lado sutilezas y sofisticaciones, es posible afirmar que toda escritura es un plagio, que nadie usa sino texto usado, creado por otros.

Con el mismo nivel de simplificación, puede decirse que, en teoría, dado que entre los electrones que conforman esta silla en que me siento no hay nada, la silla es mero espacio vacío.

Entonces, si usted toma mi silla, puede decir que no me ha robado nada. Y yo, le digo la verdad, como me gustan estas cosas así medio esotéricas, tendría genuina curiosidad por saber cómo pretende usar esa nada que no me ha robado, por comparar incluso la manera en que la usaría usted en relación con cómo la he usado yo. Podría yo hallar en esa comparación cosas interesantes, no se lo niego.

Sin embargo, vivimos en un mundo donde, a todos los fines prácticos, usted me habría robado la silla.

Ahora bien, si la necesita, puede pedírmela prestada. Puede incluso discutir mi derecho a usufructuarla, o afirmar el suyo a usarla en mi lugar. Hay maneras para todo eso, algunas por cierto antipáticas, no lo vamos a negar. Tendría que hacer valer sus argumentos.

Pero no me venga, por favor, con que, a los fines que nos interesan, es espacio vacío...

Charles Kinbote diseña un hipertexto

Para decirlo mal y pronto, Pale Fire (Pálido Fuego) de Vladimir Nabokov vendría a ser el comentario que un profesor de literatura, Charles Kinbote, escribe sobre el poema póstumo de un colega, John Shade, asesinado en su presencia. La novela pretende ser una edición comentada del poema de Shade y se inicia con un Prefacio, firmado por Kinbote, al cual sigue el poema, para terminar con una serie de comentarios a cargo de Kinbote, los que constituyen en definitiva el grueso de la novela y en los que se nos va pintando la historia y el carácter del comentador.

En el prefacio, mientras explica el cómo y el por qué de la edición comentada, Kinbote asegura que:
"...notes, arranged in a running commentary, will certainly satisfy the most voracious reader. Although those notes, in conformity with custom, come after the poem, the reader is advised to consult them first and then study the poem with their help, rereading them of course as he goes through its text, and perhaps, after having done with the poem, consulting them a third time so as to complete the picture. I find it wise in such cases as this to eliminate the bother of back-and-forth leafings by either cutting out and clipping together the pages with the text of the thing, or even more simply, purchasing two copies of the same work which can then be placed in adjacent positions on a comfortable table..."

(Una traducción a mi propio riesgo: "las notas, dispuestas en un comentario continuo, satisfarán sin dudas al lector más voraz. Aunque, de conformidad con la costumbre, están colocadas a continuación de la obra, se recomienda consultarlas primero y estudiar luego el poema con su ayuda, releerlas a medida que avanza por el texto y, probablemente, una vez terminada la lectura, consultarlas una tercera vez para completar la idea general. En casos como éste, me ha parecido sabio, a fin de eliminar las molestias del paginado, cortar las hojas y engramparlas juntas, o, aún más simple, adquirir dos ejemplares de la obra y disponerlos uno junto al otro en un escritorio cómodo..."

A Kinbote le molesta el paginado. Se imagina (entiendo que se imagina) una superficie continua donde todo el texto esté a la vista. Si eso no pudiera ser, ¿por qué no tener dos libros y listo? Y quien dice dos dice tres, cuatro, N libros.

O sea: texto fluido en una superficie (al menos teóricamente) infinita, a lo largo de la cual podamos hacer eso que nosotros nos hemos acostumbrado a llamar scroll y, además o en su defecto, N ventanas que nos permitan ver diferentes segmentos de una misma unidad. Kinbote quiere un browser, bah.

Lo del scroll suena a arcaísmo. Me imagino a un egipcio leyendo un viejo papiro o a esos pregoneros de las películas sobre el medioevo que desenrollan un bando a medida que lo leen (por cierto, "scroll" quiere decir, justamente, "rollo").

Pero lo que hace que Kinbote esté más cerca de nosotros que de los egipcios o los pregoneros es lo de las dos copias: para él es natural la reproductibilidad de la obra, es obvia, se da por descontada. Al contrario, tener dos o N ejemplares de un mismo libro era impensable para un egipcio o un erudito medieval, cada libro era único y copiarlo requería un despliegue de trabajo humano desmesurado en relación con el capricho de un estudioso de no tener que molestarse en pasar páginas.

Pero para Kinbote, como para nosotros, no es descabellado. Además, pretende que, a pesar de la costumbre (¡la costumbre!), el texto no se lea secuencialmente, sino que se vaya derecho a las notas, se vuelva al poema y se vuelva a las notas mientras tanto. Kinbote, que escribe un comentario donde cada nota refiere a un verso o grupo de versos de un poema, hubiera flasheado con la posibilidad de hacer hipervínculos.

Pero bueno: Kinbote, y disculpen el spoiler1, estaba completamente del moño.

Nota al pie

En el orden de casualidades que le gustan a Puck,
publico este texto, que esperaba su oportunidad,
entusiasmado con el impactante video ensayo
que descubrió Aydesa.


No hace tanto que me dí la oportunidad de leer un clásico que no había leído: la célebre "Nota al pie" de Rodolfo Walsh. ¡Maravilla! Iba en el micro sonriendo de gusto (porque a mí me pasa eso de ir leyendo la historia de un tipo que se pira y se suicida, encontrar magia en la forma en que me la cuentan y hallar en eso tanto gusto que me sonrío).

Pero se me ocurre la siguiente consideración: "Nota al pie" funda su lógica y su eficacia en la mentalidad de la máquina de escribir (y en la retórica del cine, también). El paginado del cuento es caprichoso, amañado. La cantidad de líneas por página es fija y debe mantenerse así para que se logre el efecto. Es decir, "Nota al pie" no es lo que en estos días de pantallas de resolución variable y de formatos múltiples se llamaría "texto fluido".

¿Quieren arruinar definitivamente el cuento de Walsh? Escanéenlo, pásenlo a Word, coloquen cuerpo y nota en sus respectivos contenedores automáticos previstos por el programa y empiecen a jugar con los parámetros de texto que Walsh, hombre de Remington, no tenía a su disposición: tamaño de letra, márgenes, interlineado, tipo proporcional o monoespaciado, etc.

Y la delicada arquitectura del cuento, la estudiada relación que en cada página adquieren la nota y el cuerpo de texto, esa que hace pensar en un cinematográfico montaje paralelo, se desmorona, vale decir, como un castillo de naipes.

Me dirán: especulación anacrónica, un sofisma, una falacia.

Y claro. Tendrían razón.

Pero para que haya texto fluido primero hubo Remingtons. La cuestión es que Remingtons ya no hay más.

¿Se acuerdan de cuánto queríamos a Steve Ray?



Un tío, que quiso enseñarme a tocar la guitarra, me dijo alguna vez el objetivo era lograr acariciarla.

Ahora me acordé ansí, enredepente.

.:::kAsOrIO:::


kE sAbEn dE nOvIOs kOn tUtu....



kE sAbEn dE vInOs En lA pIcInA



kE sAbEn dE tOmAr En bOtEllA



kE sAbEn dE pIcInAsOs En bOlAs...



kE sAbEn dE kAmIsAs Al rEvEs




kE sAbEn dE dEsAyUnOs lUEgO dEl jOlgOrIO....




kE sAbEn dE dOrmIr kOn tErnO



kE sAbEn dE vIAjAr pOr Un AmIgo

kE sAbEn dE hOspItAlIdAd

kE sAbEn dEl rAtOn kUrAO tIrandO lAs manOs En El bUs

kE sAbEn dEl rOdrIgO bAjAndO dEl bUs A mItAd dE kAmInO pOr nO vIO A nAdIe

kE sAbEn dE shElAs kOn pOllO y EnsAlAdAs



kE sAbEn dE metrO sAlOn cAmA ....jajajaja

PD: EL LALO Y EL PEDRO FUERON AL KASORIO?

...y kE sEAn mAs...



"...no me es posible ni tan siquiera imaginar..."

"..que pueda hacerse el amor mas que volando."
Oliverio Girondo dixit.

La noticia es ésta.

Y yo me pregunto cómo será garchar en gravedad cero...

Solo como un perro

Estaba yo en el pozo cuando Gaspar se rió.

-Qué... -dije.

-Mirá lo que te hace hacer un perro, curepí-aclaró. Reí también.

-Dejame a mí -se metió en el agujero y cada palada suya eran dos de las mías-. Se nos va a hacer de día.

Mientras yo recuperaba el aliento, ví a Juan que se asomaba sobre su cerco. Mi mujer andaba por ahí.

-Son amigos, ¿no?

No escuché la respuesta de mi mujer, que le habrá dicho "sí, son Pablo y Gaspar". Menos mal. A Juan le gusta jugar a los policías y ladrones y podríamos habernos comido un par de chumbazos. Habrá recibido además un resumen de situación: se murió el perro de los vecinos de enfrente. Hoy a la tarde. Venía jodido, una especie de tumor.

Y para enterrar un gran danés hay que hacer un pozo casi como para meter a una persona. Si. Más o menos como para una persona.

-Le faltaba hablar -la prima de Gaspar se arrimó a acompañarnos, sin querer ver al perro.

-Las cosas que hay que hacer por los vecinos -dijo Gaspar, en un descanso.

-Y... no podemos dejarlo ahí tirado hasta que a los dueños se les dé por terminar sus vacaciones -y bajé yo al pozo.

-Es que estaba depresivo.

-El tumor en la pata ya lo tenía...

-Ya lo tenía, sí, pero se entregó. Estaba triste de estar solo. ¿Lo viste como estaba hoy?

Si, claro, si lo bajé yo de la camioneta del veterinario. Un perrazo de sesenta kilos tirado en una lona que usamos como camilla para llevarlo a su canil, con la cabeza colgando, ya como muerta. Si: entregado.

La luna llena completaba nuestro cuadro de sepultureros. Pensarán que busco darle a mi relato un toque banalmente tétrico, pero era así, nomás. Ahí estábamos y había luna. Luna, luna llena.

Menguante.

Me doy cuenta de que no le sacamos la cadena del cuello. La imagino con destino de fósil: la encontrarán cuando alguien decida construir en este baldío.

No sé por qué pero no fue con la primera palada que le hechamos encima, después de descoyuntarle las patas para acomodarlo en el hueco de todas maneras estrecho, sino con la segunda que Gaspar se despidió.

-Chau, Bull.

Ingenuamente, como un conjuro, después de todo quizás en eso consiste, repetí el saludo en voz baja. Seguimos llenando el pozo hasta que quedó el montón de tierra removida. Después, lavamos las palas.
...y mi padre dándome explicaciones, queriendo ser comprendido. Ser comprendido será ser justificado y eximido de culpa: las razones son causas y las causas son fatalidades: las cosas no pudieron ser hechas de otro modo. La historia familiar es una historia de fracasos, traiciones y envidias. Como cualquier historia familiar, convengamos, lo que hace mágico y maravilloso al relato de una historia familiar. Y en esa historia se recortan las decisiones sin brújula de mi padre. Categóricas, indudables, pero necesitadas de la mirada comprensiva del hijo. Y ahí estoy yo, viendo las lágrimas empujar desde cuarenta años atrás hasta hacerse irrefrenables. Siento que entiendo, que comprendo y que me importa un carajo si las cosas fueron como fueron o podrían haber sido de otro modo. Fueron. Y eso es, al menos, lo que me gustaría creer. Que ya fueron y que no me atan.

Sin embargo.

Ahí estoy yo, escuchando el relato de mi padre en un día de sol en un parque en las afueras de La Plata. Podría decir que sopla el viento y que los mosquitos acechan. Sería verdad. Podría decir que el pasto está crecido y molesta. Pero no sé qué ganaría con esa descripción.

Yo soy el hijo de ese hombre. Y saber eso ya es algo.

Del esquema "introducción-nudo-desenlace" en el relato breve, de la concisión en el lenguaje y de esa costumbre alguna vez de moda de utilizar títulos desproporcionadamente largos: un caso


"Vini, vidi, vici"

Yo tenía una amiga...

...que había acuñado (o adoptado, no lo sé) la frase "sacámela más adentro". Caprichos de la mente me hacen recordar su agudísimo sentido del humor y el impactante par de razones con que sostenía tamaña exigencia.

Para su fortuna, nunca le faltaban caballeros dispuestos a intentarlo.

Colabore con la policía: péguese solo...

  • y use una cuenta de correo de un proveedor público, digamos Gmail;
  • mande el texto sin encriptar, ¿o acaso tiene algo que esconder?;
  • guarde todos sus archivos en un servicio de almacenamiento en línea como eSnips (que por ahora no es de Google);
  • lleve la contabilidad de su negocio con las hojas de cálculo de Google Docs and Sheets;
  • si es tan amable, indíquenos su geolocalización con Google Earth;
  • es más, suba la vista del techo de su casa obtenida mediante Google Maps y póngala en Flickr; en realidad la imagen ya la teníamos (o quién piensa que es el dueño del satélite que la obtuvo), pero quisiéramos confirmar que es usted el que vive ahí;
  • ya que está en Flickr, no olvide describirnos con las adecuadas fotografías su cara, las caras de sus familiares y el lugar donde vive;
  • de paso, puede informarnos acerca de su gestualidad con un videíto, vamos, no sea tímido y ponga un video suyo en YouTube;
  • cuéntenos sus miedos, fobias, fantasías, expectativas, deseos, dolencias, intervenciones y ya que está, infórmenos de sus gustos musicales, los libros que lee, las películas que vé y todo eso. Tiene varias opciones: puede completar su perfil de Blogger o abrir alguna de las múltiples listas de deseos de comercios en línea como Amazon;
  • mendiante Google Calendar, indíquenos las fechas relevantes para usted, como su cumpleaños y los de sus amigos, socios o clientes, marque cuándo se va de vacaciones, qué reuniones prevé, etc., usted elija;
  • etc.

"Usted se ha comunicado con el Servicio de Atención
Telefónica de las Enfermedades Mentales.
Si es esquizofrénico, marce 2,
si es obsesivo, marque 9, 9, 9, 9, 9, 9, 9, 9, 9...
si es paranoico, no marque nada: ya sabemos todo de usted"

(Una de las formas que puede adoptar
el recuerdo que tengo de un chiste que le escuché a
Enrique Pinti)


La única esperanza, si es que tiene algún sentido poner la cosa en términos de esperanza, es que, cuando el panoptismo sea acabado y milimétrico, cuando amablemente todos los habitantes del globo, incluida esa gran mayoría que en su vida ni hizo ni recibió una llamada telefónica, nos hayamos puesto de buen grado y por propia voluntad al alcance de la mirada de Big Brother, se compruebe esa idea según la cual, cuando un dispositivo, una tecnología, un modo de la socialidad alcanza la hipertrofia, la plena realización, la total consumación, "revierte": si somos afortunados, quizás descubramos que el mapa, para ser perfecto y exhaustivo, habrá alcanzado las exactas y mismas dimensiones que el territorio que describe, volviéndose superfluo, inmanejable e inútil.

Separador

En radio y televisión hay un elemento retórico al que le llaman, al menos en Argentina, "separador", un fragmento de audio o imagen cuya única misión es separar un contenido de otro, estableciendo una puntuación en el continuo visual o sonoro.

A falta de algo semejante propio de este medio, escribo este post para cumplir exactamente esa función, poniendo un coto a la inercia que empuja desde el post anterior.

Yo no sé si uno vuelve renovado o no de las vaciones, pero ellas también son, las más de las veces, apenas un discreto separador entre un año de yugo y otro año de yugo, una forma de establecer una caprichosa puntuación en el continuo de la cotidianidad.

Metele que son pastele'.